Los talibanes blanquean su imagen con promesas de derechos para las mujeres y una amnistía

Rosa Paíno
R. Paíno REDACCIÓN

INTERNACIONAL

LA IMAGEN DE LA DESESPERACIÓN. Unas 640 personas hacinadas en el suelo en la bodega de carga de un avión militar de EE.UU., un U.S. Air Force C-17 Globemaster III.
LA IMAGEN DE LA DESESPERACIÓN. Unas 640 personas hacinadas en el suelo en la bodega de carga de un avión militar de EE.UU., un U.S. Air Force C-17 Globemaster III. AIR MOBILITY COMMAND (USA)

El ritmo de evacuaciones se acelera en un aeropuerto de Kabul en calma, el día de la llegada a Afganistán del mula Baradar, cofundador y líder «de facto» de los talibanes

17 ago 2021 . Actualizado a las 23:19 h.

Los talibanes se esforzaban este martes en blanquear su imagen ante el mundo, mientras los países occidentales aceleraban la repatriación de sus nacionales y de los afganos que han colaborado con ellos. En su primera conferencia de prensa oficial en Kabul, los talibanes lanzaron un mensaje de reconciliación y unidad. Así prometieron una amnistía general para los funcionarios y los colaboradores de las fuerzas aliadas y que no discriminarán a las mujeres, además expresaron su deseo de mantener relaciones con todos los países. «No buscamos venganza», dijo su principal portavoz, Zabihullah Mujahid, además de reiterar que no permitirán que Afganistán «sea utilizado contra nadie ni contra ningún país». «No queremos enemigos internos o externos», concluyó.

El portavoz, que por primera vez se mostró en público, explicó que a las mujeres se les permitirá trabajar y estudiar dentro de los límites de la sharia (ley islámica), aunque matizó que será necesario idear cómo ponerlo en la práctica. Un alto cargo talibán declaró al canal Al Yazira que el grupo esperará a que se complete el repliegue de las fuerzas extranjeras para anunciar el nuevo Gobierno.

Mujahid también prometió unos medios de comunicación «libres e independientes», aunque siempre bajo el marco de la ley islámica, y proclamó que trabajaran para ser «un país libre de narcóticos». Afganistán es el mayor productor del mundo de opio, cultivo con el que los talibanes han financiado la guerra contra las tropas extranjeras.

Tanto la población afgana como la comunidad internacional desconfían del mensaje conciliador de los talibanes. En la mente de todos está el recuerdo del brutal régimen que impusieron entre 1996 y el 2001. No es el caso de China, que ya ha anunciado que está lista para unas «relaciones amistosas». Rusia no tiene prisa en reconocer a los talibanes, pero se posiciona para recuperar la influencia perdida en el país del que fue expulsado 1989 en los estertores de la URSS.

Regreso del líder talibán

El cofundador y líder de facto de los talibanes, Abdul Ghani Baradar, pisó este martes Afganistán por primera vez en más de una década. Su regreso a Kandahar, cuna del movimiento integrista, marca la consolidación del régimen talibán tras la rendición de las fuerzas gubernamentales y la caótica retirada de las tropas y diplomáticos occidentales.

El mula Baradar, que aspira a presidir el nuevo Gobierno, fue liberado de una prisión pakistaní en el 2018 a petición de la Administración Trump porque confiaba en él para las negociaciones de paz en Doha (Catar).

Con el presidente Ashraf Ghani fuera del país, el expresidente Hamid Karzai y el exjefe Ejecutivo del país Abdulá Abdulá han quedado en Kabul como grandes referentes del Gobierno anterior. Ambos protagonizaron el lunes un vídeo en el que aseguraron que «tratamos de devolver las cosas a la normalidad». Este martes, el vicepresidente primero, Amrulá Salé, se ha reivindicado como líder de facto del país tras la salida de Ghani.

Resignación en Kabul

La vida regresa a un Kabul resignado al control insurgente y comienza a revivir lenta y tímidamente. El tráfico volvió a las calles y algunas tiendas abrieron sus puertas, en medio de las patrullas de los fundamentalistas.

Después del caos vivido el lunes, la calma regresó al aeropuerto de Kabul, bajo la protección de 3.500 militares estadounidenses, reforzadas con la llegada de un millar de soldados alemanes, y siempre en contacto con los jefes talibanes para garantizar la seguridad. La Casa Blanca aseguró que ha recibido garantías de las nuevas autoridades de que permitirán el paso seguro a los civiles que quieran abandonar Afganistán.

Con las pistas libres, se reanudaron los vuelos de evacuación mediante puentes aéreos a Kuwait, Doha y Dubái.Francia, Italia o Alemania ya han conseguido repatriar a algunos de sus nacionales, mientras España completó este martes con retraso la primera fase de su operación. Dos aviones esperan en Dubái la autorización para aterrizar en Kabul, así el grupo que aguarda en una zona segura podrían regresar antes de mañana. Pero el principal reto será la evacuación de más de 500 ciudadanos afganos.

Muchos de ellos se muestran cada vez más impacientes conforme pasan las horas y aseguran no haber recibido aún información por parte del Gobierno, informa Colpisa.

Algunos, como Fawat, que ejerció de traductor durante 15 años para las tropas españolas, se encuentran ocultos en casas de familiares y amigos, a pocos cientos de metros del aeropuerto. Pero otros permanecen en sus domicilios con la intención de arriesgarse únicamente a salir a la calle cuando su marcha del país esté clara. Los talibanes consideran a estos colaboradores unos traidores, y aunque tras la toma de Kabul han mostrado cierta buena voluntad, estos ciudadanos temen ser degollados si los reconocen y son capturados.

 La imagen de la desesperación: 640 personas hacinadas en un avión

La imagen sobre la desperación que se vive en Afganistán es sobrecogedora. 640 personas sentadas en el suelo, hacinadas en la bodega de carga de un avión militar de EE.UU., un U.S. Air Force C-17 Globemaster III. El avión voló a Kabul para ayudar en las labores de evacuación de Afganistán. Cuando abrieron la puerta de carga, cientos de afganos aterrorizados tomaron la bodega y la tripulación no fue capaz de sacarlos.

«La tripulación tomó la decisión de despegar, y no expulsarlos del avión», ha confesado un funcionario de Defensa al medio especializado Defense One. «Aproximadamente 640 civiles afganos desembarcaron de la aeronave cuando llegó a su destino», Catar.

Por contra, el primer avión de transporte militar del Ejército alemán que logró aterrizar en el aeropuerto de Kabul evacuó solo a siete personas. «Teníamos muy poco tiempo y por eso únicamente nos llevamos a aquellos que realmente estaban en el lugar. Y no pudieron estar en el aeropuerto en mayor número debido a la caótica situación», justificó la titular de Defensa alemana, Annegret Kramp-Karrenbauer.

La OTAN culpa a los políticos afganos del colapso

La OTAN responsabilizó este martes a los dirigentes afganos del colapso del país a manos de los talibanes y aseguró que su prioridad ahora es evacuar a su personal, informa Efe.

«Este fracaso de los líderes políticos afganos ha llevado a la tragedia que estamos presenciando hoy», indicó el secretario general aliado, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa tras una reunión del Consejo del Atlántico Norte para abordar la crisis en Afganistán.