Teherán preocupa más que los palestinos

Laura Fernández Palomo

INTERNACIONAL

02 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La puesta en escena del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, frente a la Asamblea General de la ONU de ayer incluyó una pausa dramática. Un tiempo durante el cual fijó la mirada una por una en las delegaciones internacionales para recriminarles «su silencio ensordecedor» en el pasado ante las amenazas iraníes de «destruir Israel».

El mutis fue la nota de color en un discurso reiterativo en el que durante media hora volvió a cargar contra su eterno enemigo, con el que mantiene una histórica guerra dialéctica: «Sin cadena y sin bozal, Irán irá a la caza devorando más y más presas». Esta vez se sirvió del caótico contexto regional para magnificar los riesgos y resaltó su intervención en Siria. No aprueba el acuerdo nuclear, no confía y anticipa su fracaso. No quiere a Irán. Una oposición que podría haber tensado sus renqueantes relaciones con Obama, hasta que se apresuró a dejar claro que «Estados Unidos es su socio más importante».

Consabida su opinión sobre Irán, la expectación estaba puesta en la respuesta de Netanyahu a las declaraciones del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abás, que el miércoles desde el mismo atril se desvinculó de los acuerdos de Oslo. Las había calificado de «deshonestas y provocadoras». Sin embargo, el tema solo abarcó los últimos diez minutos aunque dejó una apuesta inesperada por volver a la mesa de negociaciones sin «precondiciones». Pero pronto retomó las palabras de Abás sobre los acuerdos para desacreditar su voluntad de acercamiento. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) salió al paso rechazando la «estrategia victimista», «cuando Israel es la potencia ocupante».

La caótica situación regional dio empaque al clásico discurso israelí centrado en su vulnerabilidad. Aprovechó la retórica del «fanatismo islámico» para crear un totum revolutum de enemigos regionales -incluidos parte de los palestinos- y así volvió a erigirse como primera víctima y único socio fiable para combatirlo. «Defended a Israel», y aplaudieron las gradas de los Estados observadores ante la neutralidad de las delegaciones que escucharon más de lo mismo.