Vendimiadores brasileños en la Ribeira Sacra

LEMOS

USC

17 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

1El romance entre Brasil y el vino es un hecho. Según el Instituto Español de Comercio Exterior es, después de China, el país en el que más crece el consumo. También lo hacen las importaciones y la producción propia, que creció en el último año un 40%. El país está ya entre los principales productores del mundo. Quizá alguno de los futuros trabajadores del sector se haya formado en Galicia. Quizá sea alguno los veinte alumnos de la clase de viticultura que cursan el grado en industrias agroalimentarias e ingeniería agrónoma en Lugo gracias al programa Ciência sem Fronteiras. Ayer los jóvenes cariocas visitaron el viñedo experimental del grupo de viticultura de la Universidade de Santiago. Allí pudieron conocer, de mano del profesor Julián García Berrios, los detalles de la vendimia, la entrada de la uva en bodega, así como de la posterior preparación para la vinificación.

Cinco millones de kilos

2 Los estudiantes brasileños habían mostrado un gran interés por la viticultura gallega y, muy en particular, por la de la Ribeira Sacra. Pero si retrasan solo un par de días más la visita, probablemente no hubiesen podido participar en la vendimia. Según el consejo regulador, de las bodegas adscritas, 91 han cerrado ya la campaña y solo quedan cinco por hacerlo. Aunque la previsión no era muy halagüeña, finalmente la cosecha ha estado en la linea de la de años anteriores. El domingo, día 15, se habían recogido 5.444.709 kilos de uva.

Márketing solidario

3 Ahora solo falta que la próxima cosecha tenga la calidad a la que nos tiene acostumbrados y que el vino se venda bien. Algo nada fácil en los tiempos que corren. Que se lo digan si no al autor del libro El Convenio R.A. Indígnate si quieres pero guarda las tijeras y mueve el culo, Alberto Amaro, que para salir de la crisis propone algo así como un «márketing solidario» con el que «cuanto más ganas tú, más ganamos todos y menos debemos». Y aunque de momento las ventas de su libro no acompañan como desearía, lo cierto es que ya hay quienes se benefician de cómo va la cosa: los vecinos de Lorca. Amaro hace ingresos -en función de las ventas- en la cuenta solidaria para colaborar en la reparación de los daños causados por el terremoto.