Dos españoles, entre los 157 fallecidos en el accidente de un Boeing en Etiopía

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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La aeronave se estrelló en la zona de Hejeri, cerca de la localidad de Bishoftu, situada a unos 42 kilómetros al sudeste de Adís Abeba y sede de la mayor base de la Fuerza Aérea de Etiopía
La aeronave se estrelló en la zona de Hejeri, cerca de la localidad de Bishoftu, situada a unos 42 kilómetros al sudeste de Adís Abeba y sede de la mayor base de la Fuerza Aérea de Etiopía STR

El avión se estrelló seis minutos después de despegar de Adis Adeba tras informar el piloto que tenía problemas

11 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Ciudadanos de 32 países, entre ellos dos españoles, figuran entre las 157 personas muertas en el accidente de un Boeing 737 de la compañía Ethiopian Airlines, que se estrelló seis minutos después de despegar de Adís Abeba con destino a Nairobi (Kenia). El Ministerio de Exteriores y la Embajada de España en Etiopía, que no identificaron a los fallecidos, ya se han puesto a disposición de las familias. Entre los 149 pasajeros y ocho tripulantes figuraban, además de los españoles, 32 kenianos, 18 canadienses, nueve etíopes, ocho italianos, ocho chinos, ocho estadounidenses, siete franceses, siete británicos, seis egipcios, cinco holandeses y cuatro indios. Una docena de pasajeros trabajaban para la ONU.

El vuelo ET302 despegó a las 8.38 horas (dos menos en España) del aeropuerto internacional Bole y desapareció del radar a las 8.44. Poco después del despegue, el piloto informó a la torre de control que tenía «dificultades» y pidió regresar, instantes después se perdió la señal, explicó en rueda de prensa en Adis Abeba el presidente de la aerolínea, Tewolde GebreMariam. El aparato se estrelló en la zona de Hejeri, cerca de la localidad de Bishoftu, a unos 42 kilómetros al sudeste de la capital y sede de la mayor base de la Fuerza Aérea de Etiopía. Tewolde señaló que todavía es pronto para determinar «las causas del accidente» del aparato.

El Boeing 737 MAX-8 es la versión más reciente del avión comercial más vendido en el mundo. El avión accidentado había sido entregado en el 2018 a la aerolínea etíope y había superado «una rigurosa revisión» de mantenimiento el pasado 4 de febrero. Pero no es el primer accidente de un 737 MAX-8. El pasado octubre, uno de la compañía Lion Air se hundió en el mar de Java doce minutos después de despegar de Yakarta (Indonesia), provocando la muerte de sus 189 ocupantes. Según una de las cajas negras, el accidente se debió a por fallos en el sistema automático, algo que se había repetido en los últimos cuatro vuelos y que la compañía aseguró haber solventado.

Un equipo de investigación de la Agencia de Aviación Civil etíope se trasladó al lugar del accidente, vigilado por militares y policía, según constató AFP. Estados Unidos envió un equipo de ayuda e investigación para determinar las causas del siniestro.

Ethiopian Airlines, controlada en su totalidad por el Estado etíope, tuvo una fuerte expansión los últimos años. Su flota es la más importante de África. La compañía estableció una célula de crisis para informar a los pasajeros y habilitó líneas telefónicas para los familiares y allegados de los pasajeros del aparato. Antes de confirmarse que no había supervivientes, los allegados de los pasajeros esperaban noticias en el aeropuerto internacional de Nairobi. Entre ellos estaba Peter Kimani, que fue al aeropuerto a buscar a su hermana Florence Wangari, una enfermera «que viaja mucho». «Solo podemos rezar para que no haya subido al avión», confesaba a la agencia AFP. Jalid Ali Abdulrahman se enteró allí que el avión se estrelló. «Estaba en estado de shock pero poco después mi hijo me llamó para decirme que seguía en Adís Abeba, que no había subido al aparato», dijo.

En el 2018 un estudio de la consultora ForwardKeys indicaba que Adís Abeba había superado a Dubái como primer aeropuerto de tránsito para los pasajeros que llegan al África subsahariana.

El último accidente grave de un avión de línea de Ethiopian Airlines fue el de un Boeing 737-800 que estalló poco después de su despegue de Líbano en 2010. Los 83 pasajeros y siete miembros de la tripulación murieron.