Los vecinos de las zonas donde se acumulan los residuos recelan de las explicaciones que reciben sobre la ausencia de efectos contaminantes de esta actividad
29 mar 2003 . Actualizado a las 06:00 h.El negocio de la retirada de lodos de estaciones depuradoras parece sencillo. Lo primero es obtener la autorización como gestor de residuos por parte de la Consellería de Medio Ambiente. Luego, se alquilan los terrenos para depositarlos con el pretexto de realizar una plantación, habitualmente de maíz. Elegido el lugar de los vertidos, sólo queda por resolver la cuestión del transporte. A partir de ahí, según admiten fuentes del sector, se ingresan alrededor de 30 euros por cada tonelada trasladada al punto de reciclaje. Y el saneamiento de una población de 20.000 habitantes puede generar más de 2.000 toneladas al año. Las empresas autorizadas para la gestión de este tipo de residuos definen su labor como «aplicación agrícola de biosólidos», y achacan las quejas vecinales por la acumulación de lodos a un alarmismo para ellas injustificado. Pero los casos de A Bastida y Tuiriz, en Pantón, y Castelo, en el municipio de Taboada, han puesto manifiesto serios interrogantes sobre las condiciones en las que se desarrolla esta actividad. El maíz no aparece De entrada, ironiza uno de los vecinos que se opone a los vertidos «as plantacións de millo que xustifican o aluguer das terras non aparecen por ningún lado». Entre muchos sectores de la población se extiende la idea de que las plantaciones agrícolas son sólo una excusa para aprovechar un negocio de grandes dimensiones. Si una depuradora de las dimensiones de Monforte puede generar más de dos mil toneladas de lodos al año, la magnitud del problema del tratamiento de los residuos del saneamiento urbano salta a la vista. Hasta no hace mucho, los vertederos municipales soportaban esta carga. Pero el sellado de este tipo de instalaciones impulsado por la Xunta ha obligado a buscar soluciones alternativas más razonables.Sobre el papel, el aprovechamiento agrícola de los vertidos parecía una solución adecuada. Sin embargo, el problema es más complejo de lo que parece a simple vista. «Hay un porcentaje importante de sustancias procedentes de activiades nocivas que van a parar al alcantarillado y motivan que los lodos tengan concentraciones de metales pesados», explica un biólogo.Según su criterio, el arrastre de sustancias contaminantes «puede provocar un problema serio en suelos y acuíferos dentro de 15 o 20 años».En Taboada ya hay un precedente. Pese a las denuncias del propietario y el seguimiento que hizo el Concello a la actividad de la empresa titular de la licencia, la prolongada acumulación de lodos en una finca motivó la contaminación de una parcela colindante de manzanos dedicada a la agricultura ecológica, que será dada de baja en el consello regulador correspondiente por el arrastre de metales pesados por las lluvias.Los vecinos opuestos a esta actividad aseguran que se tarda demasiado en integrar los lodos en la tierra y recelan de las explicaciones técnicas que señalan que no existe efecto contaminante si los lodos se cubren de inmediato. La clave, insiste un educador ambiental, está en la calidad de los residuos. «Una depuradora debería generar materia orgánica, lo malo es si con ella vienen otras sustancias contaminantes», opina. Tratamiento previo Algunas empresas proyectan la construcción de miniplantas para dar un tratamiento previo a los lodos de las depuradoras. No obstante, hasta la fecha se depositaron directamente en los terrenos destinados a su aprovechamiento agrícola sin que las autoridades estimasen oportuno responder a las quejas de parroquias y ayuntamientos. En los controles periódicos de la Xunta no se ha detectado ningún problema de acumulación de sustancias peligrososas. Pero también aquí surgen suspicacias entre los afectados. «Si la ley establece tomas a una profundidad de hasta 50 centímetros y entierran a más de un metro el problema está resuelto», afirma uno de los vecinos que se opuso a los vertidos en A Bastida. La zona sur de la provincia de Lugo se ha convertido en punto de destino de los lodos procedentes de las depuradoras de las cabeceras de comarca y de poblaciones tan dispares como Vigo, Ourense, Vilagarcía, Celanova o Xinzo da Limia. Y hay quien se pregunta cómo es posible que fuera del interior de Galicia a nadie de interese el aprovechamiento agrícola de los residuos generados por el saneamiento del agua.