Monforte se convierte en un observatorio de ornitología

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Un ejemplar de papuxa das amoras o curruca capirotada capturado para su anillamiento.
Un ejemplar de papuxa das amoras o curruca capirotada capturado para su anillamiento. roi fernández< / span>

El municipio acogió la primera de una serie de jornadas bianuales de investigación 

07 sep 2015 . Actualizado a las 21:53 h.

La parroquia monfortina de Distriz fue ayer escenario de lo que se pretende que sea la primera edición de un encuentro bianual de observación y anillamiento de aves. La jornada -en la que participaron integrantes de la Sociedade Galega de Ornitoloxía, la asociación Hábitat y los grupos Píllara y Hércules- coincidió con el cincuenta aniversario de las primeras investigaciones realizadas en el mismo lugar por el prestigioso ornitólogo británico Christopher Mead, quien puso de manifiesto la riqueza de la avifauna del valle de Lemos y el especial valor de esta zona como refugio de las aves migratorias en sus desplazamientos desde el norte de Europa hasta el sur de la península y el norte de África.

Además de rendir homenaje a la labor científica de Christopher Mead, los organizadores del encuentro pretenden estudiar la evolución que han experimentado en este medio siglo las poblacion locales de aves, comparando sus observaciones con las que hizo en su día el naturalista británico. Según explican, su primera impresión es que la zona ha sufrido durante este tiempo una importante pérdida de biodiversidad.

En su momento, Christopher Mead catalogó en Distriz 96 especies de aves. Los participantes en la jornada ornitológica de ayer pudieron inventariar en torno a medio centenar, sumando las que fueron capturadas con redes y anilladas y las que se registraron mediante avistamientos y escuchando sus cantos. «Pode que o día non fose o máis adecuado, pero o certo é que os resultados son radicalmente distintos dos que obtivo Mead no seu día», explica Cosme Damián Romai, uno de los promotores de este encuentro. «As nosas capturas foron moito menos numerosas e o número de especies que rexistramos é moito menor», añade.

A su juicio, este empobrecimiento de la avifauna puede deberse a las importantes alteraciones que ha sufrido el paisaje de la zona en las últimas cinco décadas. «Polo que sabemos, antes había máis zonas abertas e campos de cereal, e neste tempo a maioría dos cultivos abandonáronse e foron reemprazados en parte por plantacións de piñeiros ou por áreas de bosque e matogueira», dice Romai.

Más aves de bosque

El abandono de las tierras de labor y el incremento de las áreas arboladas, por otro lado, ha dado pie a que la presencia de las aves propias de los bosques -como los ferreiriños o carboneros- sea ahora proporcionalmente más alta que hace cincuenta años. Pese a ello, los ornitólogos pudieron capturar y anillar ejemplares de varias de especies de pájaros conocidos popularmente como papuxas, que se asocian sobre todo con espacios abiertos. Es es caso de la papuxa común o curruca zarcera (Sylvia communis), la papuxa das amoras o curruca capirotada (Sylvia atricapilla) y la papuxa picafollas o curruca mosquitera (Sylvia borin). «Isto indica que a pesar das transformacións da paisaxe que houbo nas últimas décadas, os ecosistemas tradicionais seguen existindo en certa medida», sinala Romai.