México teme más violencia tras caer el Chapo

Julio Á. Fariñas REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Mario Guzmán | EFE

El cartel de Sinaloa, que lideró durante tres décadas, no se resintió de sus dos detenciones anteriores gracias a su estructura horizontal. La tercera será la gran oportunidad de sus competidores para arrebatarle la hegemonía

24 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Dicen que a la tercera va la vencida y la reciente detención de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, el Chapo, tiene todos los visos de que va a confirmarlo. Si las dos detenciones del veterano delincuente sinaloense -enero de 1993 y febrero del 2014- no afectaron para nada a la marcha de sus boyantes negocios lícitos e ilícitos, la del pasado día 8 tampoco se dejará sentir demasiado en ellos, aunque sí podría tener consecuencias en el conjunto del sector. Y es que es muy probable que, al ser la definitiva -en cuestión de meses estará a buen recaudo en una prisión estadounidense-, sus competidores tratarán de aprovechar la baja de este líder carismático para ocupar territorios y mercados que hasta ahora tenían vedados. Según algunos analistas mexicanos, «una nueva guerra de carteles es un peligro inminente». La posibilidad de que corra más sangre, según los analistas, está servida.

Los herederos

Todos los indicios apuntan a que el poder que ostentaba en el seno de la organización criminal el Chapo se repartirá entre Juan José Esparragoza Moreno, el Azul, que tiene 65 años e ingresó en el cartel a los 22 tras abandonar su trabajo en la Dirección Federal de Seguridad en Sinaloa, e Ismael Zabanda García, el Mayo, de 66 años. Son los dos supervivientes del triunvirato que dirigía los negocios de la firma Sinaloa. A ellos se suman dos de sus más estrechos colaboradores: Dámaso López Núñez, el Licenciado, que era -todo apunta a que lo seguirá siendo- el responsable de las actividades administrativo-empresariales del cartel, y su hijo Dámaso López Serrano, el Mini Lic.

Dámaso padre era en el 2001 el jefe de seguridad del penal Puente Grande y organizó la primera fuga del Chapo, tras renunciar a su cargo un mes antes. También hay pocas dudas de que conservarán su estatus Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, así como Ovidio Guzmán López, los tres hijos del Chapo conocidos como los juniors, que están en fase de rodaje.

Reparto de poder

Una de las claves del éxito del cartel de Sinaloa, según los estudiosos de este fenómeno delictivo, radica en su estructura horizontal. Cuando a finales de los años ochenta, tras la captura de Miguel Félix Gallardo, los lideres del cartel de Guadalajara se repartieron el territorio, el Chapo a su vez repartió el suyo entre sus compadres y parientes, lo que permitió que la organización por él liderada no se viese afectada por su ausencia tras su primera detención en 1993, que se prolongó hasta su primera fuga en el 2001. El caché del Chapo se alimentó de sus fugas carcelarias y su guerra a muerte con el cartel de Tijuana en los años noventa por el control de la plaza de la Baja California, que le costó la vida al cardenal Posadas Ocampo, acribillado por error el 24 de mayo de 1993.

A todo ello se sumó la guerra a partir del año 2007 contra el cartel de Juárez por el control de Chihuahua, que se prolongó hasta el año 2013 y se saldó con más de diez mil asesinatos.

Su currículo criminal incluye también la traición y consiguiente enfrentamiento con el cartel de los hermanos Beltrán Leyva, que lo responsabilizaron de la captura de Alfredo en enero del 2008 y de la muerte de Arturo a manos de efectivos de la Marina en diciembre del año siguiente.

Otro elemento determinante en su popularidad fue su inclusión en la lista de los hombres más ricos del mundo entre los años 2009 y 2012 por la revista Forbes, que estimó su fortuna en más de 3.000 millones de dólares.

Jalisco Nueva Generación, un temible competidor con presencia en nueve estados

El cartel Jalisco Nueva Generación, surgido hace apenas cinco años, se ha convertido en una de las organizaciones criminales más poderosas de México y en el principal competidor del hegemónico clan de Sinaloa.

Comandado por Nemesio Oseguera, el Mencho, tiene presencia en al menos nueve estados. Según los últimos datos hechos públicos por la Procuraduría General de la República, los carteles que más han crecido desde la llegada al poder del presidente Peña Nieto han sido los de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación. La presencia de los demás que siguen operativos (Juárez, Tijuana, el Golfo, los Zetas, la Familia Michoacana o los Caballeros Templarios) ha disminuido en sus respectivos feudos y la capacidad de sus brazos armados también se ha visto mermada.

A pesar de que han perdido fuelle, los siete grupos, según los expertos, aún mantienen la capacidad y la estructura para seguir delinquiendo. Su debilitamiento, derivado del arresto de los principales líderes, ha derivado en el nacimiento de pequeños grupos que buscan espacio para el escenario delictivo. Un ejemplo de ello es el estado de Guerrero, donde seis pequeñas células nacidas del cartel Beltrán Leyva o la Familia Michoacana se enfrentan en diferentes comunidades.

Los otros clanes, preparados para una nueva guerra

La captura del mítico Chapo, seducido por la vanidad y los encantos de Kate del Castillo, sirvió al Gobierno mexicano para quitarse la espina clavada por su última y bochornosa fuga y al mismo tiempo reavivó el afán revanchista de los competidores y víctimas de Joaquín Guzmán y los suyos.

Encabeza la lista Fausto Isidro Meza Flores, el Chapito, quien a sus 32 años es la mano derecha de Héctor Beltrán, el superviviente de los hermanos Beltrán Leyva, que quiere vengar la muerte de sus hermanos.

Otro de los frentes del cartel de Sinaloa se localiza en la zona de la Baja California Sur, un territorio controlado por el subgrupo que encabezaba el Mayo Zabanda y que se disputaba con el cartel de Tijuana de los hermanos Arellano Félix. Al frente del cual, tras las caídas de Javier el Tigrillo, Ramón y Benjamin, se encuentra Enadina, la Jefa, la única mujer que dirige una organización delictiva en México, ocupando un puesto por el que han pasado antes tres de sus hermanos varones.

No menos preocupante para los herederos del imperio del Chapo es el cartel Jalisco Nueva Generación, con menos de un lustro de historia. Compite seriamente con los de Sinaloa en el tráfico de drogas sintéticas. Se trata de un grupo extremadamente violento liderado por Nemesio Osaguera Cervantes. Su organización tiene presencia en Colomina, Guanajuato, Veracruz, Morelos, Quintana Roo, Nayarit y Jalisco. Sus plazas fuertes son México D. F., Guerrero y Michoacán.

Tampoco es desdeñable la competencia del cartel del Golfo y la de los sanguinarios Zetas.