Tensión entre Macron y el jefe del ejército por los recortes en defensa

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

YVES HERMAN | Reuters

El mandatario galo intenta cerrar en Niza las heridas del atentado de hace un año

15 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

No todo fue glamur para seducir a los Trump en la fiesta nacional francesa. La celebración se vio empañada por un pico de tensión entre el presidente Macron y el jefe del Estado Mayor del ejército, el general Pierre de Villiers, que había denunciado los recortes presupuestarios en la cartera de Defensa para este año, unos 850 millones de euros, con el fin de poder cumplir con el objetivo de déficit.

Lo que ocurrió fue que Villiers hizo públicas las críticas y esto obligó al presidente a responderle durante una reunión con la cúpula del ejército, anteayer, que «no es digno llevar ciertos debates a la plaza pública». «Soy vuestro jefe», proclamó para dejar sentada su autoridad. «Los compromisos que he asumido ante nuestros ciudadanos y ante nuestro Ejército los sé cumplir. Y no necesito a ese respecto ninguna presión, ni ningún comentario», dijo.

La polémica no consiguió deslucir la fiesta nacional aunque sí obligó a la ministra de Defensa, Florence Parly, a intervenir recordando a los militares la «necesaria disciplina colectiva». Parly evitó valorar si el jefe del Estado Mayor había incurrido en un acto de indisciplina y se mostró «satisfecha» por el presupuesto para 2018, que incluirá una dotación suplementaria de 1.500 millones.

No consiguió, en cambio, disipar la impresión de que no todos los estamentos del Estado francés se plegarán sin resistencia a las demandas reformistas del presidente. Las declaraciones de Villiers suponen el primer pulso de relevancia al que se enfrenta Macron desde que entró en el Elíseo.

Este tuvo que acometer, después de despedir a Trump, una asignatura no menos compleja que ganarse la complicidad del estadounidense: curar las heridas de Niza. Según Colpisa, dijo comprender la cólera surgida contra las autoridades tras el atentado del 14 de julio del año pasado en el homenaje tributado a las víctimas de la ciudad en el aniversario del atentado yihadista más mortífero perpetrado por un atacante solitario en Occidente. El acto, solemne y emotivo, recordó a los 86 muertos y 434 heridos, muchos de ellos niños, causados por un transportista tunecino al volante de un camión con el que embistió a los 30.000 espectadores que habían contemplado una colección de fuegos artificiales la noche de la fiesta nacional.

«Cuando lo impensable se produce se buscan las causas y el Estado debe mirar sus responsabilidades de frente», dijo Macron en alusión a la polémica desatada en torno a la insuficiencia del dispositivo policial desplegado en el paseo marítimo de la capital de la Costa Azul. «Hay que afrontar la rabia que se libera y se expresa, pero se hará todo para que la República vuelva a ganar vuestra confianza y para que esta adversidad, en lugar de dividirnos, nos una», aseveró antes de erigirse en garante de que «el Estado no abandonará jamás» a las víctimas y sus familias.

Los expresidentes François Hollande y Nicolas Sarkozy, que viajaron a Niza desde París con Macron en el avión presidencial, asistieron a la conmemoración con otras personalidades, como el príncipe Alberto II del vecino Mónaco o el cantante Bono, que un año atrás cenaba en un restaurante cercano al escenario de la tragedia. «Responderemos con la lucha sin cuartel en el interior y en el exterior de nuestras fronteras contra el terrorismo. Libramos un combate moral de civilización, diario, incansable y discreto», afirmó el jefe del Estado.

Entre los 42 condecorados en el homenaje destaca Franck Terrier, conocido como el héroe de la moto, que recibió de manos de Macron la Legión de Honor en medio de una larga ovación por haber arriesgado la vida en una persecución desesperada para detener el camión de la muerte. Los nombres de las 86 víctimas mortales causadas durante 4 minutos y 17 segundos a lo largo de 1.847 metros de trayectoria criminal fueron recitados y colocados en forma de corazón en un mural.

«Nada separará jamás a Estados Unidos y Francia»

Quedará el recuerdo de sus palmaditas en la espalda y los cálidos y prolongados apretones de manos en todo tipo de posiciones. Donald Trump y Emmanuel Macron volvieron a escenificar ayer una gran complicidad durante el desfile militar de la Fiesta Nacional francesa en París. El inquilino del Elíseo, en un breve discurso antes de despedir a su huésped, afirmó que «nada separará jamás» a sus dos países». La frase se vio correspondida con las repetidas muestras de que disfrutaba durante el desfile a cargo de su homólogo en la Casa Balnca. Trump intercambió de forma reiterada comentarios y confidencias con Macron mientras los aviones surcaban el cielo, pero también durante el desfile en tierra. El otro gesto de concordia, los miembros de la tribuna se levantaron de sus asientos al paso de la bandera de Estados Unidos, momento en el que Trump hizo el saludo militar, mientras Macron aplaudía desde el palco.