Bruselas reivindica el acuerdo nuclear con Irán en plena escalada de tensión

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Mike Pompeo llegó a Bruselas por sorpresa tras aplazar un día su viaje a Rusia, donde se reunirá este martes con Putin
Mike Pompeo llegó a Bruselas por sorpresa tras aplazar un día su viaje a Rusia, donde se reunirá este martes con Putin OLIVIER HOSLET | EFE

Pompeo trata de forzar a los europeos a romper sus lazos comerciales con el país

14 may 2019 . Actualizado a las 07:21 h.

Oriente Medio vive al borde de un nuevo estallido bélico. La región se ha convertido en una olla a presión a raíz de las tensiones desatadas entre Estados Unidos e Irán. «Estamos muy preocupados por el riesgo de que haya un conflicto por accidente», admitió ayer en Bruselas el secretario de Estado de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Jeremy Hunt, después de asistir el fin de semana a los primeros altercados registrados en el mar de Omán. Cuatro petroleros fueron atacados en un puerto emiratí sin que todavía se sepa quién ha sido el autor de los sabotajes.

El suceso coincide con la llegada de equipos navales norteamericanos a la zona, donde está desplegado el acorazado USS Arlington. Estados Unidos quiere ultimar el despliegue del sistema antimisiles Patriot en la región con el argumento de que el país persa es una amenaza para la seguridad. El mismo que esgrimió Donald Trump para retirarse en junio del 2017 del acuerdo de desnuclearización, respaldado por otras potencias mundiales (UE y China) y supervisado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

La Administración Trump ha seguido aumentando la presión sobre Teherán en las últimas semanas al prohibir a los principales clientes de Irán (China, India, Turquía, Japón y Corea del Sur) seguir importando su crudo, so pena de sanciones. Washington quiere restar poder al gigante persa en la región, donde otros protagonistas como Rusia, Arabia Saudí o Israel se disputan el control. La presión está estrangulando la economía del país, dependiente de la exportación de petróleo, por eso su líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, lanzó un ultimátum a los otros firmantes del acuerdo (Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania): o reflotan el pacto en dos meses o Irán reanudará su programa nuclear. «Haremos todo lo posible para mantener vivo este acuerdo. España considera la posibilidad de formar parte de la empresa financiera creada por el Reino Unido, Alemania y Francia para posibilitar que las empresas europeas puedan seguir trabajando con Irán», anticipó ayer el ministro de Exteriores en funciones español, Josep Borrell. La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, asegura que las transacciones entre las empresas europeas e iraníes se reanudarán «en las próximas semanas».

Visita sorpresa

Mientras la UE busca un salvoconducto para sortear las sanciones estadounidenses, Washington insiste en sabotear los esfuerzos de los europeos. El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo -quien tiene previsto reunirse hoy con el presidente ruso, Vladimir Putin-, aterrizó por sorpresa en Bruselas, donde se congregaban ayer los 28 titulares de Exteriores. Mogherini y los ministros de Alemania, Francia y el Reino Unido conversaron en privado con el estadounidense. Durante la reunión pudieron exponer sus quejas por la política irresponsable de Trump, que está llevando más inestabilidad a la región. «Fui claro sobre nuestra preocupación en vista de la tensión en la región. Queremos evitar una escalada militar», deslizó el representante alemán, Heiko Maas. «La actitud más oportuna y responsable debería ser la de mostrar la máxima moderación y evitar cualquier tipo de confrontación», apuntó la italiana ante las presiones del norteamericano. «Estados Unidos ha ido demasiado lejos […] No solo incumplen el acuerdo, sino que hacen lo posible, con la capacidad que se arrogan de dictar normas extraterritoriales, para que otros lo incumplan», se quejó Borrell, quien acusó a Trump de «alterar los equilibrios geoestratégicos».

La Unión Europea imprime urgencia al diálogo en Venezuela para tratar de evitar una intervención militar

Una «misión política». Así es como el Grupo de Contacto para Venezuela ha bautizado al encuentro que mantendrá en los próximos días en Caracas para delinear una hoja de ruta clara que culmine con elecciones democráticas y transparentes en el país, cuya situación será uno de los asuntos que aborden hoy el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, y el presidente ruso, Vladimir Putin.

En la cita en Caracas, a nivel de viceministros, estará el secretario de Estado español para la Cooperación e Iberoamérica y el Caribe, Juan Pablo de Laiglesia. El objetivo es imprimir velocidad al diálogo y mantener alejada la perspectiva de una intervención militar con la que EE.UU. lleva amenazando desde hace semanas y que ayer fue reavivada por el representante del presidente interino Juan Guaidó en Washington, Carlos Vecchio, quien pidió a la fuerza estadounidense para América Latina y el Caribe, el llamado Comando Sur, una reunión para «restablecer la democracia» en Venezuela.

Sobre la «misión política», el ministro de Exteriores en funciones de España, Josep Borrell, se mostró esperanzado en que «abra una ventana de oportunidad para impulsar una solución pacífica, que es lo que siempre ha querido la UE», y arremetió contra la actitud amenazante del Gobierno estadounidense, inquieto porque aún no haya caído el régimen de Maduro: «Tenemos a un presidente de EE.UU. que está planteando permanentemente la posibilidad de una intervención militar. No estamos de acuerdo. Esas cosas no las apoyamos, ni las apoyaríamos», deslizó Borrell, quien ve probable ese escenario.

Por el momento las conversaciones del Grupo de Contacto se han encarrilado y han ganado velocidad tras el encuentro en Costa Rica: «Es un acelerón, que falta hacía», celebró Borrell. La jefa de la alta diplomacia europea, Federica Mogherini, avanzó que en Caracas se pondrán sobre la mesa «ideas concretas» que presentarán a todas las partes involucradas. Washington está al tanto de los esfuerzos diplomáticos de sus socios europeos, quienes insisten en mantener a raya el hambre intervencionista de Trump. La italiana tuvo la oportunidad de explicar ayer en Bruselas a Pompeo, los próximos pasos que dará el grupo de trabajo para consolidar los esfuerzos.

Borrell también aclaró que Leopoldo López y Guaidó se reunieron con el embajador español, pero trató de restar importancia a la cita y descartó que la embajada se vaya a convertir en un centro de acción política de la oposición venezolana.

Otro general abandona a Maduro y pide «el fin de la dictadura castrochavista»

El frente militar que sostiene al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha sufrido otra baja importante. Se trata del general de división Ramón Rangel, quien estuvo junto a Hugo Chávez en el fracasado golpe de Estado de 1992, y ahora acaba de hacer un llamamiento a los miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) para que dejen de apoyar al líder chavista y se pongan del lado de la Constitución, tal como les ha pedido de forma reiterada el presidente designado Juan Guaidó, al tiempo que ha arremetido contra la «dictadura castrochavista».

«Tenemos que buscar la manera de quitarnos el miedo, de salir a la calle, de protestar, y de buscar la unión militar para cambiar este sistema político y quitarnos de encima el yugo del castrocomunismo», aseguró Rangel en un vídeo difundido el domingo, en el que no apoyó a Guaidó.

Reproches a Cuba

«Fueron ellos los que mataron al comandante Chávez para quitarlo de en medio y dejar libre la ocupación de cualquiera que viniera a estar al frente del Estado venezolano para que sirviera para que las riquezas fueran llevadas a Cuba para enriquecer el castrocomunismo», añadió el militar, quien negó que la pobreza que sufre la isla se deba al bloqueo. «Están engañados y lo saben, pero les han infundido un psicoterror similar al que están haciendo en Venezuela», apuntó.

Para Rangel, ha llegado el momento de que la sociedad venezolana reaccione y actúe contra Maduro. «Es hora de levantarnos, es hora de luchar contra este castrocomunismo», dijo antes de hacer el llamamiento a la FANB para que «se apegue al artículo 328». «No sigamos diciendo ‘leales siempre, traidores nunca’, porque estamos siendo traidores, traidores a una Constitución nacional [...] no debemos estar siendo serviles a una persona o parcialidad política», afirmó.

A diferencia de otros generales que se han desmarcado del régimen, Rangel ha evitado en su intervención expresar su apoyo al líder de la Asamblea Nacional venezolana, reconocido como presidente interino por más de medio centenar de países.

Rangel fue tachado «traidor del pueblo venezolano y de la revolución» por el comandante general de la Fuerza Aérea, Pedro Juliac, que escribió en Twitter: «Quienes no tienen moral jamás podrán dañar a la patria y menos a la Aviación Militar Bolivariana».