Erdogan contra el mundo

Patricia Alonso ESTAMBUL / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

OSMAN ORSAL | Reuters

Turquía se aleja de Occidente y se alinea con Moscú y Teherán, más afines a sus intereses en la región

14 oct 2017 . Actualizado a las 09:56 h.

El presidente Recep Tayyip Erdogan dijo ayer a la UE que Turquía no necesita a Europa. «Hablad claro y acabemos con el asunto», dijo, instando a Bruselas a aclarar definitivamente que su país nunca será aceptado como miembro de la Unión. Un mensaje similar al que envió solo un día antes a Estados Unidos, tras la crisis diplomática tras la suspensión mutua de visados entre los dos socios de la OTAN. El distanciamiento con los dos aliados es una señal inequívoca de que Ankara se aleja cada vez más de Occidente, con quien no comparte ni valores ni intereses. Un distanciamiento palpable este último año, cuando Erdogan protagonizó desencuentros con Alemania y Holanda, a los que tachó de nazis y acusó de dar refugio a terroristas y golpistas.

Los analistas se han apresurado a calificar la crisis de esta semana con EE.UU. como la peor en décadas, aunque pocos se sorprenden. Las relaciones entre estadounidenses y turcos surgieron de una necesidad mutua: hacer frente a la Unión Soviética. Caído el telón de acero, no son más que un matrimonio de conveniencia que poco o nada tiene en común.

La guerra de visados, iniciada con la detención de un empleado turco de la Embajada de EE.UU. en Ankara, es tan solo el último de la lista de desencuentros entre Ankara y Washington. A pesar de que el Gobierno turco confiaba en que las relaciones mejorasen con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, la negativa de los estadounidenses a extraditar al clérigo Fethullah Gulen y el apoyo de sus tropas a las milicias kurdas en Siria esfumaron pronto esa esperanza.

Sin armas «made in USA»

En respuesta a la crisis, Erdogan anunció ayer que las fuerzas policiales turcas dejarán de usar armas hechas en EE.UU. de inmediato y las sustituirán por armas nacionales, porque Turquía no necesita a los americanos. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, hizo ayer un llamamiento a buscar una solución por el bien de la Alianza «en la región», donde Ankara es «clave en la lucha contra el terrorismo». Será el lunes cuando una delegación EE.UU. visite Turquía para discutir estos y otros asuntos.

Sobre el tema de Siria, Erdogan anunció ayer que Turquía hará lo que crea conveniente. «Somos nosotros los que compartimos una frontera de 911 kilómetros con Siria», recordó. La entrada de tropas en la provincia siria de Idlib es el intento de Turquía de imponer su agenda en ese país, cuando el fin de la guerra se aproxima. Además de la creación de una zona de seguridad, siguiendo lo acordado en Astaná junto a Rusia e Irán, Turquía busca impedir que las milicias kurdas creen lo que Erdogan denomina un «pasillo del terror» en la frontera. Ankara no descarta futuras operaciones en Afrin, bajo control de los kurdosirios ante el temor de que establezcan su propio estado en la región, algo que supuestamente le habría prometido Washington a cambio de su colaboración en la lucha contra el Estado Islámico.

Ante tal panorama, no es de extrañar el acercamiento a Moscú y Teherán, con quien podría haber llegado a un acuerdo, según medios locales, para encargarse del tema kurdo en la frontera.