Las deserciones del chavismo

Pedro García otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

CARLOS GARCIA RAWLINS | Reuters

Con el fiscal Franklin Nieves ya son siete los altos cargos de importancia de los Gobiernos de Chávez y Maduro que huyen del país desde el 2004

27 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Franklin Nieves, el fiscal venezolano que acusó y logró la condena del líder opositor Leopoldo López, y que se fugó del país la semana pasada, denunciando desde Estados Unidos «presiones» para desviar la justicia, es el séptimo alto cargo de importancia que deserta desde el 2004, y el cuarto que lo hace desde el 2013, cuando Nicolás Maduro sustituyó a Hugo Chávez: Se han ido Nieves, el exministro de Finanzas Rafael Isea, el general encargado de temas económicos Hebert García Plaza y un edecán de Chávez Leamsy Salazar.

Este número se hace más grande si en la cuenta se incluye a cargos que dejaron el país sin ser sometidos a investigación, como Andrés Izarra, el ministro de Turismo que se mudó hace pocos meses a Austria; o Jesse Chacón, titular de Energía Eléctrica, quien se fue a vivir a Alemania. Estos dos últimos exilios voluntarios ocurrieron este año y sobre ambos pesan sospechas, nunca investigadas, de corrupción.

Nieves anunció que esta semana dará más detalles de cómo se amaño el juicio de López, pero la fiscal general Luisa Ortega Díaz ya señaló que el fiscal «había cedido a presiones», pero no de su despacho, sino de «poderosos intereses de Estados Unidos y de la oposición», algo que es el libreto de cada deserción.

En su momento, se dijo lo mismo de Eladio Aponte Aponte, general de la Guardia Nacional, fiscal general militar y magistrado del Tribunal Supremo, quien en 2012 huyó a EE.UU., y desde allí señaló que las decisiones del Supremo «se redactan en la Vicepresidencia de la República».

Estas denuncias nunca fueron investigadas, como tampoco lo fueron las supuestamente realizadas por Salazar, quien luego de la muerte de Chávez fue guardaespaldas de Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional; Leamsy, quien, en febrero de este año y como Aponte, se entregó a la DEA, acusó a Cabello, según diarios españoles y estadounidenses, de dirigir un cartel del narcotráfico. No solo esto no se investigó en Venezuela: Cabello contraatacó, y demandó a tres medios venezolanos que se hicieron eco de estas denuncias.

El más famoso de los desertores venezolanos, o, al menos, el que tuvo un cargo más alto, es el teniente Rafael Isea, exministro de Finanzas y exgobernador, quien en septiembre del 2014 se entregó a la DEA. Recurrentemente acusado de corrupción, Isea es ahora investigado por nueve delitos de peculado, pero fue defendido, en su momento, por Hugo Chávez, con quien participó en el golpe de Estado de 1992.

Luego del caso Salazar, el Ministerio de la Defensa emitió un memorando interno en el que exigía a todos los militares que fueran a viajar solicitar un permiso para salir del país. Lo mismo hizo, hace pocos meses, el Cicpc, la policía criminalística. Y hace menos de dos meses, una medida parecida tomó la propia Fiscalía: solicitó una lista de todos los fiscales que tuvieran visados estadounidense. Esto no impidió a Nieves viajar con toda su familia y, desde EE.UU. amenazar con echar más leña al fuego de la condena a López, considerado.

Por su parte, García Plaza, luego de ser ministro de Alimentación y de Transporte Acuático y Aéreo, se entregó también a la DEA. Mayor general (el rango más alto del Ejército venezolano), García fue acusado en abril de comprar, por 200 millones de dólares, un ferri que costaba 30 millones, y además, comprarlo usado como si fuera nuevo. Fue acusado de corrupción luego de su huida.