Pulso popular a un debilitado Maduro

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Reuters

El entorno del presidente encargado, Juan Guaidó, considera la Operación Libertad como un primer paso para derrocar al régimen chavista

01 may 2019 . Actualizado a las 14:39 h.

Todo es confusión e incertidumbre en Venezuela, en medio de un proceso que podría dilatarse durante semanas o incluso meses. Pero hay varios puntos que parecen claros en la hoja de ruta escrita por el presidente encargado, Juan Guaidó, para derrocar definitivamente el entramado de intereses que conocemos como régimen chavista.

La gran novedad de la Operación Libertad es que, por primera vez, importantes sectores policiales y militares se han sumado a las reivindicaciones del bando opositor.

PLAN DISEÑADO

El primer paso de un proyecto perfectamente planificado. El atrincheramiento de los líderes opositores Juan Guaidó y Leopoldo López junto a la guarnición de la base aérea de La Carlota no se puede considerar un movimiento en falso o fruto de la improvisación. Según fuentes próximas a Guaidó, se trata de un primer paso de un plan minuciosamente planificado y destinado a acabar -de la forma lo menos cruenta y más rápida posible- con la caída de Maduro. 

BLOQUEO INFORMATIVO

WhatsApp se convirtió en la única alternativa fiable. El bloqueo informativo a primera hora de este martes en Venezuela cortó cualquier transmisión a través de Internet, incluidos los medios de comunicación y las redes sociales. Los opositores movilizados en las calles de Caracas y en torno a La Carlota fueron convocados a través de mensajes de WhatsApp. El propio Gobierno fue víctima de esta situación, ya que su llamamiento a rodear el palacio de Miraflores para protegerlo de teóricos ataques cayó en el pozo de silencio de un país sin conexión a la Red. 

EL PAPEL DE EE.UU.

Un nuevo comandante preparado para actuar. Estados Unidos no solo está perfectamente informado de los planes puestos en marcha por Guaidó y las fuerzas opositoras al chavismo, sino que hace unos meses realizó un movimiento estratégico de cara a una posible intervención militar sobre el terreno en Venezuela. En noviembre del año pasado, Trump designó al almirante Craig S. Faller como jefe del Comando Sur de Estados Unidos, con base en Colombia. El pasado 11 de abril, Faller ya puso fecha límite a la caída del régimen de Maduro: afirmó que si no dejaba el poder antes de finales del 2019, las Fuerzas Armadas estadounidenses se verían obligadas a actuar.

No obstante, según las fuentes consultadas, tendría que producirse una «auténtica catástrofe» para que la oposición solicitase la entrada del Ejército norteamericano en Venezuela para respaldar a Guaidó. Por ahora, no contemplan ese escenario y lo descartan por contraproducente.

UN EJÉRCITO DIVIDIDO

Las Fuerzas Armadas no se decantarían ni por Guaidó ni por Maduro. Desde el entorno del presidente interino se confía en que, durante los próximos días, más guarniciones se sumen al alzamiento contra Maduro, que ha dado ya contundentes muestras de debilidad, como su clamoroso silencio de este martes, que solo rompió mediante un tuit para asegurar que el Ejército estaba de su lado. Hasta las tres de esta madrugada (hora española), el líder chavista no compareció para ofrecer su versión de lo ocurrido y dar por derrotada la "escaramuza golpista".

Sin embargo, las mismas fuentes consideran que, llegado el momento crucial, unas Fuerzas Armadas divididas entre las posturas enfrentadas de los generales chavistas y la gran mayoría del resto de oficiales, suboficiales y soldados no se decantarían por ninguna de las dos opciones y exigirían a los responsables públicos que buscasen una salida política a la situación para evitar un baño de sangre o una intervención militar extranjera.

El periodista caraqueño Francisco Olivares explicaba, en este sentido, que se estaban produciendo negociaciones entre el Ejército y el Gobierno. En la misma línea se expresó desde la base de La Carlota el líder opositor Leopoldo López -recién liberado de su arresto domiciliario-, que anunció que se había establecido un diálogo con los chavistas. López, tras ingresar esta madrugada junto a su familia como "huésped" en la Embajada de Chile, finalmente se trasladó a la delegación diplomática española, donde por el momento no consta que haya solicitado formalmente asilo.

PRÓXIMOS MOVIMIENTOS

Las tres grandes preguntas. Nada más producirse el alzamiento, surgieron tres preguntas: ¿Se sumarían los cuarteles con más peso al levantamiento armado? ¿Actuaría el Gobierno contra los manifestantes que reclamaban en las calles de Caracas la marcha inmediata de Maduro? ¿Derivaría la rebelión de La Carlota en un enfrentamiento militar abierto? Desde Caracas comentaban que si, en esos primeros momentos, el Gobierno no había intervenido con más agresividad frente a las protestas era o bien porque carecía de la fuerza necesaria para hacerlo o porque temía las consecuencias políticas de recurrir a la violencia. Desgraciadamente, con el paso de las horas, contemplamos cómo las tanquetas de la Guardia Nacional Bolivariana arrollaban a los participantes en las caceroladas.

A LA SOMBRA DE LA HABANA

La inteligencia cubana, fuera de juego. Una de las preguntas que recorren las cancillerías de medio mundo es el papel que han desempeñado en este proceso los servicios de inteligencia cubanos, que parecen haber quedado fuera de juego ante el movimiento de Guaidó. El hombre fuerte de Maduro, Diosdado Cabello, que dispone de conexiones más que directas con La Habana, llegó a ser acusado de ser el capo de un cartel que traficaba con cocaína a través de redes cubanas. La Secretaría de Estado de EE.UU. calcula que, entre funcionarios y agentes de inteligencia infiltrados, hay unos 100.000 cubanos en Venezuela colaborando en el sostenimiento del régimen chavista.

  

POSIBLE EXILIO EN CUBA O ESPAÑA

Estados Unidos ya ha aprobado esta solución. Una de las claves en el proyecto de derrocamiento de los herederos del chavismo es buscarles una salida «digna» que permita evitar un enfrentamiento civil entre venezolanos. Según el entorno de Guaidó, el plan consistiría en acordar con Maduro y sus altos mandos que dejasen el poder de forma pacífica a cambio de un exilio en un país que, con toda probabilidad, sería Cuba o España. La principal novedad respecto a este proyecto es que ya cuenta con el visto bueno de Estados Unidos, que en un principio se mostraba reacio a dejar impunes los posibles delitos del régimen. De hecho, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, ha explicado esta madrugada que Maduro y sus altos mandos ya tenían un avión preparado para partir hacia La Habana, pero que finalmente desistieron siguiendo las indicaciones llegadas de Rusia.