La corrupción incendia el final de la campaña más disputada en Brasil

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

La presidenta Rousseff admite que la pública Petrobras desvió fondos a su partido

20 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La presidenta de Brasil y candidata a la reelección por el Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, y el socialdemócrata Aecio Neves (PSDB) libran una agresiva y disputada batalla electoral a tan solo una semana de la segunda vuelta de las elecciones, que se celebrará el domingo.

Los aspirantes no escatiman en golpes bajos y si hace unos días Rousseff insinuó que Neves había sido pillado conduciendo bajo el efecto del alcohol y las drogas, la andanada de vuelta para la presidenta ha acabado por airear un escándalo de corrupción en el Gobierno.

La propia Rousseff acabó admitiendo este sábado que hubo movimiento ilegal de recursos en Petrobras, la petrolera estatal, denunciada por desviar fondos a su partido, dinero que se comprometió a devolver. «Haré todo lo que me sea posible para resarcir al país. Si hubo desvío de dinero público, lo queremos de vuelta. ?Si hubo?, no. [Sí] Hubo desvío», se corrigió a sí misma la mandataria, admitiendo así las acusaciones de corrupción que afectan a la petrolera estatal, y que ha sido uno de los puntos más abordados en los debates de la campaña.

Según las investigaciones, un 3 % del presupuesto de los contratos de Petrobras se desviaba para financiar las campañas electorales de las formaciones políticas de la coalición de Gobierno, entre las que figura el Partido de los Trabajadores de Rousseff.

Los delatores, que están confesando a la Justicia a cambio de una reducción de condena, son el exdirector de Abastecimiento de Petrobras, Paulo Roberto Costa, y el empresario Alberto Youssef, propietario de una casa de cambio que supuestamente gestionaba los fondos.

Ventaja de Neves

Así las cosas, la disputa electoral entre el PT, que llegó al poder en el 2003 con Lula, y el PSDB, que gobernó entre 1995 y 2002 con Fernando Henrique Cardoso, se repite desde hace 20 años, pero nunca la división había llegado al nivel de escindir perfectamente a los brasileños en dos.

En la primera vuelta, el 5 de octubre, Rousseff terminó primera, con el 41,5 % de los votos, seguida por Neves, con el 33,5 %. Sin embargo, dos sondeos divulgados el jueves revelaron que Neves aventaja a Rousseff. Si las elecciones fueran ya, las encuestas apuntan que el candidato opositor obtendría el 51 % de los votos válidos, frente al 49 % de la mandataria.

Los analistas ya consideran estas elecciones un caso de estudio. No solo son las más imprevisibles de la reciente historia brasileña, sino las que tuvieron los giros más increíbles.

El primero fue la muerte del candidato socialista Eduardo Campos en un accidente de avión en agosto, que lanzó la campaña presidencial de Marina Silva. La ecologista, que llegó a amenazar el liderazgo de Rousseff, quedó finalmente tercera, con el 21,3 % de los votos. El segundo punto de inflexión fue cuando Neves, que para la primera vuelta llegó a tener apenas 11 % de intención de voto, resurgió en la primera vuelta, conquistó al 33 % del electorado y desplazó a Marina Silva.