La salvación de Claudia tras un tumor cerebral con metástasis: «Tenía cinco años y nos dijeron que iba a fallecer»

Cinthya Martínez Lorenzo
CINTHYA MARTINEZ LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Claudia ha sufrido un tumor cerebral.
Claudia ha sufrido un tumor cerebral.

Su madre Rocío reclama más inversión en investigación y tratamientos, ya que su hija se encuentra viva ahora mismo gracias a la solidaridad

22 feb 2024 . Actualizado a las 17:38 h.

Claudia es una niña de Madrid que, con cinco años, después de pasar el covid, empezó a sufrir vómitos. «En el pediatra nos dicen que puede ser una secuela de la enfermedad, porque el estómago de los niños cuesta que vuelva a la normalidad, pero la niña no mejora», recuerda su madre, Rocío. Con los días, aparecen dolores de cabeza muy fuertes, empieza a ver doble y la pequeña sufre un desarrollo hormonal que no es normal para su edad. 

«Estuvieron sin hacerle ningún tipo de prueba durante un año y la niña cada vez estaba peor; por eso decidimos hacerle un seguro privado». La noche del 6 de noviembre del 2022 la pequeña entra muy mal en el centro médico. Le hacen pruebas y los médicos le trasladan a la familia que es necesario seguir al día siguiente. «Tan pronto como la meten en la resonancia, nos confirman que tiene un tumor cerebral, un neuroblastoma», explica su madre. Estaba realizando mucha presión sobre su cabeza y de ahí todos los síntomas que sufría la pequeña. «Estaba muy débil y como se había tardado mucho en llegar al diagnóstico, ya tenía metástasis».

El shock

Su madre confiesa que, a raíz de la noticia, se desmaya en el propio hospital. «Cuando me desperté, estaba loca: lloraba, gritaba. Le digo a al doctora que salven a mi hija, que la ayuden». La pequeña se queda ingresada, entra directamente en la uci. «Allí al neurocirujano le pregunto si alguna vez se había enfrentado a algo así. Él es claro y me dice que en una niña viva, no. Nos dicen que no pasábamos de esa noche, que Claudia iba a fallecer. Nos comentan que existe una operación, drenar la cabeza e ir sacando poco a poco el líquido que le está provocando esa presión. No obstante, esta no es posible porque ella tiene el cerebro muy inflamado, con mucha presión, moriría en la intervención. Se llevaría a cabo si la niña empeorara, de vida a muerte, para intentar salvarla. Pero que tal como les llega la niña no iban a tocarla».

A las ocho de la mañana, la pequeña entra en coma y se la llevan a quirófano. En el transcurso de la noche, tal como indica su madre, le habían puesto corticoides que desinflamaron el cerebro. Y se obró el milagro: «Pudieron llevar a cabo la intervención y esta salió perfecta, se estuvo drenando el líquido». A los cinco días, intentaron operarle del tumor. «Ese era el principal tratamiento, la cirugía. Pero debido a su estado no se pudo hacer mucho más que quitarle un pequeño trozo para darle nombre y apellidos al tumor, porque ya tenía metástasis».

Al poco tiempo les llaman para confirmar que Claudia se iba a someter a radioterapia, pero tanto a Rocío como al resto de la familia la idea les generaba mucha angustia porque había que radiar toda su espalda, pudiendo perjudicar a todos sus órganos. «Con la radioterapia que querían darle a Claudia, que era convencional, todos sus órganos se verían afectados a corto y a largo plazo». 

Descubrieron que había alternativa: la protonterapia, que solo se centra en la zona del tumor. Los órganos de Claudia seguirían intactos. «Pero me dice que mi hija no es apta puesto que tiene una metástasis cerebral», lamenta. Incansable, la familia acude a un centro privado donde le confirman lo contrario, «pero nos dicen que es muy costoso y que vayamos al Hospital Niño Jesús a hablar con su jefe de oncopediatría».

Así fue. Ese mismo día, ese doctor no esconde su sorpresa ni entiende por qué le habían denegado la protonterapia en el anterior centro público. «Le dan una quimioterapia puente porque estamos perdiendo mucho tiempo y el tumor sigue activo. Mientras, él lucha para que lo reciba. Se hacen tres reuniones en la Comunidad de Madrid, con los hospitales». En todas, la respuesta sigue siendo negativa. «Como madre decido que nosotros nos hacemos cargo de ese gasto. Pero no nos imaginábamos que costaba ese dineral: 67.500 euros. Bum, se vuelve a caer el mundo». 

Abrieron una campaña crowdfounding y a los cinco días, consiguieron el dinero. «Todo el mundo se volcó con Claudia», dice emocionada. El 14 de abril del año pasado recibieron los resultados después del tratamiento: «Mi hija está totalmente limpia de cáncer. No tiene metástasis, no tiene tumor, hace una vida normal porque de momento no tiene ninguna secuela, aparentemente. Pero es que además, sus órganos vitales están intactos, no se han visto perjudicados. Esa máquina limpió a mi hija de cáncer».

Rocío junto a su hija, Claudia, durante el proceso de protonterapia.
Rocío junto a su hija, Claudia, durante el proceso de protonterapia.

Claudia a día de hoy 

A día de hoy, Claudia tiene siete años y hace una vida como la de cualquier niño de su edad. Con todo, su madre precisa que la pequeña tiene un poco de miedo a la hora de volver a su vida normal: «Por ejemplo, le asusta ir al parque a jugar porque tiene miedo que le den un golpe. Es verdad que su infancia se paró y le cuesta. Pero ahora mismo corre, juega, canta… Lo que es salir al mundo exterior, es difícil para ella». 

Para terminar su relato, Rocío lanza un mensaje: «Se debe invertir en investigación y tratamientos. Si existe un tratamiento que le puede ayudar, darlo. Nunca sabemos lo que puede pasar. Una de las cosas que nos dijo el oncólogo de Claudia es que, al final, no debemos guiarnos por las estadísticas: puede haber un tumor con un muy buen pronóstico que se acabe torciendo y otro que crees que no va a salir adelante, y lo hace. No se puede descartar a una persona, en este caso a una niña, porque tenga metástasis cerebral. Al igual que tampoco se puede depender de los padres o fundaciones se muevan. Estamos hablando de salar vidas».  

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.