«Lugo es una diócesis desconocida en muchos de sus aspectos y bellezas»

LEMOS

Carrasco Rouco pasa el fin de semana en su vivienda familiar de Vilalba recibiendo felicitaciones y preparando los primeros contactos de su nueva agenda de trabajo

02 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Es la amabilidad personificada. El nuevo obispo está en su casa familiar de Vilalba desde el viernes por la noche. Llegó de Madrid conduciendo su coche y con un catarro castellano, pero aceptó la entrevista. Nos citamos en la cafetería del Parador de Vilalba, a 100 metros de su casa y de la iglesia de Santa María en donde fue ordenado sacerdote. Pero su santa madre se interpone en nuestros planes. Debido a la fiebre y la tos que tiene el nuevo obispo, le pide que no salga de casa. Así que hay que trasladar el escenario y el periodista irrumpe en el domicilio particular. Mejoramos con el cambio porque el entorno es mucho más propicio: en el acogedor salón de la casa familiar, rodeados de fotos de ceremonias religiosas. Justo detrás de la cabeza del entrevistado, como una aureola, una foto del cardenal Rouco presentando a su sobrina misionera María José Carrasco Rouco -hermanda del nuevo obispo- ante Juan Pablo II. La entrada se produce entre llamadas permanentes de teléfono. Mientras el nuevo obispo habla por su móvil, el teléfono de casa sigue sonando. La familia lo atiende para que la entrevista se pueda desarrollar, pero aún así, tiene que contestar varias veces. La locura de los teléfonos denota que estamos en el centro de la noticia. -Díganos cual es hoy su estado de ánimo. -Es bueno. El nombramiento es una responsabilidad impresionante. Es un cambio de vida hablando superficialmente, pero en las líneas de fondo de mi camino, no cambia nada. Las razones para hacer mi trabajo hasta ahora son las mismas: el servicio al Señor. -Viene a una diócesis con muchas peculiaridades. La más grande de España, con 1.150 parroquias, repartidas en tres provincias. ¿Tarea complicada? -Empezando a mirarlo más de cerca, creo que tiene muchas riquezas. Es una diócesis desconocida en muchos de sus aspectos y bellezas. Que haya riqueza y variedad, es bueno. Hay mucho más en Lugo de lo que la gente piensa desde fuera; es mi primera impresión. -La Diócesis de Lugo tiene aún bastante clero, pero de una edad media avanzada. ¿Va a ser eso un reto importante en los próximos años? -Es un dato esencial y determinante de mi tarea. Para los obispos los sacerdotes no son solo parte del trabajo, sino que conforman su entorno cercano. Ni negativo ni positivo. No puedo mirarlo sociológicamente. Son personas singulares que tendré que conocer. Pero es un factor determinante de la situación. -¿Cómo influyó en usted el Seminario de Mondoñedo, un centro importante en la formación eclesial a lo largo de varios siglos? -Mucho. Determinó mi juventud, aunque es difícil valorar en retrospectiva lo que significa tu propia educación. -La iglesia habla mucho en los últimos tiempos de la importancia de la inculturación. Usted que ha vivido en Europa y viajado, ¿qué importancia le da a la cultura gallega en un contexto europeo actual? -La cultura gallega es la del pueblo mío y es donde viven las personas. Es como su casa espiritual y es algo esencial para ellas. Con respecto a Europa, bueno, cuando yo era estudiante, en Europa lo único que les sonaba de Galicia era Santiago de Compostela. La iglesia es universal y no deberíamos contentarnos con menos. Una propuesta que no tenga un horizonte universal, al final no te deja satisfecho. Cuando uno encuentra un tesoro que tiene repercusión universal, eso enriquece y puede inculturarse en cualquier circunstancia. Nuestra cultura gallega lleva dentro una semilla universal por lo menos desde que la envolvió el cristianismo. -¿Hay una distancia insalvable entre las jerarquías eclesiales y los católicos de base? -Debemos reconocer que es un problema real porque aparece bastante en los medios y a veces puede que haya dificultades de comunicación, pero en lineas generales creo que no. La experiencia que yo tengo, hasta ahora como sacerdote, es que a la gente no le agrada ver distancias o problemas con sus obispos. -Su trayectoria personal y la de su tío, el Cardenal Rouco, tienen muchos paralelismos. -Bueno, en las lineas generales del sacerdocio de ambos, en que nos dedicamos a la enseñanza los dos y ahora también en el episcopado. Pero luego, son contextos de vida muy diferentes, porque él se ordenó después del Concilio, y entre el momento de su formación y ordenación y el actual hay muchas diferencias.