Las rebajas de Lucus Augusti, las más exitosas del Imperio

Gadea G.Ubierna

LEMOS

19 jun 2008 . Actualizado a las 12:00 h.

Una liquidación de Armani en la Quinta Avenida no causan el mismo furor. Menos de media hora fue el tiempo que tardaron ayer en agotarse los casi cien trajes que el Concello ha prestado para el inminente Arde Lucus. «Yo a las nueve de la mañana ya estaba aquí» decía, nerviosa, una mujer que esperaba, en la primera fila del salón de actos del Uxío Novoneyra que llegara su turno para probarse el modelo que lucirá el próximo fin de semana.

Y podrá lucirlo, precisamente, por ser tan madrugadora. Según la información del Concello, el préstamo de trajes comenzaba a las once de la mañana, pero a las diez y media, la mujer que tomaba nota y repartía los billetes con los turnos, daba el 90 y el 91.

A partir de ese momento, fue llegando gente que, tal y como entró al centro social, salió, puesto que era evidente que no iba a haber material suficiente para todos.

«Lo único que puedo hacer es daros las gracias por estar aquí, pero sintiéndolo mucho: no va a poder salir todo el mundo con ropa», explicaba, al cabo de unos minutos, una de las coordinadoras del curso de confección de la cárcel de Bonxe, Teté Latas. «Para las personas que han cosido los trajes, ver la repercusión que está teniendo su trabajo es muy importante», insistía Latas ante la variedad de rostros que le escuchaban con atención.

Por una parte, los ansiosos por entrar a probarse; por otra, los enfadados, que no entendían «la mala organización» y, para terminar, los tristes, que miraban de reojo sus próximos turnos al número cien y comprendían la urgencia de pensar una alternativa.

«Yo puedo explicarle a cualquiera cómo colocarse una sábana e ir igual de guapo» trataba de tranquilizar Latas.

El Concello, en un alarde de ingenuidad, había previsto tres días para repartir, bajo fianza, los cien trajes.