Dos carnavales, frente a frente

Luis Díaz
Luis Díaz MONFORTE

LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

Crónica | Las comparsas toman Monforte Los disfraces de elaboración más sofisticada compitieron ayer con el humor irreverente en uno de los desfiles con mayor poder de convocatoria de toda la provincia

08 feb 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

Quién dijo niebla en Monforte. La invernía eligió ayer el disfraz de primavera y los participantes en el desfile de comparsas se lo agradecieron. No tanto la concurrencia, siempre caprichosa en estas celebraciones, que estuvo más remolona de lo habitual a la hora de asomarse al cortejo carnavalesco. Quizás sea cuestión de puntualidad. Acostumbrados a las interminables demoras de antaño, al respetable se le hace raro que la fiesta comience sólo con diez minutos de retraso. El desfile de Monforte es un enorme cóctel donde caben todo tipo de ingredientes: desde los disfraces más sofisticados -que es lo suyo en el Carnaval de asfalto- al humor de trazo grueso propio del Entroido tradicional. Hubo espectaculares fantasías orientales y africanas, una comparsa de insectos logradísima y coreografías a la carta más o menos afortunadas en su ejecución. Pero también un grupo de legionarios -con cabra incluida- que se reían hasta de su cetme , y una parodia de la creación que merecía los dos rombos televisivos. La comparsa Adán y Eva , que trajeron este año desde A Pobra de Brollón los vecinos de Santalla de Rei, dio que hablar. De entrada, por el espectacular dios de más de diez metros de alto que abría la comitiva, que debía recostarse y recuperar la posición cada vez que tropezaba con un semáforo. Después, por los visibles atributos de los adanes , que no se quedaron nada cortos al ponerse medida. Imaginación y crítica Los disfraces pueden gustar más o menos, pero nadie puede negar que el personal le hecha imaginación y mucha maña. En ocasiones incluso requieren un alarde de esfuerzo físico, como fue el caso los cocodrilos que hicieron a ras de suelo, aunque con patinete incorporado, el kilómetro largo que separa el inicio y el final del desfile. Mereció aplausos una especie de Enterro da Sardiña anticipado que daba sepultura a los puestos de trabajo de la cerámica y del polígono. El euro reaviva la conciencia social, pero el desfile es, hoy más que nunca, cosa de niños. Con el permiso de Santalla.