Merkel, entre la espada y la pared

Patricia Baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

HANNIBAL HANSCHKE | Reuters

Debe garantizar su Gobierno sin trasladar la crisis migratoria a los países vecinos

24 jun 2018 . Actualizado a las 09:00 h.

Nadie duda que Angela Merkel, que lleva las riendas de Alemania desde hace 13 años, es la mujer más poderosa del mundo. Pero la dama de hierro atraviesa sus horas más bajas y cada vez más voces hablan del final de su era. Las diferencias en política migratoria con su ministro del Interior y su socio más a la derecha, el líder de la CSU, Horst Seehofer, amenazan con dilapidar su Gobierno de la gran coalición, que el pasado jueves cumplió cien días y que le costó seis meses de duras negociaciones.

¿Por qué es la peor crisis para la canciller?

Merkel inició su cuarto mandato muy débil, después de que su partido obtuviera un 32,9 % en las elecciones de septiembre, su peor resultado en 70 años. Tras fracasar las conversaciones con Los Verdes y los liberales del FDP, tuvo que ceder carteras de peso al SPD y la CSU, con tal de cerrar un acuerdo que evitara repetir las generales. Hoy sigue pagando cara su decisión de abrir la frontera a los refugiados, lo que supuso la llegada de 1,1 millones de inmigrantes al país en el 2015. Después de las agresiones sexuales perpetradas por demandantes de asilo la Nochevieja siguiente, la población viró a la derecha. El 62 % de los alemanes apoyan el plan de expulsiones de Seehofer, que Merkel rechaza, y hasta el 43 % piden la dimisión de la canciller.

¿En qué consiste la propuesta de Seehofer?

El ministro del Interior desea establecer controles permanentes en las fronteras, para poder echar de forma automática a todos aquellos demandantes de asilo que accedieron a la UE por otro país antes de continuar su travesía hasta Alemania. Una medida que enterraría de forma unilateral los Acuerdos de Dublín y trasladaría la crisis de un Estado a otro. Su plan contempla que el Ejército participe en las deportaciones forzosas, para evitar así la llamada cláusula de conciencia, además de reformar la ley con el fin de expulsar a los inmigrantes con antecedentes penales.

¿Qué está en juego?

La gran coalición. El lunes el líder de la CSU le dio un ultimátum a Merkel: si en menos de quince días no se pone de acuerdo con sus vecinos de la UE para llegar a una solución que reduzca la cifra de llegadas y frene una segunda ola migratoria en el continente, abandonará el Ejecutivo. En tal caso, lo más probable es que haya nuevas elecciones, ya que la jefa de la CDU se opone a un Gobierno en minoría por la inestabilidad que conlleva. Der Spiegel revelaba que el SPD ya se prepara para unos comicios que seguramente debilitarían aún más al bipartidismo.

¿A qué se debe la presión?

Se trata de una maniobra electoralista, pues a mediados de octubre se celebran comicios en la región de Baviera, bastión de la CSU, que teme perder su mayoría absoluta. El Land situado en el sur de Alemania es uno de los que más inmigrantes recibe. Por eso Seehofer ha criticado tanto la política de acogidas de la canciller. Ahora ha derechizado aun más su discurso para arrebatarle votos al partido ultra AfD, que tras capitalizar el creciente rechazo a los refugiados, se coronó tercero en las generales, y parte segundo en Baviera, empatado con el SPD.

¿Qué posibilidades tiene Merkel?

La canciller deberá esforzarse al máximo de cara a la cumbre de la UE que tendrá lugar la próxima semana en Bruselas. Su objetivo es doble: contentar a sus socios bávaros para garantizar la vigencia de su Ejecutivo, aunque sin perjudicar a los países más afectados por la crisis migratoria, como Italia o Grecia. No obstante, parece poco probable que vaya a lograr convencer al xenófobo bloque del Visegrado, que ha cogido impulso gracias al apoyo de Austria y de Italia.