EE.UU. retira parte de sus tropas y la ONU exige una tregua para evacuar a los heridos, en medio de los bombardeos sobre Trípoli de la aviación del general Haftar
08 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.La guerra abierta se abre paso en Libia y amenaza con desencadenar un baño de sangre en la capital. El caos se apoderó el domingo del sur de Trípoli con los bombardeos de aviones de combate del Ejército Nacional Libio (ENL), la milicia del mariscal Jalifa Haftar, y la contraofensiva Volcán de Ira lanzada por las fuerzas del Gobierno de unidad (GNA), con sede en Trípoli y respaldado por la ONU, para enfrentar el asalto rebelde cuando el diálogo de paz parecía más cerca que nunca en este país sumido en la anarquía desde la caída de Gadafi en el 2011.
A pesar de la oposición de la comunidad internacional, Haftar -excoronel del régimen de Gadafi que en los años 80 fue reclutado por la CIA y terminó convirtiéndose en líder opositor en el exilio- está resuelto a conquistar la capital y completar su sueño de emular a su gran mentor, el presidente egipcio Abdelfatah al Sisi. Sus tropas se encontrarían ya a unos 50 kilómetros de la capital, según Reuters, tres días después de lanzar un ataque múltiple desde el sur y el oeste.
Los combates se concentraban ayer en torno al antiguo aeropuerto internacional (en desuso desde hace más de un lustro y en el extrarradio sur de la capital. En apoyo de las fuerzas del GNA ha llegado una columna de vehículos artillados y un batallón de la ciudad-estado de Misrata, principal puerto comercial de Libia, enemigo declarado del mariscal.
Mohamad Gnounou, portavoz de las fuerzas del GNA, dijo que mantienen el control del aeropuerto, pero testigos dijeron a Efe que el dominio no es completo y que el extrarradio está controlado por las fuerzas de Haftar, escoltadas por decenas de vehículos artillados con ametralladoras de calibre medio. Regalo de alguno de los países que respaldan al mariscal: Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.
La virulencia de la confrontación empujó a la ONU a solicitar una tregua humanitaria de dos horas para que las víctimas y los civiles pudieran ser evacuados. El primer balance deja un saldo de al menos 21 muertos y 27 heridos, según el Ministerio de Salud. Ahmad al Mismari, portavoz de las fuerzas de Haftar, admitió, por su parte, que el ENL perdió 14 soldados.
Ante la escalda bélica, el mando central de EE.UU. en África (Africom) ordenó la retirada de parte de las tropas en el país, desplegadas hace tres años para combatir a grupos yihadistas como el Estado Islámico. En un comunicado, el comandante jefe de la fuerza, general Thomas Waldhauser, admitió que la seguridad «se está volviendo compleja e impredecible». Evitó dar una cifra concreta de los evacuados que salieron del país en una nave anfibia rápida. Además del personal de inteligencia desplegado en Trípoli y Misrata, parte del cual sigue en el terreno, Estados Unidos opera en Libia con unidades de drones que utiliza en ataques contra objetivos puntuales.
La compañía energética italiana Eni, con importante presencia en Libia, también retirará a su personal nacional destinado en los campos petroleros de Al Wafa y El Feel y en Trípoli.
Acusación contra Francia
El jefe del Gobierno de Trípoli, Fayez Serraj, calificó a la ofensiva de Haftar como una «puñalada por la espalda» en plenos esfuerzos por alcanzar una solución política en Libia. El sábado convocó a la embajadora gala en Trípoli, Béatrice du Hellen, para acusar a Francia de respaldar el asalto rebelde para «hacerse con la porción más grande de los recursos energéticos del país», según contaron fuentes oficiales bajo condición de anonimato a Libya Observer.