Cómo aliviar los síntomas del resfriado en casa: lo que funciona y lo que no
ENFERMEDADES
Te explicamos la ciencia detrás de los remedios tradicionales
10 ene 2022 . Actualizado a las 22:40 h.Llega el invierno y aparecen los odiosos resfriados. Congestión nasal, estornudos, tos y dolor de cabeza o garganta nos acompañan por unos días, haciendo la vida más pesada y dejándonos agotados.
El resfriado común es una de las enfermedades más frecuentes en la época invernal. Se trata de un mal que aqueja a millones de personas al año y que no discrimina niños de adultos. Esto es así no solamente porque las bajas temperaturas favorecen la proliferación de los virus respiratorios, haciéndolos más fuertes y capaces de sobrevivir por más tiempo, sino también porque nuestras defensas están debilitadas: el frío vuelve más lentos a los cilios, pequeños pelos que protegen las vías respiratorias.
Existen más de 200 virus respiratorios que pueden infectarnos en esta época del año. A todos ellos se ha sumado el covid-19. Lo interesante es que, con la pandemia, se han logrado avances en nuestra comprensión de cómo se transmiten también otros virus que afectan a las vías respiratorias. Ignacio Molina Pineda de las Infantas, catedrático de inmunología del Centro de Investigación Biomédica de la Universidad de Granada, explica: «La temporada pasada, la cuarentena hizo desplomar las infecciones por gripes, virus respiratorios sincitiales y otros virus del invierno. Entonces, lo que estamos viendo es que las medidas de protección que hemos impuesto para la prevención del Sars-Cov-2 son muy eficaces también para la prevención de otros virus». Esto podría ser clave en el momento de prevenir las infecciones.
«Por otra parte, también estamos aprendiendo que, de las tres vías clásicas de transmisión de estos virus, que eran la transmisión por objetos, las gotículas y los aerosoles (que están presentes en partículas 100.000 veces menores que las gotículas), el principal mecanismo de transmisión de estos virus son los aerosoles. Esto ha sido una sorpresa, porque los aerosoles raramente se asociaban a enfermedades víricas. Ahora, se cree que la transmisión por aerosoles puede ser crítica en todas las enfermedades respiratorias por virus», señala Molina Pineda.
«Esto nos hace replantearnos qué debemos hacer a partir de ahora para prevenir las infecciones virales. Claramente, en este contexto, tenemos que poner el foco en la distancia y la ventilación de los interiores, porque los aerosoles permanecen flotando en el aire durante muchas horas, a diferencia de las gotículas que, por ser más grandes y pesadas, caen enseguida y no flotan», explica. En este sentido, lo fundamental es renovar el aire constantemente, ya sea con mecanismos artificiales, o ventilando los edificios de forma natural a través de aberturas.
«Otra de las medidas habituales que se aconsejan, que evita la dispersión de los virus, es la higiene personal, el lavado frecuente con agua y jabón de las manos y la desinfección de aquellos objetos con los que entremos en contacto de forma cotidiana, así como el uso de la mascarilla que, como hemos comprobado con el covid-19, funciona», sostiene Eduardo Lamarca Pinto, presidente de la Sociedad Castellana y Leonesa de Medicina de Familia y Comunitaria (SOCALEMFYC).
La infección de covid-19 por la variante ómicron presenta, de hecho, una sintomatología muy similar a la del resfriado común. Esto complica el diagnóstico y refuerza la importancia de ser prudentes y aislarnos si notamos dolor de garganta, mucosidad nasal o tos, hasta que tengamos el resultado negativo de un test.
Cómo mejorar un cuadro de resfriado
Aun tomando todas las medidas preventivas, puede que nos enfermemos. Y es que, como explicamos, el cuerpo está más expuesto a estos virus durante los meses del invierno. Cuando enfermamos, lo primordial es, por supuesto, el descanso. Con esto lograremos generar las condiciones necesarias para que el organismo se reponga más rápido. El reposo, indica Lamarca Pinto, debe ser ajustado a lo que el cuerpo pide, lo que dependerá de factores como la edad del paciente y el tipo de cuadro.
¿Los suplementos ayudan?
Si se trata de suplementos que nos protejan, Molina Pineda asegura que no funcionan. «Yo no creo que tengamos elementos que nos puedan reforzar las defensas en términos de suplementos. No tienen una base científica potente. Creo que el sistema inmunitario va a estar funcionando de forma correcta si tenemos un buen estado de salud, entonces hay que poner el énfasis en tener un estado de salud general que sea bueno», aclara.
Lamarca Pinto coincide en este punto. «Hay mucha mitología sobre alimentos, superalimentos y curas para la infección respiratoria. La mayor parte de ellos van en relación al aporte de minerales y vitaminas. Pero el fortalecimiento del sistema inmunológico no tiene ninguna fórmula mágica. Lo fortalecemos cuidando nuestra salud. Entre otras cosas, haciendo ejercicio físico de forma cotidiana y frecuente, y llevando una dieta basada en alimentos frescos, verduras, legumbres y frutas. Los suplementos de vitaminas se pueden indicar únicamente cuando los análisis demuestren que hay un déficit. De lo contrario, no está justificado tomarlos», dice.
Del mismo modo, los suplementos de zinc, que se utilizan a veces para reducir la duración de los resfriados, han sido estudiados con resultados ambivalentes. Si bien algunos estudios muestran que pueden ser útiles cuando se toman dentro de las 24 a 48 horas siguientes a los primeros signos y síntomas de un resfriado, el zinc tiene efectos secundarios potencialmente perjudiciales, señala la Clínica Mayo.
Tratamientos y medicamentos
«Para la mayoría de virus, lo que hay es un tratamiento puramente sintomático. Para virus habituales como el resfriado, no hay tratamientos específicos antivirales que podamos usar de manera razonable. Debemos hacer un tratamiento sintomático y dejar que el sistema inmunitario elimine el virus por sí solo», aconseja Molina Pineda. Es decir que, más allá de la ingesta de líquido y el reposo, tu tratamiento dependerá de los síntomas que tengas. «Si tienes fiebre, puedes tomar un antipirético como el paracetamol. Hay que tener también una buena hidratación. Si hay tos, se puede prescribir un antitusígeno», dice.
También se pueden usar atomizadores y gotas nasales de solución salina, que son de venta libre y ayudan a aliviar la congestión nasal.
El abc de las vitaminas
En contra de la sabiduría popular y del consejo que hemos escuchado de toda la vida, la vitamina C no es de gran ayuda para combatir las enfermedades respiratorias. «La vitamina C no funciona, es un gran mito. Tiene más relevancia, por ejemplo, la vitamina D, que tiene un papel regulador del sistema inmunitario y, en general, en España tenemos déficit de vitamina D. Nos protegemos tanto del sol, para evitar melanomas, que terminamos teniendo déficit. Lo cual no justifica que la gente tome suplementos por su cuenta. Lo que hay que hacer es tomar un poquito más de sol durante el día, pero con moderación, para no llegar a correr riesgo de melanoma», recomienda Molina Pineda.
Lamarca Pinto concuerda, explicando que «los cuadros respiratorios se dan más en épocas invernales, en las que tenemos menos horas de luz y, por lo tanto, menor activación de la vitamina D, ya que la absorción correcta de vitamina D requiere de la ingesta de la provitamina y luego la activación mediante la exposición de la piel a la luz del sol». Citando un estudio de metaanálisis publicado en la revista The Lancet, Lamarca Pinto señala que esta vitamina se asocia a una mejora leve en los cuadros de infección respiratoria, «pero sobre todo en edades más juveniles, de 1 a 16 años. En más mayores no aparece de momento un dato claro y significativo que indique que la toma de vitamina D pueda marcar la diferencia en el tratamiento de infecciones respiratorias».
Infusiones para el alivio
Tomar algo caliente puede ser beneficioso y contrarrestar algunos síntomas de los resfriados. «Las infusiones tienen dos efectos beneficiosos. Al administrar una bebida caliente (no demasiado caliente, que eso a las vías respiratorias inflamadas tampoco les favorece), podemos proporcionar cierto alivio local. Luego, algunos componentes de hierbas como el jengibre también tienen efectos antiinflamatorios. Son efectos locales que no tienen riesgo o complicación, alivian el picor y la mucosidad», explica Lamarca Pinto.
Con las sopas, señala Lamarca Pinto, ocurre lo mismo. «El paso por la garganta, por supuesto, influye. Por vecindad, ese calor mejora la sensación de confort a nivel de la tráquea y la laringe. Y cuando hay un poco de fiebre, la bebida caliente también nos mejora la sensación distérmica. Entonces, las sopas en pequeñas dosis son útiles para paliar síntomas y evitar que abusemos de los fármacos», dice.
De todos modos, los tés y las sopas «pueden dar una sensación de bienestar, pero no tienen una acción específica frente al virus», aclara Molina Pineda.
Cebolla
Un remedio tradicional que se suele utilizar para mejorar los cuadros de tos es la cebolla. Pero su aplicación como agente curativo sería solo un mito, ya que no existen evidencias sustanciales de sus efectos. Sin embargo, es cierto que a nivel químico las cebollas pueden contener algunas sustancias útiles. «La cebolla contiene sustancias que favorecen la expectoración y mucolíticas, que además se eliminan al ambiente cuando se trocea, como demuestra el hecho de que provoca irritación y lagrimeo al cortarla. Metodológicamente, a nivel sanitario, comer cebolla no es una buena forma de dosificar sus sustancias activas, pues no podemos controlar la cantidad administrada ni el tiempo de duración de los efectos», aclara Lamarca Pinto. Trocear una cebolla y dejarla por la noche cerca de la cama es mejor idea.
Vapor
Además del calor de una nebulización, que puede actuar de forma similar a como lo hace una infusión, el aire húmedo puede ayudar a aflojar la congestión. Hacer nebulizaciones es una posibilidad, pero para humedecer el aire de tu hogar, puedes utilizar también un vaporizador o un humidificador de vapor frío, cambiando el agua a diario y limpiando la unidad según las instrucciones del fabricante.
Otra opción es tomar una ducha caliente, aprovechando el vapor del agua para reducir la inflamación de tu nariz.
¿Y la miel?
Esta es otra aliada tradicional para ayudarnos con los dolores de garganta o la tos. Después de todo, los productos de apicultura tienen gran aplicación cosmética: desde el propóleo y la jalea real hasta la cera de los panales. A nivel de las vías respiratorias, ocurre algo similar.
Aunque tomar miel no nos va a curar, su eficacia como paliativo sí puede resultar muy interesante. «La miel, por su textura, produce un efecto antiinflamatorio y calmante a su paso por la garganta. También tiene un efecto balsámico. Luego, dependiendo de la zona de la que provenga, puede tener componentes como el romero, el tomillo o la lavanda, que también funcionan como calmantes y analgésicos. Además, las mieles aportan sales minerales y vitaminas, que también pueden ser útiles», explica Lamarca Pinto.
La miel se puede tomar por sí sola, a cucharaditas, o en forma de pastillas o caramelos, que se pueden conseguir sin receta en las farmacias.
Lo destacable es que tomar miel nos puede ayudar a evitar la sobreingesta de medicamentos de farmacia ante un cuadro de dolor de garganta. Teniendo en cuenta que los analgésicos pueden ser, en algunos casos, gastrolesivos, y que se procesan en el hígado, reducir su consumo optando por paliativos naturales puede ser una buena idea para no sobreexigir a nuestro organismo. Sin embargo, señala Lamarca Pinto, la miel es un producto extremadamente alto en azúcar y muy calórico, por lo que se aconseja mantener un consumo moderado.
Gárgaras
Otra forma de lograr un alivio sintomático local, en este caso, para el dolor de garganta, es hacer gárgaras de agua salada. Mezcla 1/2 cucharadita (1250-2500 miligramos) de sal de mesa en un vaso (120 a 240 mililitros) de agua tibia y haz gárgaras con la solución, luego expúlsala.
Cuándo acudir al médico
Una leve congestión o un dolor de cabeza o garganta no deben ser necesariamente motivos de alarma. A pesar de que el contexto de la pandemia nos haya vuelto más perceptivos a cualquier cambio en el organismo, en muchos casos estos síntomas leves desaparecerán solos en el transcurso de un par de días y no tendremos que preocuparnos.
El síntoma al que hay que prestarle máxima atención, coinciden los expertos, es la temperatura corporal. Cuando la fiebre supera los 40ºC o persiste a lo largo de varios días sin responder a los analgésicos, estamos ante una necesidad de atención médica. También, señala Molina Pineda, se debe consultar con un profesional si hay dificultades para respirar (disnea).