«Que todos los chicos queden libres»

V. TRUKHAN NADITYCHI / AFP

INTERNACIONAL

AFP

El hijo de Olga Oprysko es uno de los marineros ucranianos retenidos por los guardacostas rusos

02 dic 2018 . Actualizado a las 12:18 h.

«Solo tengo una demanda: que todos los chicos queden libres. Todos». Olga Oprysko, una jubilada de 74 años, se enteró por televisión que su hijo era uno de los 24 marineros ucranianos detenidos por los guardacostas rusos, bajo autoridad de los servicios de seguridad del país (FSB), en el estrecho de Kerch, un pasaje marítimo entre el mar Negro y el de Azov.

«Al inicio, no pensé que estaba ahí», cuenta Olga en su modesta casa de Naditychi, una aldea al lado del Dniéster, el gran río del oeste ucraniano. «Pero al día siguiente, descubrí en los informativos que sí estaba entre los prisioneros». Andriy, de 47 años, formaba parte de la tripulación del Nikopol, un pequeño barco blindado que se incorporó a la Armada ucraniana el pasado julio. Es el único de los tres barcos que no fue dañado en el enfrentamiento.

Hasta el juicio, los 24 tripulantes permanecerán en prisión preventiva y ya han sido trasladados a Moscú pese a las llamadas internacionales para su liberación. «Solo tengo una demanda: que todos los chicos queden libres. Todos», reclama Olga Oprysko.

Un «sueño de niño» -

Aunque el pueblo de Naditychi está a 600 kilómetros de la costa, la foto de un velero cuelga sobre uno de los muros de la casa de Olga. En el borde de una ventana, está la maqueta de madera de un pequeño barco. «Desde niño soñaba con los mares. Siempre quiso estar cerca del agua», explica, enseñando fotografías en las cuales Andriy posa con traje de marinero siendo aún un niño.

Desde hace algunos días, la nieve ha llegado en la región de Lviv, gran ciudad ubicada cerca de Naditychi. Pero Olga solo tiene recursos para calentar la pequeña habitación en la que duerme. Antes de su jubilación, era profesora de ruso, pese a que el ucraniano era más usado en esta región. «Nunca hubiera pensado que mis esfuerzos para enseñar la lengua rusa serían apreciados en Rusia», explica «En vez de darme una recompensa, me castigan encarcelando a mi hijo», continua. «No tengo miedo porque soy una persona religiosa. No estoy enfadada», dice. Y agrega: «Estoy orgullosa de mi hijo».