El presidente amaga con romper el Acuerdo de París y Juncker dice que trabajarán con China
01 jun 2017 . Actualizado a las 16:13 h.Donald Trump está a punto de consumar un nuevo paso aislacionista en el terreno internacional. Según los medios estadounidenses, el presidente retirará a su país del Acuerdo de París sobre el cambio climático provocando así una ruptura histórica con los aliados internacionales del G7, con la UE y poniendo a Estados Unidos en desacuerdo con prácticamente todas las naciones de la Tierra para luchar contra el calentamiento global (una decisión polémica por ser EE.UU. el segundo país del mundo que más gases invernadero emite).
«Anunciaré mi decisión sobre el Acuerdo de París en los próximos días», dijo Trump ayer. Según fuentes consultadas, el presidente ya habría trasladado su intención de retirarse del pacto a varios confidentes, durante la cumbre del G7 de la pasada semana. Fue allí, en Taormina, Italia, donde los líderes europeos trataron de convencer a Trump de lo contrario, explicándole que el abandono del acuerdo suponía un proceso de tres años de duración y que por lo tanto se alargaría hasta casi el final de su mandato. «Parece que no lo hemos conseguido», lamentó ayer el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean Claude Juncker. Fue el líder de la CE precisamente, quien tuvo una de las reacciones más beligerantes, instando a Europa a plantar cara a EE.UU. porque «si Trump saca a su país de París, entonces es nuestra obligación decir que así no puede ser». «Piensa que le basta con la noción del EE.UU. primero», cargó un enfurecido Juncker, consciente de las repercusiones globales que tendría el polémico abandono estadounidense. Y es que no solo supondría una evidente ruptura con Occidente, acentuando su brecha con Europa, sino que además confirmaría las intenciones del presidente de ir en dirección opuesta a los intereses y la unidad de acción de las potencias que conforman el G7 y el G20, todo un misil en la línea de flotación de la geopolítica multilateral que defendía Barack Obama.
Ante la inminente embestida de Trump, la Unión Europea y China han decidido unir sus fuerzas y forjar una alianza para liderar la lucha contra la contaminación. Ambas potencias enviarán un mensaje conjunto de apoyo al Acuerdo de París durante su cumbre en Bruselas, que tendrá lugar entre hoy y mañana. El llamamiento a la unidad también se lanzó desde las Naciones Unidas donde su secretario general, Antonio Guterres, defendió que «el cambio climático es innegable».
Batalla en la Casa Blanca
Trump lleva meses sopesando el no al Acuerdo de París, pero desde su entorno más cercano no dejan de advertir que con este presidente todo puede cambiar, especialmente porque su hija Ivanka Trump, una de las firmes defensoras del acuerdo, sigue presionando a su padre para que EE.UU. permanezca en el pacto. De la misma opinión son su marido Jared Kushner, el secretario de Estado, Rex Tillerson, y el secretario de Energía, Rick Perry. Todos ellos consideran que una salida de Estados Unidos tendría profundas implicaciones diplomáticas que no le convienen al gobierno. La postura del ala más moderada de la Casa Blanca choca frontalmente con ultraderechistas como Steve Bannon que creen que el presidente debe cancelar el pacto para cumplir con una de sus grandes promesas electorales. La opinión del jefe de Estrategia es compartida por el sector más radical, del que también forma parte el director de la Agencia para la Protección del Medioambiente (EPA, por sus siglas en inglés), Scott Pruitt, un escéptico del cambio climático que como fiscal general de Oklahoma denunció hasta catorce veces a la agencia que hoy lidera.
Trump también ha sido presionado por voces ajenas a la nueva Administración. Es el caso de Elon Musk. El multimillonario y fundador de Tesla se reunió con el presidente a principios de mes para trasladarle la importancia de la permanencia estadounidense en el acuerdo y ayer amenazó con abandonar el comité asesor del presidente. También se posicionó en contra Al Gore, con quien precisamente se reunieron tanto el presidente como Ivanka durante la transición de poderes.
El Rusiagate alcanza al abogado personal del presidente
Una nueva figura ha hecho aparición en las pesquisas de Capitol Hill sobre los vínculos entre el entorno del presidente de EE.UU. y Rusia. Se trata de Michael Cohen, abogado personal de Donald Trump y ahora, también en el punto de mira de los comités de inteligencia de la Cámara de Representantes y el Senado. Ambas instancias le han pedido que entregue documentación sobre posibles contactos mantenidos con los rusos, algo a lo que el letrado parece estar resistiéndose. «No tengo nada que esconder, estoy dispuesto a testificar pero tienen que ser más específicos», dijo Cohen tras su negativa a entregar la información requerida por un supuesto error de forma. Dicha petición se formuló a través de una serie de cartas muy similares a las que en su momento se enviaron a los exasesores de Trump Roger Stone, Paul Manafort y Michael Flynn, aunque este último ha aceptado finalmente entregar la documentación, relacionada con dos negocios suyos en Rusia.
Aunque es la primera vez que el Congreso le requiere de manera oficial, el nombre de Cohen ya saltó a las portadas de la prensa hace meses. Fue el exespía del MI5 Christopher Steele quien citó al abogado del presidente en un informe en el que detalló cómo Cohen habría asistido a una reunión secreta en Praga para discutir los ciberataques contra los demócratas, algo que el letrado negó categóricamente. Las relaciones de Cohen son cuanto menos inquietantes para los investigadores, ya que no pasa desapercibido el hecho de que el letrado mediase en un acuerdo de paz para Ucrania con la ayuda de Felix Sater, un empresario que ayudó a Trump con sus negocios en Rusia.
El misterio de «covfefe»
La maraña de datos del entramado se mezcló ayer con otra incomprensible actuación del presidente. Todo comenzó en la medianoche del miércoles cuando Trump escribió en Twitter: «Pese a la constante covfefe negativa de la prensa». Han leído bien, covfefe. Obviamente el presidente quiso decir «coverage» (cobertura), pero su equivocación provocó la burla generalizada en las redes sociales. Ayer por la mañana, lejos de lamentarse, el republicano retó a los tuiteros: «¿Quién es capaz de descifrar el significado de ‘covfefe’? ¡Disfruten!».
Su desafío vino acompañado de otro mensaje contra la actriz Kathy Griffin. La comediante había protagonizado una sesión de fotos en la que aparecía sosteniendo la cabeza decapitada y ensangrentada con el aspecto de Donald Trump. «Debería avergonzarse de sí misma», dijo el presidente horas después de que la humorista se disculpase y reconociese que «fui demasiado lejos». La CNN anunció ayer que no volverá a contratar a la cómica.
Detienen a un activista chino que investigaba las fábricas de calzado de Ivanka
Un activista que investigaba las condiciones de trabajo en una planta en China que fabrica zapatos para la marca Ivanka Trump fue detenido. Otros dos hombres que trabajaban en la investigación están desaparecidos desde el domingo, según China Labor Watch (CLW), una oenegé con sede en Nueva York. «En 17 años hemos hecho muchas investigaciones y nunca hemos tenido ningún problema», dijo a la AFP Li Qiang, su director. «Pero es la primera vez que investigábamos a los proveedores de Ivanka Trump, por lo que quizás esté relacionado con la marca», añadió. La hija de Trump vende con su nombre varios productos, entre ellos ropa, bolsos, zapatos y accesorios de moda, algunos fabricados en China.
El detenido, Hua Haifeng, que junto a los otros dos estaba investigando de incógnito dos fábricas, fue detenido con el cargo de usar «material para escuchar a escondidas», dijo Li. Los activistas descubrieron que los trabajadores de esas fábricas están obligados a hacer horas extras y cobran menos que el mínimo legal. Además, según Li, las plantas imprimen nóminas falsas en las que aparecen salarios más altos que los reales. Además también trabajan allí varios estudiantes, según la oenegé.
Según datos de AFP, más de 50 toneladas de zapatos, bolsas y ropa de la marca Ivanka Trump salen regularmente de China en dirección a Estados Unidos.