Por el camino de Froxán a Rendar

C. Rueda / F. Albo MONFORTE/LA VOZ.

LEMOS

Numerosos atractivos paisajísticos, históricos y etnográficos jalonan una ruta de cuatro kilómetros y medio por el valle del Lor, en la sierra de O Courel

20 jun 2017 . Actualizado a las 13:24 h.

El camino que une las localidades de Froxán y Rendar, en O Courel, permite disfrutar de algunos de los principales atractivos paisajísticos, históricos y etnográficos del valle del Lor y sus alrededores. El itinerario es de unos 4,5 kilómetros y el grado de dificultad que ofrece está entre medio y bajo.

Para iniciar la caminata hay que desplazarse primeramente a la aldea restaurada de Froxán, situada a nueve kilómetros de Folgoso do Courel y a 33 de A Pobra do Brollón en la carretera que enlaza estas dos poblaciones. El punto de comienzo de la ruta se encuentra a la altura del hospedaje de turismo rural Casa Aira. Al poco tiempo de empezar la marcha se llega a la plaza de A Carreira, donde hay que girar a la derecha y seguir andando hasta las últimas viviendas del pueblo.

A continuación, es preciso torcer a la izquierda por el llamado Camiño do Puxeiro para salir a la carretera que lleva a Castro Portela. Un poco más adelante -a unos 700 metros del inicio de la ruta- aparece un puente que salva el río Lor. Ahora toca caminar por el asfalto durante un kilómetro, hasta encontrar un desvío señalizado que parte a la derecha de la carretera y que conduce a las minas de Rendar.

El camino empieza con un suave descenso en dirección al río Lor. Se interna después en el bosque de Souto Vello, abriéndose paso entre soberbios castaños centenarios. Más adelante bordea la Pena do Xibre, una impresionante mole rocosa que cae verticalmente hasta el mismo cauce del río Lor.

Sequeiros y cabañas

A 2,7 kilómetros de Froxán, la ruta llega al lugar de Portela. Aquí se encuentran unos antiguos sequeiros -construcciones tradicionales para el seca do de las castañas- y varias cabañas que fueron utilizadas en su día para el almacenaje de hierba. A la derecha, en la margen derecha del Lor, se levanta de forma amenazante el peñasco de O Reconco.

El camino que lleva a Castro Portela está unos doscientos metros más adelante y arranca a la izquierda del camino principal. Hay que seguir de frente sin desviarse. Ahora la senda bordea otro souto de castaños y atraviesa una escombrera formada por abundantes cúmulos de piedras, vestigio de una explotación minera romana.

En un tramo que empieza en el kilómetro 3,3, el camino sufre un fuerte encajonamiento debido a que fue necesario cortar a mano, para abrirse paso, una enorme pared rocosa. A continuación la ruta atraviesa el arroyo de Redeleiras. La vegetación en esta zona es de transición entre la zona atlántica y la mediterránea: castaños, robles, acebos, madroños... Cuando se llevan poco más de cuatro kilómetros recorridos, en el lugar de Medo Pequeno, el camino desemboca en un profundo valle artificial, producto de varias explotaciones auríferas.