De aplaudir en el balcón a donar más de siete toneladas de alimentos

Begoña Íñiguez LISBOA

INTERNACIONAL

Alejandro López Palma

La UE premia la labor solidaria del movimiento «Vizinhos à janela»

08 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A mediados de marzo del 2020, cuando se decretó el primer confinamiento en Portugal por la pandemia, Íñigo Hurtado, un analista de empresas español que vive desde hace 33 años en el área metropolitana de Lisboa, creó el movimiento «Vizinhos à janela», «Vecinos en la ventana», para aplaudir y cantar en los balcones de su barrio de Oeiras, a semejanza de lo que se hacía en España. Un año después, las dos citas animadas y diarias de las 14 y las 20 horas han dado paso a un movimiento vecinal solidario sin precedentes en el barrio Jardim dos Arcos de Oeiras, a las puertas de Lisboa, que ha donado más de siete toneladas de alimentos y apoya a 750 familias del municipio. Acaba de ganar el premio de solidaridad de la UE para Portugal, concedido anualmente por el Comité Económico y Social Europeo, entre todos los países de la Unión.

«Es increíble la unión que se ha creado en este barrio, estoy emocionado, nos ha cambiado la vida a todos y a mi en particular», explica Íñigo Hurtado a La Voz. «Los 10.000 euros del premio los distribuiremos entre las cuatro asociaciones con las que colaboramos: Sol Fraterno, Familia Solidaria, Casa Criança y la Unión de Juntas de Freguesia de Oeiras», avanza. Todo nació, dice, «cuando dos amigos y vecinos, el portugués Bernardo Campos Pereira y el español José María Chacón, me desafiaron a organizar la cita diaria de los balcones -explica riendo-. Lo conseguí en pocas horas, porque soy así, y un año después, en este segundo confinamiento, continuamos juntándonos en los balcones a las 20 horas, los viernes, sábados y domingos».

Aunque el auténtico motor del movimiento es Íñigo Hurtado, son varios los vecinos que le ayudan en la recogida y distribución para que la red sea un éxito. «Este barrio era hasta marzo del 2020 una ciudad dormitorio del que se salía por la mañana y solo se volvía por la noche, nadie se conocía y no había sensación de comunidad», afirma la abogada Fátima Fonseca, quien colabora activamente. «Soy la responsable de mi edificio -explica-; me encargo de recoger todos los alimentos, el material que se dona y se lo entrego a Íñigo. Me encanta esta nueva vida de barrio. Los ancianos ya no están solos, si un vecino necesita algo le ayudamos y hemos conseguido que el municipio nos dé la autorización para juntarnos en los balcones los fines de semana».

Acompañamos una tarde al responsable de Vizinhos à Janela en la recogida y distribución de los alimentos. La acción comienza en el almacén, cedido por una de las comunidades de vecinos, donde se depositan las bolsas ya listas que irán a dos asociaciones: Familia Solidaria y Sol Fraterno. Mientras mete todo en su coche, recibe varias llamadas y se acerca a otro edificio. Allí se encuentran Fátima Fonseca y José Maria Chacón, para recoger más bolsas y ultimar otros detalles de las citas en los balcones del fin de semana.

La primera parada es en Familia Solidaria. Su presidente Bruno Pinheiro recibe con una sonrisa a Hurtado. «Nos viene muy bien, porque apoyamos semanalmente a 75 familias con todos los alimentos que necesitan, ya que están en una situación crítica. Pinheiro le transmite la satisfacción porque parte del premio se destine a ellos. «Tenemos necesidades urgentes que cubrir», reconoce.

La última parada es en el almacén de Sol Fraterno, otra asociación solidaria sin ánimo de lucro que dirige la incansable Mª do Ceu, conocida por tía Ceu, que apoya semanalmente a 550 familias. Cualquier ayuda es bien recibida porque se han disparado las peticiones y no dan abasto. Reconoce que «en este confinamiento llaman a nuestras puertas peluqueros, esteticistas, mecánicos, camareros y propietarios de pequeños negocios cafés y restaurantes, cerrados desde el 15 de enero», y subraya «por eso es una bendición el apoyo y la labor que hacen desde de Vizinhos a Janela».

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