El Ejército de Turquía no intervendrá en la crisis política. Así lo dejó claro ayer en un comunicado colgado en su pagina web, después de que la prensa progubernamental sugiriera que la investigación sobre corrupción urbanística y financiera podría ser un complot montado para desencadenar un golpe militar.
«Las Fuerzas Armadas turcas (TSK) no quieren verse implicados en los debates políticos. Pero seguirán de cerca la evolución de los asuntos que atañen a los derechos personales de nuestras fuerzas relacionados con el Estado de derecho y la justicia básica», dice la nota.
La aclaración coincide con la publicación en un diario afín al Gobierno islamista de un artículo de un consejero político de Erdogan, en el que sugiere que el escándalo podría ser motivado para abrir paso a una intervención del Ejército.
No sería la primera vez que los militares intervienen en la marcha política del país euroasiático. Muchos turcos comparan la situación actual con las semanas anteriores al golpe de Estado de 1980, cuando se inició la última dictadura militar de Turquía. No obstante, la cúpula castrense ha perdido desde entonces el papel de árbitro supremo de la política que mantuvo hasta inicios del siglo XXI, sobre todo tras la purga de Erdogan.
La crisis política ha provocado un fuerte nerviosismo en los mercados. La lira turca cayó a 2,1661 por dólar, un nuevo mínimo histórico.
Mientras, la Unión Europea pidió a Turquía que trate de manera «transparente e imparcial» las investigaciones abiertas sobre corrupción.