Castigo: quedarse sin móvil

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LEMOS

XURXO LOBATO

Reportaje El 28,09% de los niños gallegos entre 10 y 14 años usa teléfono propio, lo que obliga a los centros educativos a tomar medidas para evitar su uso en las aulas

14 sep 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

No cabe duda que el teléfono móvil sigue siendo una fuente inagotable de negocio, la principal del sector de las telecomunicaciones. Las últimas tendencias señalan que la edad de incorporación al uso de celulares continúa descendiendo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) el 28,09% de los niños gallegos entre 10 y 14 años disponen de teléfono móvil. Si las cifras no engañan, esto significa que 33 de cada cien pequeños tiene teléfono propio. La modalidad de pago más utilizada para los jóvenes son las tarjetas prepago. María Castro, dependienta de Vodafone en Lugo, dice que «si son los niños quienes recargan el saldo, lo hacen de cinco en cinco euros; si son sus padres, les dan sobre quince euros». Los progenitores que prefieren los móviles de contrato para sus hijos «suelen establecer un límite de 20 o 30 euros al mes», indica Castro. Según el INE, los hijos únicos son los más proclives a disponer de móvil propio, mientras que en las familias numerosas es menos frecuente. Los datos demuestran que en los hogares en los que un único hijo vive con uno de sus progenitores, divorciados principalmente, el porcentaje de niños con teléfono móvil se dispara hasta el 48%. Al parecer los jóvenes lucenses utilizan sus móviles para mandar mensajes, descargar logos y melodías y hacer llamadas perdidas para saludar a sus amigos. Además, quieren tener sus móviles a la última moda y gastan buena parte de su paga en comprar carcasas nuevas, pegatinas y fundas «calcetín». En las tiendas especializadas afirman que las ventas de terminales para niños se incrementan, sobretodo, en la etapa estival y en Navidades. Los padres premian a sus hijos por sus notas comprándoles un móvil. Además, en verano los padres quieren tener localizados a los pequeños las 24 horas del día cuando se van de vacaciones o campamentos, por lo que los celulares son de gran utilidad. En Navidad, los niños ya no piden juguetes, sino el último modelo de móvil. No se conforman con cualquier cosa, quieren los multimedia, capacitados para hacer fotos, reproducir melodías, enviar mensajes con imágenes y dotados de pantalla a todo color. Son potentes ordenadores personales en miniatura que supone a los padres un desembolso de entre 200 y 300 euros. En clase El aumento del consumo de móviles por niños en edad escolar, ha obligado a muchos centros educativos a tomar medidas drásticas para evitar que las aulas se conviertan en una desordenada sinfonía. El régimen interno del IES Lucus Augusti de Lugo prohibe totalmente el uso de móviles en las aulas. La directora del centro, Olga Díaz, afirma que «como es imposible controlar quién tiene el teléfono encendido en las aulas, cuando suena se le requisa, se lleva a la dirección y no se le devuelve hasta que venga el padre a buscarlo», y añade: «La tercera vez que se le requisa se considera una falta muy grave y se puede llevar al alumno ante el consejo escolar». Díaz indica que el peor castigo para los estudiantes es dejarlos sin móvil. De todas formas, la directora del instituto opina que no hay un exceso de uso de los celulares en el centro. Las épocas del año en que más problemas tienen con ellos son a principios de curso y en primavera, «períodos en los que los alumnos están más revolucionados». En ocasiones se permite usar el móvil en horario escolar «en el caso de que por motivo familiar tengan que recibir una llamada muy importante, se les permite su uso en el aula, pero son casos excepcionales», indica Díaz. Pese a las medidas adoptadas por los centros, alguno de los jóvenes explica que «los profesores no pueden llamarte la atención ni castigarte por tener el móvil encendido en clase, porque muchas veces también les suena a ellos».