En una era de economías interconectadas, disparar guerras ha sido demasiado costoso, tanto política como económicamente, para la mayoría de los países. En su lugar, han surgido herramientas que pueden convertirse en armas, desde sanciones hasta ciberataques y la disrupción de los mercados energéticos. Y, entre estas nuevas tácticas, la amenaza de liberar a los migrantes se ha vuelto muy atractiva.
El poder de la desinformación
Lo distintivo de Bielorrusia fue que no hubo un flujo natural de migrantes, sino que fue generado por el propio Gobierno a través de las redes de información.