El recurso del enemigo exterior para tapar la grave crisis interna

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID/ LA VOZ

INTERNACIONAL

AFP

La estrategia de Nicolás Maduro busca con sus ataques furibundos recobrar la popularidad perdida

23 abr 2015 . Actualizado a las 07:18 h.

Frente a una situación económica desastrosa, agravada por el desplome del precio del petróleo, que se traduce en colas interminables para conseguir, cuando los hay, los alimentos básicos, Nicolás Maduro ha optado por una vieja estrategia: arremeter contra el supuesto enemigo exterior. En este caso España, incluso por encima de la habitual bestia negra del chavismo, Estados Unidos. La escalada verbal del presidente venezolano, con gravísimos insultos y acusaciones a Mariano Rajoy, y amenazas abiertas a los intereses españoles en aquel país, sobrepasa con mucho los límites tolerables en las relaciones diplomáticas. Pero acusarle, como ha hecho Maduro, de apoyar «a los terroristas de Venezuela» y estar detrás de «la conspiración y tratar de derrocar al Gobierno democrático y legítimo» hacía insoslayable una dura respuesta.

Radicalizado

Ante esta situación, el Gobierno no podía quedarse de brazos cruzados y ha llamado a consultas al embajador en Caracas, es decir lo ha hecho regresar por tiempo indefinido en señal de protesta.

Maduro se ha ido radicalizando a medida que consideraba que España se inmiscuía en sus asuntos internos y podía sacar partido de la situación. En octubre Rajoy recibió a la esposa de Leopoldo López, el líder opositor encarcelado por Maduro, que llamó al consultas a su embajador y lo retuvo en su país durante cuatro meses. En marzo Rajoy se reunió con la mujer del alcalde de Caracas Antonio Ledezma, también en prisión, y pidió su liberación.

Además, los expresidentes José María Aznar y Felipe González suscribieron a principios de mes, junto a otros 23 exmandatarios latinoamericanos, la declaración de Panamá, que denuncia la «grave alteración democrática y constitucional» que padece Venezuela y reclama la liberación de los presos políticos. La tensión volvió a subir con la aprobación hace una semana en el Congreso de un proposición en la que se exigía la liberación inmediata» de los opositores encarcelados, apoyada por el PP y el PSOE.

A los exabruptos de Maduro se unió este mismo martes la decisión de la Asamblea Nacional de Venezuela de declarar a Felipe González persona non grata por colaborar en la defensa jurídica de López y Ledezma. En la resolución se condena también la «agresión» del Congreso español.

Según Datanalisis, la principal empresa encuestadora de Venezuela, Maduro cuenta con una aprobación de solo el 28,2%, pero ha subido dos puntos en un mes y más de cinco si se compara con su nivel mínimo de finales de año. Los ataques furibundos contra Estados Unidos pueden explicar esa remontada. Ahora se trata de repetirlo con España, inventándose un enemigo exterior para lograr adhesiones de cara a las elecciones parlamentarias de este año, en las que ese sondeo da como ganadora a la oposición con 20 puntos de ventaja.