Los taxis no serán ajenos a la batalla contra el diésel que empieza a librar la administración local. Es un asunto que en sus primeros compases ha provocado algunas reacciones críticas del sector en algunas ciudades. En Lugo, de momento, el gobierno local deja la cuestión en manos de la Xunta y se limita a expresa su voluntad de que este servicio incorpore vehículos poco contaminantes o ecológicos.
Por medio del servicio de comunicación del Concello, el equipo que dirige López Orozco manifestó ayer: «Hai vontade de que se pase a ese tipo de vehículos». A renglón seguido añadió: «Estamos condicionados polas decisións que tome a Xunta e polos convenios que ofreza».
Del modo indicado, los socialistas le devolvieron la pelota a los populares de Jaime Castiñeira. Días pasados, el portavoz popular se entrevistó con los representantes de las asociaciones de taxistas. Entre las cuestiones que expusieron estos profesionales del volante, estuvo que tienen prácticamente cubiertas sus necesidades en cuanto a medidas de seguridad, por lo que quieren que parte de las ayudas que la Xunta destina a este fin pasen a tener por objetivo la adquisición de vehículos híbridos. Castiñeira comunicó esta demanda al conselleiro que, según la versión del citado concejal, se comprometió a estudiar el asunto.
Gestión necesaria
A la vista de la respuesta dada por el gobierno local, se infiere que no ha mantenido conversaciones con el sector del taxi para ver cómo articular el paulatino cambios de los vehículos diésel por otros híbridos o propulsados por otros combustibles menos contaminantes. La falta de diálogo es una de las quejas frecuentes de los taxistas allí donde ha empezado a abordarse el cambio, como es el caso de la capital de España. Allí la renovación de las licencias estará vinculada de algún modo con el citado cambio en los vehículos.