1Ni cabía nadie más ayer por la tarde en el auditorio del edificio multiusos de Monforte. Cientos de personas acudieron a presenciar el festival de despedida de curso del conservatorio Mestre Ibáñez, que dirige Fernando Sanmartino. Actuaban la mayor parte de los alumnos y los profesores de este centro municipal. Algunos lo hicieron en solitario, otros en dúos y los demás en pequeños grupos de cámara. También tuvieron su espacio los más pequeños, los que estudian iniciación y todavía no han empezado con ningún instrumento, el coro y la orquesta del conservatorio. Interpretaron piezas de clásicos como Haydn, Bach, Mozart o Beethoven, pero también sonaron canciones de autores modernos como John Lennon y música del folclore popular.
Los mejores de la clase
2En el instituto A Pinguela de Monforte hace ya días que despidieron el curso y que entregaron las notas a todos sus alumnos. El último día de clase, además de la entrega de notas, también se concedieron los premios de los concursos organizados por la biblioteca y por los distintos departamentos didácticos. Como ya es habitual en este centro, también recibieron un obsequio conmemorativo los estudiantes con mejores expedientes académicos. Los mejores resultados del segundo ciclo de ESO los tuvo Pablo Casas Quiroga; en el primer ciclo, Noelia Vicho de la Fuente; en bachillerato, Lucía Casas Quiroga; en los ciclos medios, Shaila Bello Sanmiguel; en los superiores, Carina Castro Carballedo y en los ciclos medios para adultos, Jesús María Díaz Sánchez. También reconocieron a María Inés Gayoso Rodríguez, que tiene el mejor expediente de los ciclos superiores de nocturno para adultos, pero no se llevó su obsequio porque no pudo asistir.
Boda en palacio
3El titular hace pensar en Buckingham Palace, pero no, lo tenemos mucho más cerca. Se trata del Palacio de Sober, que este fin de semana se estrenó como escenario para banquetes de boda. Los monfortinos Marta Franco y César Rodríguez fueron los primeros que escogen este hotel de Sober para celebrar un enlace matrimonial. Fue una celebración por todo lo alto, con música de gaita, comilona y una larga sobremesa en los jardines del palacio, con una espectacular vista sobre el valle de Lemos.