¿Qué es un parto velado como el de Verdeliss? 1 de cada 80.000 bebés nacen con la bolsa amniótica sin romper

UXÍA RODRÍGUEZ / LAURA MIYARA LA VOZ DE LA SALUD

LA TRIBU

El parto velado ocurre cuando el bebé nace con la bolsa amniótica intacta.
El parto velado ocurre cuando el bebé nace con la bolsa amniótica intacta. La Voz de la Salud | iStock

La conocida «influencer» Verdeliss acaba de dar a luz a su octava hija, Deva, de esta manera

22 feb 2022 . Actualizado a las 18:00 h.

Nacer con la bolsa amniótica intacta, sin romper, ocurre en 1 de cada 80.000 partos. Lo más común es que esta bolsa, que está compuesta por una membrana muy fina y rellena del líquido que rodea al feto, se rompa cuando comienza el trabajo de parto, el famoso «romper aguas». Cuando esto no sucede, hablamos de un parto velado, a los niños que nacen así se les conoce como enmantillados, con manto, velo o toquilla. Este hecho no tienen implicaciones para salud del niño y tampoco para la de la madre, pero, por extraordinario, este fenómeno está rodeado de diferentes mitos y leyendas que señalan que los bebés que nacen así tienen «mucha fortuna». 

Estefanía Unzu, más conocida como la influencer Verdeliss, ha dado a luz a su octava hija, Deva. «Nació enmantillada, danzando en su líquido amniótico, nunca llegó a romper la bolsa. Un fenómeno así sucede en un parto de cada 80.000», contaba Veredeliss junto a una imagen en la que aparece con su pequeña en brazos, metida en la bañera en la que dio a luz y con su marido al lado.

«El parto velado es un parto precioso. Es un parto en el que el bebé consigue nacer envuelto en su bolsa, envuelto en el líquido amniótico. Pero esto es extremadamente infrecuente, porque es muy complejo que un bebé pueda salir de la vagina o en la cesárea rodeado de su membrana. Lo más frecuente es que se rompa la bolsa, porque la membrana es muy fina», explica la doctora Raquel Oliva, ginecóloga del HUCVA, miembro de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y profesora de la Universidad de Murcia.

La bolsa amniótica, que durante el embarazo envuelve y contiene al feto, cumple en esos nueve meses una función protectora. Está formada por dos membranas resistentes y transparentes, el amnios (en la parte interior) y el corion (en el exterior), que se van llenando dos semanas después de la fertilización. Entre ambas membranas hay una capa de colágeno y elastina que le da flexibilidad a la bolsa.

En su interior, el feto flota en líquido amniótico, un fluido compuesto por proteínas, carbohidratos, lípidos, fosfolípidos, urea y electrolitos. Durante el primer trimestre, el líquido está formado básicamente a partir del plasma sanguíneo de la madre. Luego, a partir de la semana 12 de gestación, el bebé comienza a llenar también la bolsa amniótica con su orina. En las últimas etapas de la gestación está compuesto en gran parte por orina fetal. El líquido amniótico alcanza su volumen máximo aproximadamente a las 34 semanas del embarazo, llegando a unos 800 mililitros. Como curiosidad, contiene células sanguíneas fetales, pelos del lanugo y vérnix, el pelo y la grasa que cubren la piel del bebé. Y su grado de salinidad es muy similar al del agua marina.

La bolsa amniótica está preparada para amortiguar posibles golpes, evitar lesiones al bebé y protegerlo de la presión de los órganos internos de la madre. Le permite al bebé moverse o «nadar» con cierta libertad en el vientre materno, lo que favorece a su desarrollo musculoesquelético. 

Aunque lo más frecuente es que durante el trabajo de parto se dé la ruptura de esta membrana, también puede suceder que se rompa prematuramente, antes de comenzar el parto (lo que se conoce como «romper aguas» o «romper la fuente»). Sin embargo, en algunas ocasiones es posible que esto no ocurra incluso hasta horas después de iniciadas las contracciones. Este es un fenómeno extremadamente poco frecuente y es por eso que los partos velados no suelen ocurrir. 

En algunos casos, aunque sea improbable conseguirlo, los profesionales pueden intentar hacer que el bebé nazca enmantillado, con el fin de obtener algún beneficio para él. «Lo buscamos o lo intentamos sobre todo cuando el bebé es prematuro y vamos a hacer una cesárea. Si el bebé no está de cabecita, intentamos voltearlo y darle otra posición sin romper la bolsa. Y luego, intentamos extraerlo envuelto en su bolsita, porque así está más amortiguado frente a cualquier golpe. Pero yo soy ginecóloga desde hace 20 años y he hecho dos partos velados buscados. Aunque lo pudiéramos perseguir, es poco frecuente», señala Oliva.

Amniotomía: ruptura artificial de las membranas fetales

Miriam Al Adib, ginecóloga y obstetra, explica que «la ruptura de la bolsa se puede producir de manera espontánea, incluso antes de que se desencadene el parto, pero si no ocurre así, en un parto fisiológico no es necesario hacer sistemáticamente una ruptura de la bolsa. De hecho, la OMS nos ha dado un toque a todos los profesionales sanitarios puesto que no está avalado científicamente que hagamos amniotomía de forma sistemática. Todo se debe individualizar según cada caso».

La amniotomía se produce para romper de forma artificial las membranas de la bolsa amniótica introduciendo una lanceta o gancho en la vagina de la mujer. Es una práctica bastante extendida, sobre todo, para acelerar el proceso de parto. ¿Qué dice la Organización Mundial de la Salud? «No se recomienda el uso aislado de amniotomía para prevenir el retraso en el trabajo de parto. No se recomienda el uso temprano de la amniotomía con conducción temprana con oxitocina para la prevención del retraso del trabajo de parto». Solo está aconsejado cuando hay una detención del proceso (unas cuatro horas de detención).

«Cada vez somos muchísimo más respetuosos con no romper la bolsa de forma innecesaria. Cuando la bolsa está íntegra, la mamá siente mucho menos los dolores, porque amortigua un poquito. Lo que sí es cierto es que es una maniobra que podemos utilizar cuando el parto se estanca, para intentar avanzar la dilatación. Se lo preguntamos a la mamá y, con su permiso, rompemos la bolsa. Pero de manera rutinaria no lo hacemos», aclara la doctora Oliva.

¿Cómo se rompe la bolsa en un parto velado? En cuanto nace el bebé, la bolsa se debe romper para permitir que el niño pase del medio líquido al gaseoso, dando sus primeras respiraciones y expulsando el líquido amniótico que pueda quedar en su sistema respiratorio. Puede que el bebé se mueva y el mismo rasgue el fino tejido de la bolsa. 

Jessica Maneiro, matrona: «Existe más peligro cuando se interviene para romper la bolsa»

Jessica Maneiro González, matrona del Sergas, tuvo la oportunidad de poder asistir a uno de esos partos velados que solo se dan en uno de cada 80.000 bebés. Explica que son mucho más frecuentes a partir del segundo hijo «porque todos los tejidos que hay en el suelo pélvico, cuando ya pasó un bebé por ahí, tienen memoria y no hacen tanta resistencia como en un primer parto. Por eso la bolsa amniótica no se tensiona tanto y es más probable que salga íntegra». 

La matrona remarca que en este tipo de partos «se hace una transición mucho más fuida porque el bebé lleva en la bolsa todo el embarazo y es un entorno seguro, hay transmisión de oxígeno todo el rato». Este proceso es el que se busca con los partos en agua, porque se produce una transmisión similar a la de un parto velado: «En el momento en el que el bebé sale del agua es cuando expande sus pulmones y empieza a respirar, que es lo mismo que sucede cuando se rompe la bolsa en un parto de este tipo». 

Sobre si la bolsa se debe romper sola o el equipo médico debe intervenir, Maneiro tiene claro siempre es mejor que lo haga de forma natural. «Si se rompe la bolsa no pasa nada y si no lo hace, tampoco. Cuando se interviene es cuando surgen los problemas, solo se debe hacer si es necesario. El bebé está en un entorno que ya conoce y ese reflejo de expandir los pulmones y respirar al salir de la bolsa se retrase, él está seguro». 

Recordando cómo fue su experiencia asistiendo a un parto así, la matrona lo define como «muy especial». Así lo relata: «Cuando nació el bebé, se lo dimos a su madre. Cuando ella lo estaba cogiendo, se rompió. Le dijimos que le retirara la bolsa de la cara, porque si no el pequeño es como si tuviera una telita a través de la cual no respira bien. Se la quitó, le vio la cara y se lo pegó a ella. Se creó un entorno bonito y especial porque también es una forma de promover el vínculo entre madre e hijo».