Germán Las Heras, hematólogo: «La anemia también es una causa de depresión»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Germán Las Heras es jefe de Servicio de Hematología y Hemoterapia en el SJD Hospital de Sant Boi, en Barcelona.
Germán Las Heras es jefe de Servicio de Hematología y Hemoterapia en el SJD Hospital de Sant Boi, en Barcelona.

El experto explica por qué una caja de hierro no es un tratamiento suficiente para la anemia, una enfermedad que sufre el 30 % de la población femenina en edad fértil

07 nov 2023 . Actualizado a las 12:41 h.

La anemia es una de las deficiencias de nutrientes más frecuentes en todo el mundo. Se calcula que cerca de un tercio de la población general la padece y, según datos de la OMS, los más jóvenes y las mujeres son los grupos más vulnerables: el 40 % de los niños menores de 5 años, el 37 % de las embarazadas y el 30 % del total de las mujeres en edad fértil sufren la enfermedad. La buena noticia es que la anemia es fácil de tratar. En general, basta con tomar un comprimido de hierro al día para solucionarla. El problema es que tanto sus síntomas inespecíficos, que van desde un cansancio generalizado hasta la caída del pelo o los desmayos, como la necesidad de controlar los niveles de hierro con análisis de sangre reiterados a lo largo de la vida son obstáculos para su correcto diagnóstico. Además, muchas personas dejan de tomar el hierro por sus efectos adversos a nivel gástrico. El doctor Germán Las Heras Manso, jefe de Servicio de Hematología y Hemoterapia en el SJD Hospital Sant Boi, en Barcelona, ha publicado recientemente una investigación sobre estos problemas y explica cuáles son las medidas que debemos tomar para prevenir la anemia.

—¿Cuáles pueden ser los primeros síntomas de anemia?

Cuando alguien está anémico, está más cansado. Si la enfermedad es importante, el corazón puede estar acelerado, puede haber taquicardia o al paciente le puede faltar la respiración, lo que se llama disnea. Concretamente, si hay déficit de hierro, como este mineral no solamente está involucrado en el transporte de oxígeno a los tejidos, sino que también está en los músculos y en otras vías metabólicas, al estar en los músculos, el paciente siente que se cansa mucho y que le cuesta tirar para adelante. Es como si la musculatura no le hiciera caso y le faltara un poco de vida. Luego, puede además haber trastornos del comportamiento, irritabilidad, insomnio o falta de concentración. Puede que se caiga el pelo y que las uñas se rompan. Aparecen todos estos síntomas inespecíficos.

—¿Esta inespecificidad hace difícil diagnosticarla?

—Sí, pero por fortuna, realmente es fácil de diagnosticar a través de un hemograma. La anemia se define por la disminución de los niveles de hemoglobina, que es el pigmento que llevan los glóbulos rojos para transportar el oxígeno. Si tienes la hemoglobina baja, tienes anemia. Eso es fácil de determinar; luego, hay que definir qué tipo de anemia tienes. Como la anemia por falta de hierro es la más frecuente, hay una serie de parámetros que se suelen pedir en el mismo análisis para saber si esa es la causa.

—¿Por qué tantas personas tienen anemia?

—La anemia más frecuente es causada por la falta de hierro. Hay varias cuestiones que intervienen en esto. Una muy importante es la menstruación. Las mujeres van perdiendo hierro en la menstruación cada mes. A veces, esto se debe a problemas ginecológicos, pero a veces sencillamente es el sangrado fisiológico de cada mujer. A lo mejor, la cantidad de hierro que se pierde es demasiada y no es suficiente compensarlo con la alimentación. Además, hay alimentaciones veganas y vegetarianas que pueden influir en esto, porque los alimentos que más hierro absorbible proporcionan son los de origen animal. Por otro lado, está de moda el fitness y las carreras, y las personas que hacen mucho entreno y sin ser necesariamente deportistas de élite, si corren muchos kilómetros a la semana, eso puede favorecer que aparezca una falta de hierro. Luego, los niños y adolescentes, por el crecimiento, necesitan una mayor cantidad de hierro y esto no siempre se cubre, porque ellos no siempre se alimentan como deberían. En el embarazo, si no se controla bien, sobre todo en el último trimestre el feto puede consumir todo el hierro que tiene la madre. Con lo cual, hay muchos factores que contribuyen a que la anemia por falta de hierro sea tan frecuente.

—Recientemente publicó los resultados de una investigación sobre anemia en España. ¿Qué halló el estudio?

—Se hizo una encuesta entre médicos de cabecera de los ambulatorios, para ver cómo se diagnosticaba a los pacientes. Para saber si un paciente tiene una anemia ferropénica, hay que pedir un hemograma para ver la hemoglobina y pedir la ferritina para ver los niveles de hierro. Pero la ferritina a veces no es tan útil, porque es una proteína que puede estar aumentada por procesos inflamatorios. Así, por ejemplo, cuando el paciente tiene 60 o 70 años y tiene un poco de artrosis, a veces la ferritina está falsamente elevada. En esos casos, lo que nos ayuda es otra prueba, la de saturación de la transferrina. Lo que indica es cuánta cantidad de hierro lleva la proteína transferrina. Si esta proteína está muy saturada, eso quiere decir que no tienes anemia ni ferropenia, y si está baja, sí que falta hierro. A veces esta prueba ayuda, pero cuando miras los resultados de la encuesta que hicimos, hay un 20 % de médicos que no piden esa prueba. Para saber qué nivel tienes de ferritina y cuánto tiempo habrá que tratar al paciente, interesa mirar ese nivel de ferritina. Y la saturación de la transferrina lo piden menos del 30 % de los médicos, así que a lo mejor hay casos de anemia ferropénica que pueden confundirse porque no se pide la saturación de la transferrina.

—¿Qué consecuencias puede tener a largo plazo una anemia sin tratar?

—Puede dar dolor de cabeza, taquicardia, problemas para respirar, altera la concentración del paciente, puede generar irritabilidad. El paciente puede acostumbrarse a funcionar con esa anemia, pero en realidad sigue allí. La ferropenia también es una causa de depresión, es como si te faltara energía para la vida y si esto se mantiene en el tiempo y no se trata, puede acabar con una hemoglobina muy baja y puede ocurrir que un día se levante de la cama muy mareado y se caiga. Allí habrá que ponerle una transfusión de sangre, entonces, hay que evitar llegar a eso.

—¿La anemia puede ser un síntoma de otro problema?

—En una mujer fértil o en un adolescente no es lo mismo que en una persona posmenopáusica, porque a partir de los 60 años una de las causas de la anemia puede ser el sangrado gastrointestinal y esto puede deberse a un pólipo o a un cáncer de colon o de recto. Por eso es importante a partir de determinada edad medir la sangre oculta en heces para diagnosticar a tiempo este tipo de patologías. Siempre que se pueda, hay que investigar cuál es la causa de una anemia.

—¿Qué recomendaciones puede dar para la prevención de la anemia?

—Es evidente que la dieta juega un papel importante. Tiene que haber un equilibrio entre la pérdida y el ingreso de hierro. Lo que más hierro absorbible lleva es el producto animal. El hierro animal está básicamente en las carnes rojas, y también en todo lo que lleva cáscara: berberechos, mejillones, ostras o almejas. Todo esto lleva ese hierro que se absorbe bien, mientras que el de los vegetales ya no se absorbe tan bien. Las lentejas tienen más hierro que otros vegetales, pero aún así no se absorbe tanto como el hierro animal. Para evitar la anemia hay que tener una dieta variada. Pero si el paciente tiene algo que le afecta a la sangre, por muy buena dieta que haga, la anemia puede aparecer. Si es una mujer que tiene reglas abundantes o es un chico joven que está creciendo muchísimo, ese riesgo está. Entonces, ante síntomas como la irritabilidad, depresión, pérdida de cabello o corazón acelerado, vale la pena consultar con el médico para que pida análisis y si hay anemia, tratarla.

—¿Las personas que entrenan tienen más riesgo?

—Si entrenan muy fuerte, corriendo más de cincuenta kilómetros a la semana, haciendo maratones y medias maratones, todos esos atletas acaban con falta de hierro. Si es una persona normal y corriente que hace mucho footing, tiene que tener en cuenta que se puede quedar con poco hierro, sobre todo si es una mujer en edad fértil, porque se asocian las pérdidas de la regla con las pérdidas del deporte.

—¿Por qué perdemos hierro con el deporte?

—En las personas que hacen mucho deporte hay una inflamación crónica. Porque las articulaciones están muy activas y eso inflama. Eso hace que la proteína que regula el hierro, que es la hepcidina, que bloquea la absorción de hierro a nivel intestinal. Por otro lado, durante las maratones, hay tanta oxigenación, tanta recirculación de la sangre hacia la musculatura, que no llega suficiente sangre a la mucosa intestinal y eso hace que haya cierta isquemia, cierta falta de oxígeno en esa mucosa y puede haber micro sangrados. Eso a la larga hace que tengas esos dos problemas de forma crónica.

—¿El tratamiento de la anemia debe ser crónico?

—Cuando una persona lleva muchos meses o años perdiendo hierro, tomarse dos o tres cajas de hierro en cuestión de tres meses no va a solucionarle el problema. Esto muchas veces no es suficiente. Habría que tratar a los pacientes 6 o 9 meses. Si la persona tiene una colitis ulcerosa o alguna otra alteración y va perdiendo sangre, a lo mejor ese paciente tiene que tomar el hierro durante años. Tampoco hay que tomarlo sin control, pero hay gente que para los tratamientos antes de tiempo. Siempre hay que mirar la ferritina y cuando está bien, se puede parar el hierro. Pero a veces las personas tienen pérdidas por la regla y entonces, por ejemplo, pueden tomar durante la menstruación una pastilla de hierro cada día esa semana, y seguir haciendo eso durante años. Porque si paran de tomar el hierro, al cabo de tres meses, vuelven a tener deficiencia. Los tratamientos se suelen dar durante tiempo finito y no se corrige la causa. Si las reglas son abundantes y se ha descartado que la paciente tenga un mioma u otra causa, esa paciente tendrá que estar tomando hierro durante muchos años. La anemia rápidamente se corrige, si es leve, tomando una caja y media de anemia se corrige, pero la ferropenia puede tardar meses en corregirse. Si le das a un paciente una caja de hierro, al cabo de cuatro o cinco meses volverá a estar igual. Por eso es importante volver a mirar la ferritina en el seguimiento.

—¿Cómo se debe tomar el hierro que se receta para la anemia?

—Hay diferentes preparados de hierro. Hay algunos que no se toleran excesivamente bien y otros que se toleran muy bien pero que tienen muy poca cantidad de hierro. Para tratar la anemia ferropénica, lo que recomienda la OMS es que en cada comprimido haya como mínimo 60 miligramos de hierro elemental. Y hay comprimidos que tienen 38 o 40 mg, o preparados que son líquidos. Si esto es así, o bien hay que tomar más cantidad de comprimidos, o bien tomarlo durante muchísimo más tiempo para que esto se solucione. Lo que se recomienda habitualmente es el sulfato ferroso. Hay personas que lo toleran bien y otras que no tanto. Si no se lo tolera bien, hay diferentes trucos, como tomarlo día sí y día no, o descansar unos días y luego volverlo a tomar. Pero hay otras cosas que influyen. A veces el tratamiento es correcto pero la forma de administración no. No se lo puede tomar con quelantes del hierro, ni con leche ni con té ni con café. Todo eso dificulta la absorción. Tampoco hay que tomarlo con antiácidos como omeprazol u otros llamados protectores de estómago. Lo ideal es tomarlo en ayunas por la mañana, con zumo de naranja, porque así es como se absorbe hasta un 30 % más. Se recomienda tomarlo con algo ácido para que el pH del estómago esté ácido y se absorba bien. Si se toman protectores de estómago, hay que hacerlo por la noche y tomar el hierro por la mañana.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.