Cronistas de Lugo y Monforte

LEMOS

LA TRIBUNA | O |

21 oct 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

ESTÁN vacantes las plazas de cronista oficial en Lugo y Monforte y en ambos casos se abrió ya un proceso de elección. Es el momento de exigirles a las corporaciones locales que se tomen en serio este asunto. Porque en los tiempos de la dictadura se necesitaba un cronista adicto y obediente, para mayor gloria del caudillo. O como mucho un poco socarrón para el pregón festero. Y para cantar una saeta en la procesión a la Virgen. Pero afortunadamente aquello acabó y hoy la sociedad necesita a un cronista para otras cosas. Por ejemplo para consultarle sobre la estructura de la muralla de Monforte, antes de restaurarla. O para que investigue la historia del VII Conde de Lemos en Nápoles, rescate los documentos de Italia y traiga ese legajo de historia para publicar y difundir en Monforte, como está haciendo la historiadora Manuela Sáez, recientemente propuesta para Monforte. Igualmente es propio de un cronista explicar a la sociedad los fines o la planimetría de un edificio como el cuartel lucense de San Fernando. Así lo hizo recientemente Adolfo de Abel Vilela en Lugo, evitando que toda una ciudad comulgase con una rueda de molino y creyese que se acaban de descubrir los planos originales del cuartel de San Fernando, como contamos en los periódicos. ¡Los había publicado él para toda España hacía ya varias décadas! El cronista pues, debe ser una persona con conocimiento profundo de la historia de una ciudad. Y eso no está al alcance de cualquiera. Sólo de algunas mentes privilegiadas que además puedan dedicarse a la investigación en cuerpo y alma durante décadas, renunciando incluso a una vida mejor. Conocer la historia nos evitará tener que recuperarla cada poco tiempo, como les pasa ahora a algunos que aún siguen resentidos de una u otra pierna. ¡Después de 70 años!