Presión sobre la CDU para que rompa un tabú y apoye a La Izquierda en Turingi

Patricia Baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

OMER MESSINGER | EFE

La crisis por la ruptura del cordón sanitario a la ultraderecha hace dos semanas ha provocado un bloqueo político en el «land»

20 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Un callejón sin salida. Así podría resumirse la situación política en Turingia, la región alemana en la que los conservadores de la CDU y los liberales del FDP rompieron hace dos semanas el cordón sanitario impuesto a la ultraderechista AfD, desatando la indignación ciudadana y una crisis en todo el país. Ayer la CDU de Angela Merkel descartó liderar un Gobierno técnico de transición, tal como había propuesto el jefe de La Izquierda en el land.

Bodo Ramelow, que se proclamó vencedor en los comicios de octubre y vio cómo por sorpresa el candidato liberal le arrebataba el puesto gracias a los votos de los conservadores y la extrema derecha, se comprometió a respaldar un Ejecutivo provisional presidido por la exlíder de la CDU en el estado, Christine Lieberknecht, mientras deciden si convocar o no elecciones.

Pero la conservadora no ha aceptado. «Estoy fuera de ese debate», dijo al diario Thüringer Allgemeine, al tiempo que reconoció que las posiciones sobre los nuevos comicios de su formación y del tripartito que gobierna en el land -La Izquierda, el SPD y Los Verdes- son «diametralmente opuestas», como quedó de manifiesto en la reunión a cuatro bandas celebrada el lunes.

Según los sondeos, de repetirse hoy esas elecciones, La Izquierda aumentaría su apoyo, al pasar del 30 % de octubre al 40 %, y la ultra AfD repuntaría levemente con respecto al 24 % que logró. Sin embargo, la CDU caería hasta el 14 %, lo que implicaría siete puntos menos de los que consiguió en octubre y que fueron ya su peor resultado en Turingia.

Lieberknecht cree que la única opción para evitar un batacazo aún mayor en las urnas y garantizar la estabilidad en la región es apoyar como primer ministro a Ramelow, al que le faltan cuatro votos para obtener la mayoría suficiente con la que poder gobernar al frente del tripartito. Con ello, insta a la sede central de la CDU en Berlín a romper el tabú que supondría para la formación cooperar con La Izquierda.

Otros miembros de la CDU se expresaron en la misma línea, imprimiendo así más presión sobre la cúpula conservadora, sumida en luchas intestinas entre la fracción que apuesta por un viraje a la derecha para recuperar a los votantes que se han fugado a AfD y la que prefiere seguir la senda centrista de Merkel. Ante ello, el líder de la CDU en Turingia, Mike Mohring, se mostró a favor de romper el cordón sanitario en la otra dirección y dialogar con los ultras.

«La decisión del partido fue la correcta cuando se adoptó y lo sigue siendo, pero ya no se adapta a la realidad actual», dijo el político de 48 años, que abandonará el cargo el 2 de marzo a raíz de la crisis, que también provocó la dimisión de la delfina de Merkel, Annegret Kramp-Karrenbauer. Ayer la canciller dijo que no tratará de influir en el proceso para sustituir a la llamada AKK.