La evacuación de civiles y combatientes de Baghuz confirma el colapso del califato en Siria

Mikel Ayestarán JERUSALÉN / COLPISA

INTERNACIONAL

Un buen número de combatientes también salieron de Baghuz a bordo de los camiones
Un buen número de combatientes también salieron de Baghuz a bordo de los camiones BULENT KILIC | AFP

Más de 2.000 personas han sido trasladadas en decenas de camiones por las milicias kurdas del último rincón en poder del Estado Islámico

21 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de dos días de negociaciones, un convoy de decenas de camiones salió ayer de la aldea de Baghuz con más de 2.000 hombres, mujeres y niños a bordo. Los primeros tapaban sus rostros con pañuelos y algunos iban armados, ellas lucían el niqab obligatorio en un califato que es historia. «Tenemos unidades especiales para evacuar civiles. Tras varios días de intentos logramos evacuar a un primer grupo», señaló a la agencia France Press Mustafá Bali, portavoz de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), milicia liderada por los kurdos que combate con apoyo de Estados Unidos. 

«No sabemos si entre ellos hay yihadistas», agregó este portavoz al ser interrogado por lo que parecía evidente al ver las imágenes captadas por los fotoperiodistas, que un buen número de combatientes también salió a bordo de los camiones. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) confirmó la salida de «milicianos que se han rendido». 

Los más radicales resisten

La larga fila de camiones marcó el principio de la, ahora sí, parece que ofensiva final contra el último rincón bajo control del califato en esta aldea remota de la frontera entre Siria e Irak. «Los combatientes más radicales permanecen en Baghuz», aseguró la coalición internacional que lidera Estados Unidos. Lo que significa que la ofensiva sigue adelante.

La evacuación se produjo 24 horas después del mensaje de alarma de las Naciones Unidas, que alertó de que los yihadistas combatían protegidos por más de 200 familias a las que usaban como escudos humanos. Los camiones se dirigieron a un campamento temporal situado al noroeste de Baghuz y allí se efectuará el filtro de seguridad. Las mujeres y los niños serán trasladados al campo de desplazados de Al Hol, controlado por las fuerzas kurdas y los combatientes a alguna de las prisiones de la zona que controlan las FDS en las que ya hay más de 800 detenidos del EI. Zana Amdei, comandante de las fuerzas kurdas, informó en Twitter de que «la mayoría de los evacuados son extranjeros de nacionalidad iraquí».

Este colapso total del califato deja en un limbo legal a los combatientes extranjeros y a sus familias, a los que sus países de origen no tienen mucha intención de repatriar pese al ultimátum lanzado por Donald Trump para que cada país se haga cargo de sus prisioneros. El presidente estadounidense amenazó con dejarles en libertad si no se tomaban medidas.

Unicef recordó que todos los niños «tienen derecho a un nombre, una identidad y una nacionalidad» y pidió a los Gobiernos «la responsabilidad de adoptar salvaguardas que impidan que un niño sea apátrida».

Un mensaje que se difundió tras conocer la decisión del Reino Unido de retirar la nacionalidad a Shamina Begum, londinense que viajó a Siria en el 2015 cuando tenía 15 años para unirse al EI y que ahora reclama su derecho a volver a casa.

Londres mantiene que es legal privar de ciudadanía a Shamima Begum 

I. Gurruchaga / cOLPISA

La decisión del ministro del Interior, Sajid Javid, de privar de la ciudadanía británica a Shamima Begum, una «novia» del EI que dio luz el domingo en un campo de refugiados en Siria, ha provocado un debate sobre la compatibilidad de la decisión con la ley internacional y críticas. La ley de Nacional Británica de 1981 permite al Gobierno comunicar la retirada de ciudadanía a personas con pasaporte del Reino Unido «si se cree que conduce al bien público». Se había utilizado ese poder en contadas ocasiones hasta que Theresa May como ministra de Interior las multiplicó, a partir del 2010, para casos de anulación por fraude en la solicitud o por cometer delitos graves.

Las convenciones internacionales sobre el estatuto de los apátridas prohíben a los estados dejar a sus ciudadanos en esa condición, «salvo que esa persona se haya comportado de una manera gravemente perjudicial para los intereses vitales del Estado». Según el abogado escocés Bilaal Shabbir, la ley británica no ha permitido el uso de esa cláusula.

Un portavoz del Ministerio de Exteriores de Bangladés ha afirmado que su Gobierno no sabe nada del caso Begum. La joven de 19 años habría adquirido la nacionalidad de sus padres en su nacimiento, pero tendría que confirmarla antes de cumplir 21 años porque la ley del país asiático no permite la doble nacionalidad.

Para Shiraz Maher, director del Instituto para el Estudio de la Radicalización, la decisión del ministro Javid puede ser calificada de «racista» porque no se ha aplicado igual la ley a sospechosos con doble nacionalidad compartida con otra poderosa nación occidental.

El reputado comentarista sobre asuntos de la ley, Joshua Rozenberg, señala que el hijo recién nacido tiene derecho a la nacionalidad británica y a la protección. También tendría nacionalidad de Bangladés si su madre lo registra. Y holandesa si su padre, que ha tenido tres hijos con Begum, dos de ellos fallecidos, y se encuentra en un campo de excombatientes, lo reconoce como hijo suyo.