El edificio de la AISS lleva 7 años funcionando y aún sin licencia

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

LEMOS

Arquitectos del Concello y Trabajo inpeccionaron el inmueble esta semana

09 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El edificio de la AISS carece de licencia de primera utilización, permiso que se encuentra todavía en trámite, siete años después de que finalizaran las obras de reforma del inmueble. El arquitecto del Ministerio de Trabajo, organismo que sufragó los 4,8 millones de euros que costó la rehabilitación, inspeccionó el pasado miércoles las diferentes plantas, acompañado por el arquitecto del Concello de Lugo y se reunió con los responsables de las organizaciones que accedieron al patrimonio sindical. La CIG no acudió a la convocatoria en la que el secretario comarcal de Comisiones Obreras, Jesús Castro, expuso a los profesionales algunos de los problemas del edificio.

Fuentes sindicales señalaron que los técnicos no apreciaron ninguna circunstancia que impida la concesión de esta licencia siete años después de que finalizaran las obras, en la visita que cursaron a la AISS. El de este edificio no es un caso aislado. Existe otro precedente en la ciudad, el del recinto ferial, inaugurado por el entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga y que a día de hoy todavía está pendiente de esta autorización.

Sede de la Inspección

En el edificio de la casa sindical tienen su sede Comisiones Obreras, UGT, la CIG y la Inspección de Trabajo. La CEL cuenta también con una planta completa para oficinas de sus asociaciones sectoriales.

Las obras de reforma del edificio de la AISS comenzaron en el año 2001. Lo hicieron con retraso como consecuencia de algunos problemas administrativos. Tendrían que haberse iniciado a finales del 2000, para poder emplear una partida de 100 millones de pesetas que figuraba en los Presupuestos Generales del Estado de ese año. La licencia para ejecutar las obras no fue aprobada hasta febrero del año 2001, cuando era concejal de Urbanismo el actual presidente de la Diputación, José Ramón Gómez Besteiro. La UTE adjudicataria de los trabajos, Malvar y OHL, ejecutaron la reforma en dos fases y sin desalojar el edificio por completo. Durante los primeros meses vaciaron las plantas superiores, mientras un centenar de personas trabajaba en las inferiores. Cuando estuvieron acabadas trasladaron las oficinas a la zona más alta y acometieron la parte inferior. La reforma la planificó el arquitecto Javier Esteban, que ya tenía experiencia en este sistema de trabajo sin desalojar completamente el edificio en Murcia, Alicante y Tarrasa.

En el 2003, con las obras a punto de entregar, constataron que el nuevo salón de actos carecía de butacas y que en las plantas de la CIG y de UGT no había cableado para las conexiones informáticas y el teléfono. Los pisos superiores sí lo tenían porque la adjudicataria de las obras lo había instalado para poder realizar la mudanza y continuar la rehabilitación en las zonas inferiores. El Ministerio de Trabajo se apresuró a comunicarles a las organizaciones sindicales que, si bien había afrontado el gasto total de las obras, no estaba dispuesto a aportar un euro más.

En 2006, tres años después de que cada uno de los adjudicatarios de los cerca de 5.000 metros cuadrados del edificio reanudaran la actividad, en los espacios que tenían asignados, surgieron las primeras protestas. El principal, la falta de calefacción. En aquellas fechas CC.OO. denunció que en sus dependencias tenían que trabajar con los abrigos y bufandas puestos.