Paros «de advertencia» en el transporte público paralizan las principales ciudades alemanas

pablo l. barbero BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

HAYOUNG JEON | EFE

Muchos ciudadanos cuestionaron la conveniencia de la medida de presión en plena segunda ola de la pandemia

30 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Miles de estaciones de metro y cercanías de toda Alemania amanecieron ayer vacías y sin tráfico. Los pocos despistados que acudieron a los andenes no tardaron en darse cuenta de que este martes llegar al trabajo, a la escuela o a la universidad en transporte público iba a ser prácticamente imposible debido a la huelga «de advertencia» de 24 horas convocada por Verdi, uno de los principales sindicatos del país, para presionar en la actual negociación del convenio colectivo.

El colectivo de trabajadores quiere lograr subidas de salario para los conductores del transporte público, pero también un acuerdo colectivo uniforme a nivel nacional para el transporte local. Este convenio colectivo nacional sería aplicable a los alrededor de 87.000 trabajadores del transporte público, algo que daría un mayor poder de negociación a estos empleados a nivel federal.

Por su parte, la patronal, la Unión de Asociaciones de Empleadores Municipales (VKA), rechaza esta demanda porque prefiere, como hasta ahora, un convenio distinto para cada uno de los 16 estados federados del país. «Los paros de advertencia son una llamada de atención decidida a la patronal para que se sienten a la mesa de negociación», aseguró el portavoz de Verdi en Baviera, Kai Winkler, que denunció la escasez de personal en la mayoría de las ciudades alemanas.

Las protestas afectaron a las principales ciudades del país, como Berlín, Hamburgo, Hannover y Múnich, pero también a otras más pequeñas como Magdeburgo, Kiel, Erfurt, Constanza o Friburgo. En Múnich, este martes tan solo estaban operativos la mitad de los autobuses y cuatro líneas de tranvías. En Berlín, apenas había tráfico de metro y cercanías durante la hora punta.

Una jornada para los ciclistas

La mayoría de las ciudades no se han visto del todo paralizadas, pero sí ha sido mucho más difícil de lo habitual moverse, pues apenas había taxis libres, se han multiplicado los atascos y los carriles-bici estaban repletos de ciclistas que han aprovechado la huelga y el buen tiempo reinante en la mayoría del país para ir a dos ruedas a sus quehaceres diarios.

«Prepárense, por favor, para que desde las tres de la mañana de este martes 29 de septiembre y hasta las 3 de la mañana del miércoles haya una huelga y se paren completamente autobuses y tranvías», aseguraba, a modo de ejemplo, la página web del transporte público de Fráncfort am Oder.

Muchos alemanes se preguntan si los paros en el transporte público tenían que producirse justo ahora, en plena segunda ola de la pandemia, con un repunte de casos diarios (más de 2.000 al día) que no se veía desde el pasado mes de abril.

Esta jornada de paros reivindicativos sigue a los que se produjeron hace una semana en distintos servicios públicos, de hospitales a colegios, de distintos estados federados, también en el marco de la negociación de nuevos convenios colectivos.