¿Se podría haber evitado tanto daño?

Miguel A. Murado

INTERNACIONAL

12 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Muchos empiezan ya a cuestionar el papel de las autoridades en la tragedia de Filipinas. Sobre todo, se comparan las medidas tomadas allí con las que han puesto en práctica las autoridades de Vietnam, también golpeado por el mismo tifón Haiyan. Mientras que la evacuación en Vietnam se ejecutó con rapidez y eficacia, la de Filipinas fue más lenta y las estructuras de los refugios no estaban preparadas, en muchos casos, para resistir el impacto de la tormenta.

Se apunta también a la falta de centralización de las decisiones políticas en Filipinas, donde los gobernadores pueden actuar con total autonomía. En Vietnam, en cambio, las órdenes se ejecutaron con mayor diligencia gracias a la estructura centralizada del Partido Comunista. Es de sospechar que será, precisamente, sobre el gobernador de la región de Leyte que caerá la petición de responsabilidades si sigue creciendo la ira popular.

Con los datos con los que se cuenta, sin embargo, todo indica que sería una injusticia. Lo cierto es que la excepcionalidad de este tifón habría superado cualquier dispositivo, por eficaz que hubiese podido ser. Con vientos de más de trescientos kilómetros por hora y olas de quince metros, estamos hablando del mayor tifón desde que existen datos, la mayor tormenta de la historia del Pacífico y una de las mayores en la historia en general. El grueso de las víctimas se produjo en una región relativamente pequeña, de hecho, una vez que la tormenta tomó un giro inesperado al hacer contacto con tierra. A su llegada a Vietnam, sin embargo, el tifón había perdido mucha de su fuerza.

Tampoco se pueden comparar las dificultades que entraña la evacuación en un país y el otro. Mientras que Vietnam es una masa de tierra compacta, Filipinas es un laberinto compuesto de más de siete mil islas de las que solo se puede salir en ferri. Aun así, las autoridades filipinas lograron evacuar a casi un millón de personas, un número mayor de desplazados que en Vietnam. El mismo plan de alojamiento en refugios preexistentes había funcionado en la India apenas hace unas semanas al paso del ciclón Phailin, que al final dejó un rastro de veinticinco muertos. Pero la intensidad de Haiyan hizo inútiles esas defensas. Muchos murieron, desgraciadamente, aplastados en los refugios, pero podrían haber sido más los que perecieron ahogados por no acudir a ellos. Habrá que esperar antes de anticipar culpas.