Cuando la lucha por vivir empieza desde el minuto uno: así son los primeros días de un bebé prematuro

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD

LA TRIBU

Aproximadamente el 7 % de todos los bebés que nacen en España lo hacen de forma prematura, por debajo de las 37 semanas; suponen un total de 30.000 entre todos los nacimientos al año

19 nov 2022 . Actualizado a las 09:55 h.

Hay quien llega a este mundo luchando por poder sobrevivir. Aunque todos los bebés pasan por un proceso de adaptación a ese mundo inseguro que no se parece en nada al que habitaron durante meses, lo cierto es que para los que nacen antes de tiempo, la batalla se complica. Se consideran prematuros aquellos pequeños que nacen antes de las 37 semanas. Según apuntan desde la OMS, si lo hacen entre la semana 32 y la 37, son prematuros moderados a tardíos. Si el alumbramiento se produce entre la semana 28 y la 32, son muy prematuros, mientras que si se produce antes de la semana 28, son prematuros extremos. 

«Todo niño prematuro es de riesgo, solo que este tenemos que graduarlo. Se considera prematuro a aquel que nace por debajo de las 37 semanas, pero no es lo mismo nacer con 34 o 35 semanas que nacer por debajo de estas. Se habla de extremado gran prematuro por debajo de las 28 semanas. Eso significa que esos niños son de muy alto riesgo para sufrir complicaciones», apunta el doctor Alejandro Martínez, neonatólogo en la uci neonatal del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) y vocal de la Sociedad Española de Neonatología (SeNeo). 

David González ha asistido muchos partos de este tipo de bebés. «La clasificación va un poco condicionada a las dificultades que pueda presentar el bebé para adaptarse fuera del útero al no tener ciertos órganos de su cuerpo preparados del todo, maduros. Si hablamos de la semana 28 a 32 esta maduración no es completa, pero podría decirse que de la 32 a la 37 ya es otra historia. Es ese grado de inmadurez por el que se clasifican», cuenta el miembro de la Asociación Galega de Matronas (AGAM). 

Clasificación de los bebés prematuros.
Clasificación de los bebés prematuros. Cinthya Martínez - La Voz de la Salud

Los riesgos de un bebé prematuro

Un niño prematuro nace con sus órganos todavía en fase de desarrollo. No han completado la evolución normal dentro del útero materno, por lo que pueden presentarse complicaciones. Entre los problemas que se pueden presentar, Martínez apunta a que los problemas relacionados con el sistema respiratorio «son los más comunes» y entre ellos, la displasia broncopulmonar. Un trastorno pulmonar crónico que afecta a recién nacidos que necesitan un respirador al nacer o que han sido prematuros. 

Esta inmadurez a nivel pulmonar lleva a estos bebés a un mayor riesgo de sufrir apneas, tanto centrales como obstructivas. También posibles descensos de su ritmo cardíaco, síndrome de distrés respiratorio (también conocido como dificultad respiratoria neonatal), fallo respiratorio e incluso muerte súbita. «Hay que tener en cuenta que los pulmones dentro de la madre no los utiliza, pero fuera sí. Esa primera reacción que hacen al principio es clave para ver cómo van mejorando. Al igual que la madurez neurológica», añade González.

«La afectación más habitual y más frecuente, y que por desgracia, no hemos conseguido disminuir su frecuencia, son las afecciones pulmonares. Pero también existen otras, por ejemplo a nivel ocular, la retinopatía ocular. A nivel cerebral, una hemorragia intracraneal o alteraciones en el desarrollo del cerebro que pueden condicionar su vida», enumera el doctor Martínez. También menciona posibles complicaciones óseas, como fracturas patológicas o raquitismo de prematuridad, así como a nivel intestinal, como una enterocolitis necrotizante. 

La maduración cerebral se acelera a partir de la semana 34 de gestación. Los bebés que nacen antes de esta semana, la mayor parte de su desarrollo neuronal se debe producir fuera del vientre materno. De esta forma, pueden acabar desarrollando problemas cognitivos, conductuales o de motricidad. Por esa razón, los prematuros tienen un mayor seguimiento pediátrico durante sus primeros años de vida. 

Otro de los riesgos más frecuentes entre los prematuros es su alteración en la regulación de la temperatura. Son más susceptibles a padecer hipotermia porque tienen menor cantidad de tejido graso y por lo tanto, pierden el calor de su cuerpo con más facilidad. A esto hay que sumarle una mayor inmadurez de la función termorreguladora cerebral que se lleva a acabo a través del hipotálamo, y que, por lo tanto, contribuye en este problema. Cristina Lojo, matrona y vicepresidenta de AGAM, comenta que además de las incubadoras, a día de hoy existen calentadores neonatales, «una especie de cunas provistas de calefacción que permiten acceder fácilmente a los bebés porque son abiertas». 

Posibles riesgos de los bebés prematuros: 

  • Dificultades respiratorias
  • Apneas y descenso del ritmo cardíaco
  • Enterocolitis necrosante
  • Problemas a nivel óseo
  • Alteraciones en la regulación de la temperatura 
  • Hipoglucemia 
  • Hiperbilirrubinemia (un exceso de bilirrubina en sangre que se asocia a ictericia, un color amarillento en su piel y el blanco de los ojos)
  • Problemas de desarrollo neurológico

Los cuidados después del nacimiento

«Lo fundamental es favorecer la adaptación al mundo exterior. Eso significa conseguir un adecuado ambiente térmico, que consigan una buena temperatura porque son niños que se enfrían muy rápido. Al igual que mantener un adecuado nivel de hidratación. A veces incluso necesitan tres veces su volemia (volumen total de sangre circulante en un individuo) para mantener un nivel de hidratación adecuado para cada día», considera el doctor Martínez.

Debido a todo lo expuesto, los bebés que nacen antes de lo previsto necesitan unos cuidados específicos. «Sobre todo, la adaptación respiratoria. Son pulmones inmaduros que a veces tienen déficit de surfactante, por lo que tenemos que administrárselo nosotros», indica el neonatólogo. A partir de ahí, según la semana de gestación en la que se produzca el alumbramiento y la maduración de los diferentes órganos, se irán dando pequeños pasos: «Como lograr introducir la alimentación lo más pronto posible, que tratamos que sea lactancia materna porque es siempre la que siempre va a tener mejores resultados en esos bebés. También intentamos disminuir el número de infecciones que puedan llegar a sufrir. Disminuir su manipulación, intentar generar un ambiente lo más parecido al intrauterino». 

La prevención del parto prematuro

En una unidad de neonatos existe un equipo multidisciplinar. «La matrona está en atención primaria, en consultas y sala de partos. En la unidad de neonatos quizás tenemos poca presencia porque hay una enfermera pediátrica y ahí compartimos funciones. La matrona tiene hasta el primer mes, por así decirlo, con la madre y el bebé», asegura González.  

De esta forma, su compañera Lojo recalca que las embarazadas deben acudir ante cualquier tipo de síntoma, ya que el tiempo en estos casos, es crucial. «Es importante detectar pronto la amenaza de parto porque en muchos de estos casos se puede prevenir y frenar. Que se quede en una simple amenaza y no en un alumbramiento prematuro. No obstante, en el caso de que no sea posible, porque la naturaleza muchas veces es así e incluso podría llegar a ser contraproducente, son vitales las horas previas. Porque existe medicación, cuando hablamos del sistema respiratorio de estos bebés, que se puede administrar a la madre para ayudar a esa maduración pulmonar del bebé», comenta. 

La lactancia materna

La leche materna es el mejor alimento para los bebés prematuros, ya que los beneficios que esta brinda son fundamentales para su crecimiento y desarrollo. Por eso, las unidades de neonatología suelen albergar o están adscritas a un banco de leche. María Castiñeira es matrona en el del CHUS, que además abastece a los hospitales del área de Coruña, Ferrol y Lugo: «Nos encargamos de almacenar, procesar y distribuir la leche que donan otras madres». De esta forma, los donantes de los centros satélites envía leche «cruda» y en el banco «la procesamos, pasteurizamos y se la volvemos a enviar para que puedan utilizarla en aquellos recién nacidos que lo necesiten en sus hospitales». 

Esta leche se utiliza como alimento para los bebés prematuros, «sobre todo aquellos que pesan menos de un kilo y medio, que nacieron antes de las 32 semanas de gestación o que padecen alguna enfermedad grave», explica la matrona. Si el bebé no es capaz de agarrarse aún, esta leche se administra a través de una sonda nasogástrica. Sin embargo, Castiñeira recalca que el objetivo siempre es el mismo: que esa madre consiga tener una lactancia materna exclusiva

El objetivo no siempre es fácil de conseguir, ya que estas madres están preocupadas, sufren con el ingreso hospitalario del bebé y también con la separación de él que esto pueda suponer. «Se genera mucho estrés, como es normal, y no es el entorno más favorable porque lo mejor para la madre es estar con su bebé el mayor tiempo posible. Realmente estas madres están preocupadas, recuperándose de sus partos, tienen muchos miedos e incertidumbres de cara a la prematuridad. Nunca se pensaron estar en esa situación», explica Castiñeira. Pero la mayoría de las veces, esta lactancia materna exclusiva, se consigue. 

La llegada a casa y el seguimiento

¿Cuándo pueden irse a casa estos pequeños? «Básicamente, cuando sean capaces de valerse como un niño nacido a término», responde el doctor Martínez. Que sea capaz de mantener la temperatura por sí solo, de mantener las glucemias por sí solo sin necesidad de suplementarse o que tenga una succión correcta que le permita un crecimiento adecuado. El neonatólogo añade que este tipo de logros se suelen conseguir cuando el bebé «ronda los dos kilos o dos kilos y 300 gramos, más o menos es esa horquilla de peso». 

Edad gestacional de los prematuros

Cuando un bebé nace prematuro los profesionales médicos hablan de edad gestacional corregida. Es decir, si el bebé prematuro ha nacido con 25 semanas y ya tiene una semana de vida, su edad gestacional corregida serían 26 semanas. 

La edad gestacional corregida óptima para irse para casa suele estar en torno a las 36 o 38 semanas. 

Para el doctor, la importancia de hablar de la prematuridad recae en el amplio abanico de signos que pueden presentarse (o no) en estos niños con el paso del tiempo. «Esos bebés, aunque es verdad que están en la unidad neonatal, salen y se van para casa, pueden sufrir una serie de complicaciones o de alteraciones que puedan condicionar su vida. Por ejemplo, la patología respiratoria. Ese pulmón inmaduro que ha sido sometido a una ventilación mecánica y que a lo mejor tiene una distrofia broncopulmonar, es posible que no recupere nunca la función de un niño a término. Es decir, su función pulmonar va a estar siempre algo peor de cara al futuro y eso le puede condicionar, por ejemplo, si hace algún tipo de actividad deportiva», subraya el doctor. 

Otras posibles complicaciones a las que hace referencia el doctor son haber sufrido una enterocolitis necrotizante y que «a lo mejor se le ha tenido que operar y extirpar un trozo de intestino, puede tener un intestino corto y problemas de absorción, nutrición y engorde en el futuro. Su desarrollo neurológico puede también condicionarse, es decir, pueden ser niños que a lo mejor les cuesta un poco más el aprendizaje, pueden tener mayor riesgo de trastornos de déficit de atención e hiperactividad e incluso parece que puede darse un poco más de incidencia de trastorno del espectro del autismo». 

Así, son niños que hay que vigilar desde un punto de vista disciplinar. «Eso no quiere decir que no haya niños que vayan perfectos. Existen muchos que no tienen ningún problema y que son como cualquier otro niño que naciera a término», concluye Martínez.

El pasado jueves, 17 de noviembre, se conmemoró el Día Mundial del Niño Prematuro. 

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.