La inmigración y el asilo marcaron el debate de la campaña electoral
18 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.El peculiar sistema suizo pone hoy a prueba a los electores, acostumbrados a elegir su Parlamento con cierta indiferencia, ante la previsión de que la derecha más conservadora confirme el ascenso que firmó ya en el 2007. La Unión Democrática de Centro (UDC-SVP, populistas de derechas) obtuvo entonces casi el 70 % de los votos y, según los últimos sondeos, obtendría ahora el 27,9, tras el ligero descenso al 26,6 % en el 2011.
Debido al carácter colegiado del Gobierno y a la frecuencia con que los suizos son llamados a referendos para pronunciarse sobre leyes muy concretas, los comicios para elegir a los 200 diputados y 46 senadores del Consejo Nacional no suelen tener la importancia de las legislativas de otras democracias occidentales.
Sin embargo, la UDC-SVP reclama, como partido más votado, derecho a ocupar un segundo asiento en el Ejecutivo integrado por siete miembros, que actualmente se reparten dos del Partido Socialista, dos del Partido Liberal Demócrata (PLR), uno del Partido Demócrata Cristiano (PDC), uno de la UDC-SVP y uno del Partido Burgués Democrático (PBD, escindido de la UDC tras las elecciones del 2011.
Políticas migratorias
Una reclamación que respalda la aritmética contundente de las urnas. A los socialistas, que obtuvieron en la última votación el 18,7 % de las papeletas, las encuestas les dan ahora un 19,3 %. Y al PLR (derecha moderada), hasta hoy con el 15 %, les pronostican el 16,6. El PDC (también de derecha moderada), que obtuvo el 12 % de los apoyos en los últimos comicios, bajaría al 11,5 y el escindido PBD se quedaría en un 4,6 %. Con el espacio cedido por la derecha moderada (PDC y PLR) a la UDC-SVP, la desde hace 70 años tranquila política suiza podría volverse más conflictiva.
Y es que del séptimo asiento depende un equilibrio de fuerzas que podría escorar a la derecha al nuevo Ejecutivo, lo que tendría repercusiones en las políticas sociales y migratorias que se concretarían en una deriva hacia posturas conservadoras nacionalistas, como la que la UDC impulsó en febrero del 2014 para establecer cuotas (que también afectaban a ciudadanos de la Unión Europea) y los suizos aprobaron en referendo directo.
«Aparte de la UDC, ningún otro partido quiere hablar de inmigración, porque se ha creado la impresión entre los electores de que son los únicos competentes para abordar el tema», explica, informa Efe, el profesor del Instituto Suizo de Altos Estudios en Administración Pública Andreas Ladner, a varios corresponsales extranjeros. Pero fueron precisamente la inmigración y el asilo los temas que marcaron la campaña, en la que la UDC-SVP impuso su agenda. «Habitualmente, en Suiza se debate sobre los buenos y los malos refugiados, pero con el actual drama humanitario no es seguro que la UDC saque tanto provecho», opina en cambio Pascal Sciarini, profesor de la Universidad de Ginebra.
Se espera que el 49 % de los suizos acudan a votar, medio punto menos que en las legislativas del 2011. Adeptos a la democracia directa, los suizos prefieren movilizarse en los referendos sobre proyectos concretos.