La gran esperanza de la izquierda se queda corta

Mercedes Lodeiro REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Su larga experiencia en los gobiernos de Prodi y D'Alema pesó menos que su campaña insulsa

26 feb 2013 . Actualizado a las 11:30 h.

A Pier Luigi Bersani se le puede criticar por su falta de carisma y por una campaña insulsa, pero no por falta de experiencia. No es un político que haya surgido producto de las nuevas tecnologías, del populismo barato o de una campaña orquestada en algún despacho de agencia de comunicación.

Bersani cuenta con bagage. Fue consejero regional y presidente de Emilia Romagna (1993-1996), una de las regiones más prósperas. Ocupó la cartera de Industria con Romano Prodi, de Transportes con Massimo D´Alema y de Desarrollo Económico otra vez con Prodi, y fue eurodiputado.

A este excomunista dispuesto a devolver a Italia las políticas sociales truncadas por la austeridad impuesta por el pragmático Mario Monti no le tembló el pulso al plantarle cara en cuestiones como la reforma laboral, amenazándolo incluso con retirarle su apoyo.

Siendo ministro de Industria, ya tomó decisiones firmes como firmar la ley de liberalización eléctrica y obligar a la empresa pública Enel a vender sus empresas subsidiarias de producción eléctrica. Bersani también abrió Italia a las grandes superficies comerciales y estas, a los medicamentos. Se granjeó así la simpatía de los medios económicos e industriales. De algunos claros, porque ahora llegó Berlusconi ofreciendo en campaña amnistía fiscal y bajada de impuestos.

En las propuestas de Bersani está crear un sistema fiscal que recaiga sobre los grandes patrimonios financieros e inmobiliarios para aligerar la presión sobre asalariados y empresas (el desempleo supera el 11 %, en España el 26 % ) Sus prioridades serán pues la creación de empleo y disminuir la «brecha de la desigualdad», y atenuar la reforma de las pensiones.

Otra de sus responsabilidades será recuperar la credibilidad en la clase política, salpicada por numerosos casos de corrupción, por cierto no castigados en las urnas como debieran.

Este hijo de empleado de gasolinera se licenció en Filosofía con una tesis sobre el papa Gregorio el Magno, el primer monje en alcanzar tal dignidad. Y de su máxima «la paciencia consiste en tolerar todos los males ajenos con ánimo tranquilo, y en no tener ningún resentimiento con el que nos los causa» puede incluso llegar a ser amigo de viaje, eso sí, solo por necesidad, de su antihéroe Berlusconi. La paciencia ya la mostró en el 2007, cuando en la elección de secretario general del PD apoyó a Walter Veltroni y esperó hasta el 2009 para ser candidato en primarias (60%) y secretario general del partido.

Bersani, el alma de la izquierda, estaría dispuesto a pactar con el centrista Monti. Primero tendría que convencerlo del postulado del papa Gregorio, pues Bersani no quiere romper con Izquierda, Ecología y Libertad, con la que Monti ve «incompatibilidad política».