Indignación, pero no nuevas ideas

INTERNACIONAL

YVES HERMAN / Reuters

Lograr la unanimidad ante matanzas como la del semanario satírico o el asalto antisemita de Porte de Vicennes era la parte fácil

27 ene 2015 . Actualizado a las 04:42 h.

Se esperaba una gran manifestación catártica ayer en Francia y la expectativa se cumplió con creces en la marcha de París contra el terrorismo. Algunos de los asistentes de más edad aseguraban no haber visto tanta gente en las calles desde la celebración del fin de la Segunda Guerra Mundial. Estaba clara la voluntad de evitar que nada empañase el espíritu unitario de la marcha. Quedó aparcada la polémica, quizás un poco buscada por su protagonista, sobre la supuesta no invitación a Marine Le Pen a la manifestación. Hubo concentraciones del Frente Nacional en sus feudos del sur, pero no se entabló ningún pulso, como algunos se temían. Pero lograr la unanimidad ante matanzas como la del semanario satírico o el asalto antisemita de Porte de Vincennes era la parte fácil. El problema está en el qué hacer a partir de ahora, y aquí no hay grandes ideas nuevas. Previsiblemente, se habla otra vez de más coordinación policial, de más controles en las fronteras... aunque los terroristas de París, en realidad, no habían volado recientemente. Vigilar las idas y venidas de los musulmanes europeos que van a luchar a Siria como voluntarios es ahora mismo la gran prioridad de los servicios de seguridad. Francia, que hablaba entusiásticamente hace unos meses de enviar más armas a los rebeldes sirios ahora les teme, y con razón. Pero nadie se llamará a engaños en la comunidad de inteligencia. Eso consumirá una enorme cantidad de recursos, y a los hermanos Kouachi, precisamente, se les dejó de vigilar porque surgieron otras prioridades. Los responsables de seguridad no se cansan de repetirlo: «No existe la seguridad perfecta», algo que a sociedad le resulta muy difícil aceptar. Todo lo que se puede hacer ahora es observar si la célula de los Kouachi se ha extinguido en su apocalipsis de muerte o si cuentan con algún cómplice más, y bajar en cuanto sea posible el nivel de alerta para no proporcionar más satisfacción a quienes no solo pretendían matar sino también atemorizar a una sociedad entera.