Todo sobre el parto: Las contracciones pueden deberse a la deshidratación de la madre»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

LA TRIBU

¿Es posible un parto vaginal después de una cesárea?, ¿qué opciones tengo para aliviar el dolor?, ¿qué llevar en el bolso para el hospital? Respondemos a estas y otras preguntas con la ayuda de una experta

02 feb 2024 . Actualizado a las 15:31 h.

Dar a luz es un acontecimiento monumental que marca el inicio de una nueva vida tanto para la madre como para el recién nacido. Este proceso, cargado de expectativas y emociones, es único para cada mujer. Por eso, aunque nos preparemos hasta en el más ínfimo detalle, las cosas no siempre salen como se han planeado o se esperan. Lo importante es contar con información fiable y entender cómo hay que actuar en cada caso. Con la ayuda de Elena Fernández, miembro de la Asociación Española de Matronas, desgranamos información esencial que hace falta saber antes de llegar a ese momento y desmitificamos algunas de las nociones que la cultura popular ha instaurado en nuestro imaginario acerca del parto.

Contracciones

Las contracciones se han retratado en series y películas como ese dolor intenso en la zona baja del abdomen que anuncia que la madre está iniciando el trabajo de parto. «Las personas cercanas a las mujeres les meten miedo y, en general, la sociedad asusta con ellas a las mujeres», observa Fernández.

Pero en la vida real, las contracciones no siempre son una señal que indica la inminencia del nacimiento del bebé. Lo cierto es que existen distintos tipos de contracciones que no solo ocurren por motivos diferentes, sino que incluso sus síntomas pueden variar en cada caso.

«Es importante distinguir entre contracciones Braxton Hicks, pródromos y contracciones de parto. También entender para qué sirven las contracciones y su trabajo principal, que es modificar el cuello del útero, dilatándolo y borrándolo, y ayudar al bebé a descender por el canal del parto», explica Fernández.

Las contracciones Braxton Hicks «suelen ser percibidas por la madre cómo un endurecimiento del abdomen y pueden comenzar tan temprano como la semana 20 de embarazo, pero más a menudo comienzan entre las semanas 28 y 30», detalla la experta. Estas contracciones «son indoloras e irregulares. No provocan la apertura del cérvix, ni hacen que este dilate para permitir el nacimiento del bebé», aclara.

Son numerosos los factores que desencadenan estas contracciones. Pueden deberse a la deshidratación de la madre o el aumento de la actividad física de ella o del feto, o las relaciones sexuales. «Es importante que si persisten, se vuelven rítmicas o dolorosas acudamos a urgencias, porque puede tratarse de un parto prematuro o una amenaza de parto prematuro», señala Fernández.

Por otro lado, puede haber pródromos y contracciones preparto. Se trata de contracciones poco frecuentes, indoloras y de intensidad irregular, que no irán en aumento. Suelen iniciar por la noche y remitir por la mañana. «Ceden en reposo y con una hidratación materna adecuada. Indican que el parto comenzará en las próximas horas o días. Tienen como fin preparar el cuerpo para todos los cambios físicos que se necesitan para el nacimiento del bebé. Puede ser normal que el proceso tarde varios días en desencadenar el parto, apareciendo y desapareciendo las contracciones de forma intermitente», explica la matrona.

Las contracciones de parto se diferencian de todas las anteriores en su regularidad y persistencia. Aparecen a partir de la semana 37. «Se repiten cada dos o tres minutos, no ceden con el reposo y se mantienen al menos durante más de dos horas seguidas», resume Fernández. En estos casos, hay que acudir a urgencias por parto en curso cuando las contracciones se repitan cada dos o tres minutos durante dos horas, en el caso de las madres primerizas, mientras que si han tenido otros partos pueden acudir cuando haya una contracción cada cinco minutos a lo largo de una hora.

Si hay contracciones fuertes rítmicas antes de la semana 37 que no ceden con reposo e hidratación en media hora o una hora, la experta indica que se debe acudir a urgencias, debido a que puede haber un riesgo aumentado de parto prematuro.

¿Cuánto dura el parto?

El proceso de dar a luz tiene diferentes fases y el tiempo estimado de duración de cada una de ellas es muy variable. En una primera fase, comienza la dilatación con contracciones que van subiendo en intensidad. Esta se denomina fase latente y culmina con cuatro centímetros de dilatación. «Esto quiere decir que hasta que no alcanzamos los cuatro centímetros de dilatación, no estamos de parto. Un tema que genera mucha confusión en las embarazadas y da lugar a que describan sus partos cómo “larguísimos”, cuando no lo son», señala Fernández.

El inicio del parto puede darse por dos vías. En el inicio espontáneo, aparecen las contracciones rítmicas y regulares que marcan el comienzo fisiológico del proceso. En cambio, cuando el inicio es inducido, se realiza una intervención médica a través de medicación o bien una rotura de membranas para iniciar el proceso de parto. Esta decisión se toma en base a las necesidades médicas del feto o de la madre y, como señala Fernández, «se aplica en alrededor del 15 % de los embarazos en España, que es una tasa bastante elevada».

«Un parto inducido suele tener una duración mayor, debido a que partimos de un estado “de reposo” de nuestro cuerpo y puede durar días», señala la matrona.

Si todo va bien, la dilatación sigue aumentando de manera regular, con un ritmo de tres o cuatro contracciones cada 10 minutos. Esta es la fase activa del parto, en la que se puede esperar una dilatación de medio centímetro por hora en el caso de las madres primíparas, o de un centímetro por hora en el caso de las que han tenido otros partos previamente.

«La duración de la fase activa del parto es variable entre las mujeres y depende de la paridad. Su progreso no es necesariamente lineal. En las primíparas puede durar de 8 a 18 horas y en las multíparas, de 5 a 12 horas», detalla la experta, aunque señala que «hay que recordar que cada mujer y cuerpo es distinto y se toma sus tiempos, pero a fecha de hoy eso es lo que dice la evidencia científica».

Elena Fernández es miembro de la Asociación Española de Matronas.
Elena Fernández es miembro de la Asociación Española de Matronas.

Dolor en el parto

El dolor es uno de los temas que más preocupan a las madres de cara al momento de dar a luz. ¿Qué opciones hay para aliviarlo? En realidad, explica Fernández, todo empieza mucho antes del parto. «Recomendamos a todas las mujeres y sus parejas o acompañantes acudir a clases de preparación a la maternidad, dónde pueden resolver todas sus dudas, miedos y entender el proceso del parto», propone.

«En estas clases, aparte de adquirir conocimientos científicos sobre el embarazo, parto y posparto, enseñamos diversas técnicas de relajación y respiración y explicamos la importancia del movimiento durante el proceso de parto. Ofrecemos otros recursos, como la hipnoterapia si la mujer lo desea, el uso de hidroterapia, el calor o la aromaterapia. Estas son algunas ideas para preparar el ambiente para ayudar a llevar mejor el dolor. También es importante el papel del acompañante y su trabajo en ese momento», señala.

En cuanto a medicación para el control del dolor, existen varias opciones, «como puede ser el Kalinox, que es una mezcla de dos gases medicinales, óxido nitroso y oxígeno, barbitúricos y analgesia regional, o epidural», explica Fernández. En todo caso, el manejo del dolor es algo totalmente personal, por lo que se aconseja individualizar según el caso. «Recomiendo a las mujeres acudir a las clases de su Matrona en el Centro de salud para comprender mejor todo y ver que método se adapta a ellas y sus necesidades», dice la experta.

El uso de epidural, señala Fernández, no solo es seguro, sino que es la intervención analgésica más utilizada durante el parto en toda España. «Como toda intervención médica, requiere de un consentimiento informado, donde se informará sobre los riesgos de la intervención. La mayor parte de las veces, los riesgos no aparecen y no hay problemas pero, naturalmente, como cualquier tratamiento o intervención podría aparecer algún inconveniente. Algunos ejemplos son un alivio parcial del dolor, picor en la cara o el abdomen, náuseas o vómitos, descenso de la tensión arterial o lumbalgia, así como aumento del riesgo de tener un parto instrumentado», señala.

¿Cómo se aplica la epidural? «La técnica consiste en la administración de fármacos en una zona de la columna vertebral que se conoce como espacio epidural. La técnica no es dolorosa, pero sí un pelín molesta», explica la matrona.

Parto vaginal: ¿es posible después de una cesárea?

«Sí, es posible y de hecho, se recomienda si la salud materna y fetal lo permiten, debido a que el éxito se sitúa aproximadamente en el 80 %, pero todo depende de la causa que haya originado la cesárea anterior. En el caso de que fuera por estrechez pélvica, la situación es la misma. No se ha modificado la pelvis. La evidencia científica demuestra que, aunque la incidencia de rotura uterina tras una cesárea previa es algo mayor en comparación que con un parto vaginal, es tan baja que lo permite», explica Fernández.

«Una mujer con cesárea previa suele poder decidir entre optar por un parto espontáneo y vaginal, inducción al parto si precisa con monitorización y medicación adecuada, ya que aumentaría el riesgo de rotura uterina un 1 %, o planificar otra cesárea antes de que comience el trabajo de parto. Se recomienda esperar un mínimo de 12 meses después de la cesárea antes de una nueva gestación», precisa la experta.

¿Qué sucede si el parto se retrasa o se adelanta?

«Si el parto sucede antes de las 37 semanas, se trata de un nacimiento prematuro. Entre las semanas 37 y 42, hablaríamos de un parto a término y a partir de las 42 semanas, de una gestación prolongada. Sin embargo, en la actualidad, se considera que un embarazo ha llegado al término completo a las 39 semanas», explica Fernández.

«Un recién nacido prematuro tiene más posibilidades de ingresar en una unidad de cuidados neonatales que uno nacido a término. Acorde a la evidencia científica, el hecho de que un embarazo sea una semana más corto o más largo puede afectar a la salud del bebé y de la madre. Pero hay ocasiones en las que, por motivos médicos, es necesario intervenir para preservar la salud materna y fetal. Se suele recomendar, si las condiciones de salud lo permiten, hacerlo a partir de la semana 39 o 40», aclara Fernández.

Posturas para el parto: ¿cuál es la mejor?

Hay distintas posiciones que se pueden adoptar, dependiendo de si la madre usa epidural o no. «Siempre la recomendación principal es hablar con la Matrona el día del parto para que ayude a la mujer a sentirse cómoda con ellas. Algunas posturas son vertical, cuadrupedia, decúbito lateral o semisentada. También destacamos otras opciones, como el uso de la fitball, el arco, o el rebozo entre otras», explica la experta.

Lo cierto es que no existe una única postura elegida para dar a luz. Numerosas sociedades científicas internacionales y españolas defienden la libre movilidad de la mujer durante el trabajo de parto. En este proceso, «la matrona tiene una función clave, que es la de asesorar y atender las distintas posiciones de la mujer durante la dilatación y expulsión acorde a las necesidades de la parturienta y de la posición fetal», señala Fernández.

«Durante el parto, la cabeza del bebé se adapta a los diámetros de la pelvis materna, mediante movimiento de avance y rotación de su cabecita, buscando el diámetro más ancho de la pelvis materna y ofreciendo su diámetro más pequeño. Es como un tornillo que se enrosca en su rosca. Con los cambios de posiciones y el parto activo, es decir, la libertad de movimientos, se facilita el descenso del bebé a la vez que se aumenta la satisfacción materna y ayuda con el manejo del dolor», explica la matrona.

En este sentido, se ha demostrado a través de evidencia científica que el uso de diferentes posturas durante la dilatación y expulsión da lugar a menos nacimientos asistidos, menos episiotomías, mejor control del dolor durante el nacimiento del bebé, menos patrones anormales de la frecuencia cardíaca fetal, más satisfacción materna y menor depresión posparto.

Episiotomía: ¿cuándo se realiza?

«Una episiotomía es una incisión o corte en la pared vaginal y el perineo para ampliar la abertura vaginal y facilitar el parto. No es un procedimiento de rutina y la madre debe ser informada antes de realizarla y debe conocer el motivo por el cual se realiza. Según los estudios recogidos por la OMS, la episiotomía solo es necesaria en un porcentaje pequeño de casos, cuando hay estrés fetal o en algunos partos instrumentales. La evidencia señala que la episiotomía de rutina no aporta beneficios y sí tiene complicaciones a corto y largo plazo en la salud de la mujer, como dolor durante las relaciones sexuales, dolor perineal o infecciones», aclara Fernández.

Recuperación tras el parto

«El puerperio, conocido como el "cuarto trimestre", no es una época fácil. La recuperación física del organismo materno, la adaptación psicológica al nuevo rol y la nueva vida requiere tiempo. Físicamente, tras el parto vaginal inmediato, la madre se encuentra dolorida y cansada. Además, hay varios factores que pueden provocar malestar, como los cambios hormonales, cicatrices perineales, hemorroides, entuertos o contracciones, dificultades para dormir, subida de la leche y músculos abdominales debilitados», explica la experta.

«Sin embargo, una cesárea es una intervención quirúrgica, y la recuperación a priori es mucho más lenta y dolorosa. En ambos casos es imprescindible la ayuda de la pareja o familia más cercana durante estas primeras semanas. Poco a poco, la madre se irá recuperando física y mentalmente, aunque la recuperación total posparto suele ser de alrededor de un año. Las primeras semanas posparto se recomienda andar. Cuando la matrona del centro de salud te dé el alta y tu suelo pélvico sea valorado por ella, se recomienda empezar a hacer ejercicio leve, especialmente hipopresivos o pilates. La dieta sana también tiene un papel clave en la recuperación», asegura.

Desmintiendo mitos

Lamentablemente, subsisten diversos mitos acerca de cómo es el parto que, lejos de aportar ayuda en este momento tan determinante de la vida de la madre y del bebé, solo contribuyen a generar angustia, miedo y confusión. Así lo explica Elena Fernández: «El parto ha sido, es y será siempre un proceso fisiológico natural, sobre todo en embarazos de bajo riesgo. Un parto sin intervenciones no lleva el uso de inducción ni medicamentos, usa métodos naturales para control del dolor y el número de tactos es mínimo, suele ser uno cada 4 horas en la fase activa del parto. No hay enemas y se lleva a cabo con pujos espontáneos», describe.

Asimismo, destaca los mitos falsos en los que muchas personas todavía creen. «Los más comunes que he oído son que el parto dura varios días, el uso obligatorio del enema y rasurado completo, que si rompo la bolsa comienza el parto, que mi fecha probable de parto es lo máximo que mi bebé puede estar dentro, que si en mi familia ha habido casos de partos complicados el mío también lo será, y que no es bueno beber y comer durante la dilatación. En realidad, si no has usado barbitúricos y epidural, se recomienda beber para mantenerte hidratada», precisa.

¿Qué llevar al hospital en la bolsa para el parto?

Es importante acudir al hospital con todo lo necesario para la llegada del bebé. Pero tampoco debemos desesperarnos, ya que los hospitales suelen proporcionar muchos de los elementos que hacen falta. Esto es lo que recomienda Fernández:

Para la mamá

  • 2-3 camisones con abertura delantera para que te sea más fácil dar el pecho (Consultar con el Hospital, en el público siempre proporcionan)
  • Zapatillas y chanclas para la ducha
  • Batas si se desea
  • Braguitas desechables o de algodón de cintura alta para que en caso de hacerte cesárea, la costura no coincida exactamente con la cicatriz (en el público proporcionan)
  • Sujetadores de lactancia
  • Compresas posparto (en público proporcionan)
  • Neceser: cremas hidratantes, cepillo de dientes, pasta de dientes, cepillo para el pelo, crema hidratante, coleteros o pinzas para el pelo, cacao para los labios, desodorante…..
  • Ropa cómoda para salir del hospital
  • Documentación: DNI padre y madre, tarjeta de la seguridad social, carpeta con todos los documentos del embarazo y certificado de casados/pareja de hecho

Para el bebé

  1. Pijamas (en público proporcionan)
  2. Bodies (en público proporcionan)
  3. Gorritos, ya que pierden mucho calor de la cabecita
  4. Muselinas/gasas
  5. Pañales y toallitas para recién nacido
  6. Neceser del bebé
  7. Conjuntito para cuando salga del hospital
  8. Silla del coche

Para el padre o acompañante

  • Pantalones de chándal, 1 vaquero (por ejemplo)
  • Camisetas
  • Calcetines
  • Calzoncillos
  • Cosas de aseo (peine, gel, champú, cepillo de dientes)

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.