Evo Morales afronta las elecciones con una ventaja abrumadora

redacción / la voz

INTERNACIONAL

Granjeros de coca seguidores de Evo en el acto que cerró la campaña boliviana.
Granjeros de coca seguidores de Evo en el acto que cerró la campaña boliviana. DAVID MERCADO < / span>reuters< / span>

Obtendrá el 41 % más de votos que su inmediato rival, según las encuestas

12 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

«A mí me sorprende eso, es una preocupación que a veces no me deja dormir». Son declaraciones de Evo Morales a El Deber que recoge Europa Press. Y no, no son las elecciones de hoy, que afronta con 40 puntos de ventaja en intención de voto sobre el siguiente candidato, lo que le permitirá asumir la presidencia de Bolivia, por tercera vez, sin segunda vuelta.

Lo que le quita el sueño al presidente del país andino es el horizonte del 2019. No tiene sucesor en el Movimiento al Socialismo (MAS), ya reformó una Constitución que prohibía una segunda reelección para poder presentarse hoy y descartó una nueva reforma que permitiría al jefe de Estado perpetuarse. Los últimos sondeos coinciden en darle a Morales en la primera vuelta el 59 % de los votos. Se quedará un poco por debajo del 64,22 % cosechado en el 2009, pero todavía por encima del 53,7 % de los votos que lo encumbraron por primera vez en el 2005 como primer presidente indígena de América Latina. Su más directo rival, el empresario Samuel Doria Medina (Unidad Demócrata, UD) cosecharía el poco desafiante 18 % de las papeletas y en tercera posición quedaría el expresidente Jorge Tuto Quiroga (Partido Demócrata Cristiano, PDC), con el menos inquietante aún 9 %, según datos que ofrece AFP.

Completan el elenco de candidatos de una oposición dividida, pero ya sin opción alguna, el líder del Movimiento Sin Miedo (MSM), Juan del Granado, y el candidato del Partido Verde de Bolivia (PVB), Fernando Vargas, en unos comicios en los que 6,3 millones de bolivianos deberán elegir también a 36 senadores y 130 diputados. El compañero de fórmula de Morales, Álvaro García Linera, ya los ha emplazado a ofrecer una «alternativa» en el 2019.

Las cartas del presidente

Morales impulsó programas sociales que han permitido a millones de personas salir de la pobreza (la tasa ha bajado del 65 al 40 %), gracias a las subidas del salario mínimo y a planes de ayuda. Los indicadores económicos han mejorado y Morales ha logrado obtener la mayor tasa de inversiones en Sudamérica, en proporción al tamaño de la economía boliviana. Algunos inversores, no obstante, siguen mirando con temor las expropiaciones y la participación del Estado en sectores estratégicos, como el de la energía.

En política exterior, Morales ha girado en la órbita de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y ha impulsado, hasta llegar al Tribunal Internacional de Justicia su litigio territorial por Chile, la reivindicación de una salida al mar para Bolivia.

Entre las batallas perdidas, la carretera a través de la selva, la reducción de los subsidios a la gasolina y sus promesas de modernizar sectores clave, como la justicia o la salud. Bolivia tiene aún que resolver la inseguridad y el narcotráfico, que suelen figurar entre las principales preocupaciones del ciudadano de a pie y de organizaciones de defensa de los derechos humanos.