La escasez y la inflación están vaciando los comercios venezolanos de mercancías y sobre todo de compradores
22 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Como en buena parte del mundo, las Navidades en Venezuela son sinónimo de alegría, banquetes y regalos. Sin embargo, la inflación y la escasez de alimentos, medicinas y otros productos que vienen aquejando al país caribeño están haciendo muy complicado para la mayoría de los ciudadanos celebrar sus tradiciones.
«La gente entra, da una vuelta, ve lo que hay, pero son pocos los que compran, porque todo ha subido una barbaridad», admitió Johan Pérez, vendedor de Beco, una de centros comerciales más importantes del país. La imagen se refleja también en las tiendas de barrio. «Mucha gente se quedará sin estrenos [de ropa] ni regalos, porque el dinero no alcanza. El dinero se va en alimentos. O comes o les das a los chamos [niños] el regalo del Niño Jesús el 24», comentó Ángela García, vendedora de La Hoyada, uno de los mercados populares del centro de Caracas.
Comprar una bicicleta o una tableta es imposible. Pueden llegar a costar el equivalente a diez salarios mínimos (unos 1.531 dólares a la tasa de cambio oficial más baja). Para una PlayStation sería necesario trabajar más de dos años. El sociólogo Samuel Pérez advirtió que la crisis pasará factura a los ciudadanos. «La posibilidad de no celebrar la Navidad genera una frustración que agravará la depresión que parte de la sociedad experimenta», apuntó.
Desde las patronales achacaron la situación a los controles de precios vigentes desde el 2003. «El Gobierno no nos da dólares preferenciales para importar y eso nos obliga a recurrir al mercado negro para comprar mercancías, por eso los precios son tan altos y la variedad de productos menor», explicó un comerciante de juguetes que pidió mantenerse en el anonimato.
Las autoridades atribuyen la sequía de dólares y euros a la caída del precio del petróleo, de donde el país obtiene más del 90 % de sus divisas. El barril de crudo venezolano pasó de casi 90 dólares a finales del 2014 a menos de 40 la semana pasada. Esta situación explica también por qué en el grueso de los establecimientos los estantes no están a rebosar y por qué muchos productos son de temporadas anteriores.
Lo peor está por venir
Pero, como si la situación ya no fuera suficientemente mala, los economistas auguran que el futuro aún será peor. «Económicamente hablando, el próximo año extrañaremos este», afirma Luis Vicente León. «Aplicando correctivos racionales, la crisis seguirá en evolución un tiempo, y la verdad, no lucen cercanos los correctivos», explicó.
Según León, los mensajes de confrontación que el Gobierno lanzó tras su derrota en las legislativas del 6 de diciembre tampoco dan motivos a los inversores nacionales y extranjeros para apostar por el país.
El líder opositor Henrique Capriles reclamó ayer del Gobierno que se siente en una misma mesa con los empresarios y sus adversarios para trazar una «estrategia conjunta» para afrontar la crisis, la cual, advirtió, podría terminar en un estallido social como el de 1989. «La situación económica no es para andar dando vueltas. El país está sentado sobre un polvorín».