Una fiscala del Watergate: «Donald Trump podría ser imputado ya y un jurado le condenaría»

Caroline Conejero NUEVA YORK / COLPISA

INTERNACIONAL

Partidarios de Trump, durante al asalto al Capitolio el Fotografía de archivo del 6 de enero del 2021.
Partidarios de Trump, durante al asalto al Capitolio el Fotografía de archivo del 6 de enero del 2021. Jim Lo Scalzo | Efe

Jill Wine-Banks considera que la comisión ha expuesto un caso sólido contra el expresidente por su responsabilidad en el asalto al Capitolio

10 jul 2022 . Actualizado a las 17:05 h.

La sombra del escándalo Watergate que acabó con la presidencia de Richard Nixon se cierne sobre toda la investigación del presunto intento de golpe de Donald Trump como una sombra de precedentes y lecciones aprendidas. Y a pesar de sus inmensas diferencias -el Watergate fue una conspiración contra el partido político de la oposición, mientras que el asalto al Capitolio se trató fundamentalmente de un golpe a la democracia-, los paralelismos abundan. 

El abrumador testimonio contra el magnate republicano de Cassidy Hutchinson, la ayudante del jefe de Gabinete de Trump, Mark Meadows, ha sido comparado al de John Dean, exabogado de la Casa Blanca en la época de Nixon, que llevó a establecer la existencia de un sistema de grabación secreto en la propia sede presidencial. Una pieza central fue el interrogatorio a la secretaria del presidente, Rose Mary Woods, a quien se hacía responsable de borrar accidentalmente 18,5 minutos de las cintas secretas. El cuestionario que demostró imposible que se hubiera tratado de un accidente -y por tanto, que la Casa Blanca encubría la verdad-, corrió a cargo de otra mujer, la fiscala parte del equipo del entonces fiscal especial Leon Jaworski. 

La hoy comentarista legal sobre la investigación a Trump en la cadena NBC, habla sobre las audiencias públicas de la Comisión del 6 de enero y las diferencias con el caso del Watergate. 

—¿Cómo valora el trabajo del comité de congresistas? 

—La comisión ha realizado un buen trabajo y ha expuesto un caso sólido contra el expresidente. He visto una evidencia puntual de numerosos delitos como obstrucción a la justicia y provocar una insurrección, que imposibilita poder ser elegido nunca más para un cargo público. También el delito de conspiración para defraudar al Estado y otros estatales, como en Georgia, por intento de interferencia en las elecciones. 

—A la vista de la abundante evidencia, la mayoría de la gente se pregunta por qué Trump no ha sido imputado todavía. 

—No está claro, podría ser que existiera alguna evidencia exculpatoria. Lo dudo, pero podría ser. Es extraño que aún no hayan imputado a Meadows, al menos por desacato a la comisión. Que fuera un alto cargo no le excluye de la ley. Otra posibilidad es que pudiera estar cooperando, pero no lo creo, o que todo se esté desarrollando con la esperanza de que Meadows entienda que su posición es insostenible y se atenga a cooperar. 

—El Departamento de Justicia ha pedido todos los informes de la investigación a la comisión. 

—Sin duda, está investigando y desde luego sabe más que nosotros, pero creo que va muy despacio. No hay que esperar a tener el caso perfecto o diez delitos: es suficiente con tener dos o tres. Con toda la evidencia que hemos visto hasta ahora podría ser imputado ya, un jurado le condenaría y un tribunal sostendría esa condena. 

—Nixon nunca llegó a ser imputado porque dimitió antes de que el juicio de destitución llegara al Senado. Esa circunstancia parece pender sobre la investigación de Trump. 

—En el Watergate había un proceso de impeachment (juicio político) legítimo en marcha que hubiera podido resultar en una condena en el juicio del Senado con un veredicto de culpabilidad por los cargos de obstrucción a la justicia, abuso de poder y desacato al Congreso. Pero Nixon renunció. 

Sin evidencia suficiente 

—En el marco legal de entonces se pensaba que un presidente no podía ser imputado mientras estaba en el cargo. 

—Con Nixon yo sí pensaba que un presidente podía ser imputado si hubiera habido suficiente evidencia, que no la había en el Watergate. Pero el fiscal especial Leon Jaworski determinó en aquel momento que el impeachment era la forma apropiada para procesar a un presidente que había violado la ley. Al final Nixon fue acusado de co-conspirador no imputado (de forma secreta por el gran jurado especial) porque fue parte de la conspiración y porque no hubiera sido justo para los otros conspiradores no incluirle. 

—A pesar de las similitudes, existen grandes diferencias entre ambos casos. 

—Fue duro de ver durante el impeachment a los republicanos declarando a Trump no culpable después de la violencia en el Capitolio. El partido no votó contra él, lo exculpó entonces y continúan cubriéndole ahora. No sé si es que le tienen miedo. 

—Usted ha definido el Watergate como la tormenta perfecta. ¿Fue el intento de golpe de Trump otra tormenta perfecta? 

—Yo creí que ese momento no debería repetirse de nuevo, y aquí estamos: la historia se repite incluso peor. Porque ahora no se trata solo de un robo. Es un intento de anular mi voto, y el de cualquiera, en una democracia. Es una amenaza real e inminente al sistema democrático, no solo un caso de abuso de poder. 

—¿Se puede parar al Tribunal Supremo? 

—Vivimos las consecuencias de la presidencia de Trump, como hemos visto estos días con las decisiones del Supremo sobre el aborto o las armas. Básicamente, cinco personas no elegidas toman ahora decisiones para todo el país. 

—¿Es posible destituir a los miembros de una institución que parece estar por encima de la ley? 

—Hay algunas opciones. Se puede destituir a los miembros si existe evidencia de que hayan mentido bajo juramento. El Congreso puede imponer un reglamento ético y puede también limitar los mandatos de sus miembros, a 10 años, por ejemplo, de forma que cada presidente pueda nombrar al menos un juez durante su mandato. El Supremo debe estar en línea con las actitudes políticas actuales. Como sabemos, la mayoría de los norteamericanos apoya el aborto, pero el Supremo ha dictaminado en su contra. Y eso no puede ser, particularmente cuando ninguno de ellos ha sido elegido, y cuando representan a una minoría de una minoría. El Partido Republicano es una minoría y la extrema derecha es una minoría de esa minoría.