Turquía afronta hoy los comicios más decisivos en décadas

Ricard G. Samaranch ESTAMBUL / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Electores turcos examinan las papeletas de las presidenciales
Electores turcos examinan las papeletas de las presidenciales Murat Koca / EUROPA PRESS

Los analistas prevén una participación récord en una cita electoral en la que Erdogan se juega su futuro político

14 may 2023 . Actualizado a las 10:13 h.

Los analistas prevén una participación récord en las elecciones legislativas y presidenciales que se celebran este domingo en Turquía, consideradas las más decisivas de las últimas décadas. El presidente Recep Tayyip Erdogan se enfrenta por primera vez a una oposición unida desde su ascenso al poder hace ya más de dos décadas, que lidera el veterano político Kemal Kiliçdaroglu. Muchos opositores temen que esta sea la última oportunidad para frenar el descenso del país en una dictadura, después de que una década de deriva autoritaria haya minado las bases democráticas. Las encuestas, que ofrecen una pequeña ventaja para Kiliçdaroglu, les han infundido una renovada esperanza.

La contienda tiene lugar en mitad de un clima de tensión y de una grave crisis económica, con una inflación disparada alrededor del 50 %, y con una nueva devaluación brusca de la lira como espada de Damocles sobre el tejido económico. Esta ha sido la principal baza de la oposición en su campaña, junto con la fatiga de años de tensión social por la erosión de las libertades y la actitud polarizadora de Erdogan. De hecho, el presidente ha doblado la apuesta, acusando a su adversario de ser un títere de Occidente, de pactar con «terroristas» en referencia al nacionalismo kurdo, o de representar un peligro para el islam y «los valores nacionales».

Retórica beligerante

La retórica beligerante de Erdogan y de su partido, el islamista AKP, ha suscitado la sospecha de que, en caso de derrota, podría no aceptar los resultados, como ya hicieron antes líderes populistas como Donald Trump o Jair Bolsonaro. El viernes, Erdogan comparó las elecciones con el golpe de Estado del 2016, y dijo que estaba dispuesto a defender la «independencia» del país con su propia vida. Suleiman Soylu, el ministro del Interior y un peso pesado dentro del Ejecutivo, acusó a Occidente de estar preparando un «golpe» contra Erdogan en las urnas, sin especificar a qué se refería. La oposición le respondió que un cambio de Gobierno a través de elecciones es la expresión de la democracia.

«Existe la posibilidad de que, si Erdogan pierde, intente alguna estratagema para permanecer en el poder, como presionar a la Junta Electoral para que decrete una repetición de las elecciones, o podría ordenar una intervención de las fuerzas de seguridad», apunta el politólogo Ümüt Ozkirimli. De hecho, Erdogan ya logró en el 2019 una repetición de las elecciones a la alcaldía de Estambul tras la derrota de su candidato. Sin embargo, la repetición resultó en una victoria aún mayor del candidato opositor, Ekrem Imamoglu.

Omer Taspinar, profesor de la Universidad Johns Hopkins, coincide en que existe un peligro real de inestabilidad y de violencia tras las elecciones. Los dirigentes del partido del AKP han sido acusados de corrupción por la oposición, que atribuye a este motivo la gran mortalidad que causó un terremoto en febrero —más de 56.000 víctimas—. No obstante, condicionada por el Ejecutivo tras la deriva autoritaria de la última década, la justicia no ha mostrado interés en investigar posibles escándalos de corrupción gubernamentales. Un cambio de Gobierno podría mudar esta realidad, por lo que el Erdogan y su AKP se juegan mucho más que el poder. «Si la oposición gana de forma clara, es difícil que Erdogan pueda subvertir la voluntad popular. El escenario de pesadilla es una victoria de la oposición por uno o dos puntos. Entonces, puede pasar cualquier cosa», dice Taspinar.

Si ninguno de los candidatos supera el 50% de los votos, se iría a una segunda vuelta el próximo 28 de mayo.

El papel de Rusia en la campaña causa polémica

El papel de Rusia, uno de los más estrechos aliados del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y su supuesta interferencia en la campaña electoral para las elecciones que el país celebra ha causado este sábado acusaciones cruzadas entre Gobierno y oposición.

El ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu, reprochó al candidato opositor, Kemal Kiliçdaroglu, haber atribuido a Rusia intentos de interferir en la campaña turca mediante vídeos falsos.

«Es injusto para este país crear una atmósfera como si hubiera sospechas en las elecciones; no permitimos que nadie interfiera en los comicios», manifestó el ministro en la cadena CNNTürk.

Kiliçdaroglu había escrito el jueves en Twitter que «ciertos montajes, conspiraciones, contenido ultrafalso (deep fake) y cintas recientemente revelados en Turquía, tienen su origen en Rusia». No aclaró si se refería con ello a un supuesto vídeo de contenido sexual, que ese mismo día causó la retirada de uno de los cuatro candidatos presidenciales, Muharrem Ince, o a vídeos difundidos por el propio Erdogan en campaña, que mediante montajes digitales mostraban a Kiliçdaroglu como aliado de la guerrilla kurda.

«Pruebas» de injerencias

«Os pedimos que os abstengáis de interferir en el Estado turco. Estamos abiertos a mantener la cooperación», agregó Kiliçdaroglu en su mensaje, y al día siguiente volvió a insistir que tenía «pruebas» de esta interferencia. El Kremlin rechazó ayer tajantemente la acusación.

Erdogan, que mantiene frecuentes encuentros personales con su homólogo ruso, Vladímir Putin, criticó las palabras del candidato opositor, y destacó la importancia de Rusia como socio comercial clave de Turquía. «No puedo aceptar que ataques a Putin. Nuestro volumen de comercio exterior es superior al que tenemos con Estados Unidos», subrayó Erdogan.

Kiliçdaroglu ha prometido tener buenas relaciones con Rusia si llega al poder, pero ha destacado su rechazo a la invasión rusa de Ucrania, en línea con la actual política oficial de Ankara, que se mantiene neutral ante el conflicto, pero insiste en que toda solución debe respetar la «integridad territorial y soberanía» de Ucrania, incluida Crimea.