La UE busca inspiración en Ypres

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

La ciudad belga vivió terribles combates en la Primera Guerra Mundial

24 jun 2014 . Actualizado a las 10:49 h.

La historia de Europa se ha escrito a menudo con sangre. La desolación, el sufrimiento y la pobreza que trajeron consigo las dos grandes guerras del siglo pasado fueron el acicate para que las potencias europeas pusiesen fin a sus luchas fraticidas a mediados del siglo XX. Entonces el sueño de una Unión Europea abrió las puertas al período más pacífico y de mayor prosperidad que recuerda el continente.

Cien años después de la Primera Guerra Mundial, los 28 líderes de la Unión se reunirán este jueves en Ypres, la ciudad belga que fue testigo de las cruentas batallas libradas entre las fuerzas alemanas y el bando aliado, con Francia y Reino Unido a la cabeza, durante una contienda por la supremacía en Europa que duró más de cuatro años y dejó millones de muertos.   

En la cumbre, las naciones entonces enfrentadas rendirán un homenaje conjunto a los caídos en la que fue una de las zonas más castigadas del frente occidental. Bélgica se había declarado neutral al inicio de la contienda pero el ejército alemán violó sus fronteras para poder invadir territorio francés y llegar más fácilmente hasta París. Lo que parecía una tarea fácil para los germanos se convirtió en un verdadero infierno para los soldados de ambos bandos. La flamenca Ypres resistió, cayó y fue reconquistada a los alemanes gracias al apoyo de británicos y franceses. Sin embargo, la resistencia belga durante las cinco grandes batallas que se libraron en la región tuvo un alto precio: 400.000 muertos.

La ambición germana, entonces materializada a través de las armas, llevó al ejército a utilizar por primera vez en 1915 armas químicas para aniquilar a los efectivos del bando aliado y asediar con mayor facilidad el territorio. El gas venenoso mermó las fuerzas de belgas, ingleses y franceses pero no evitó la derrota de Alemania.

La cicatriz que dejaron las batallas de Ypres fue imborrable. Todavía hoy sus campos contienen minas que quedaron olvidadas bajo tierra. Desde 1928 una brigada de músicos toca todas las tardes bajo la Puerta de Menin, un monumento en memoria de los soldados británicos y de la Commonwealth caídos, el Last Post, una melodía que indicaba a los soldados que la jornada de lucha había terminado.

Este viernes la audiencia no se limitará a los turistas que acuden a Ypres para rememorar uno de los episodios más negros de la historia de Europa. La ciudad se prepara para recibir a los líderes europeos que además harán entrega de un recordatorio especial: Un banco con la palabra paz inscrita en las 24 lenguas de la Unión. «Será una ceremonia muy emotiva porque estaremos dando testimonio de lo que es Europa: Un proyecto de paz, de solidaridad, de cooperación», anticipó el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy.

El recuerdo de la Gran Guerra sigue vivo en la memoria de los europeos y de sus líderes, quienes tienen por delante el reto de forjar el futuro de Unión en horas bajas y eso será lo que planteen en su reunión del jueves. Las pasadas elecciones europeas han despertado en países como Francia y Reino Unido fantasmas que parecían olvidados. El auge de la extrema derecha, el euroescepticismo, las proclamas antiinmigración, el negro panorama económico y la mala gobernanza exigen a los líderes de la UE que aborden un debate profundo sobre una mayor integración y sobre el rumbo que debe tomar una UE todavía en construcción.