Ortega Díaz invita al presidente a retomar el diálogo para evitar que se dispare la conflictividad en las calles del país
04 jun 2017 . Actualizado a las 09:37 h.Aunque aseguró que no busca enfrentarse a él, la fiscala general de la República, Luisa Ortega Díaz, se está volviendo en un obstáculo cada vez más molesto para el plan de reformar la Constitución de Nicolás Maduro. La funcionaria, otrora considerada como uno de los brazos ejecutores de la persecución judicial a la disidencia, le pidió a mandatario no insistir la convocatoria de una Constituyente, sin antes consultarle a los electores si están de acuerdo con esa iniciativa, en un referendo.
«Me gustaría que echara para atrás esta Constituyente, que le pidiera al Consejo Nacional Electoral (CNE) que adelantara las elecciones regionales y que siga insistiendo en el diálogo, porque eso es importante, que llame a un diálogo sincero. El tema de la paz nunca se agota, el tema del diálogo nunca se agota», soltó Ortega Díaz, en una entrevista en la que reiteró que la iniciativa es inconstitucional, porque viola el principio de progresividad de los derechos humanos.
Las palabras de Ortega Díaz se produjeron apenas 24 horas después de que acudiera al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para que rectificara su fallo avalando los planes de Maduro. «Con la sentencia parece que volvemos o fue renovada la extinta democracia representativa. ¡Volvimos a [la derogada Constitución de] 1961!», aseguró.
Divisiones internas crecientes
La acción judicial de la fiscala general, la primera en contra de una iniciativa gubernamental, forzó a Maduro a prometer que los cambios que haga la Constituyente serán sometidos a las urnas, algo que algunos de sus colaboradores habían descartado antes. Las críticas de Ortega ha puesto en evidencia el calado de las divisiones en el chavismo por cómo Maduro ha pretendido sortear la actual crisis política que estalló a finales de marzo, luego de los cuestionamientos que ella lanzó contra los fallos del Supremo, controlado por el oficialismo, que en la práctica liquidaron al Parlamento dominado por la oposición y que tienen en el punto de mira a los críticos.
El domingo pasado, la exdefensora del Pueblo Gabriela Ramírez, también cuestionó los planes presidenciales. «Ninguna Asamblea puede catalogarse como Constituyente si primero no bebe de la soberanía popular. Es impensable elegir a esos miembros si todo el pueblo no aprobó antes cuáles serán los términos y condiciones de esa elección. Y luego esos señores deberán volver a someter a la aprobación popular el producto de su labor», dijo.
Estrechos excolaboradores de Hugo Chávez, como Miguel Rodríguez Torres, exjefe de los servicios de inteligencias; o Héctor Navarro, exministro de Educación, también fustigaron el plan.
Más violencia
En las últimas horas la violencia ha vuelto a las calles de Venezuela. El viernes la policía y los servicios de inteligencia reprimieron duramente unas protestas contra la Constituyente y la escasez registradas en la barriada de La Vega, al suroeste de Caracas y considerada unos de los bastiones del chavismo. Ayer, otra marcha opositora que pretendía recorrer al oeste de la ciudad también fue disuelta por la policía. La cifra de muertos por la represión ya alcanzó las 64 víctimas tras perecer un discapacitado por una herida de bala en una marcha.