Afectados por la matanza en la isla de Utøya piden que sea un museo de la paz

EFE

INTERNACIONAL

Han pedido que se conserve como está para que sirva de museo de la paz y de recordatorio de la masacre

26 sep 2012 . Actualizado a las 12:25 h.

Dos centenares de afectados por la matanza de la isla de Utøya (Noruega), donde murieron 69 personas hace un año en el atentado contra el campamento de las Juventudes Laboristas, han pedido que se conserve como está para que sirva de museo de la paz y de recordatorio de la masacre.

La petición ha sido formulada en una carta y enviada a las Juventudes (AUF, por sus siglas en noruego), dueñas de la isla, y a los ayuntamientos implicados, informó hoy el canal noruego TV2.

El secretario general de las AUF, Eskil Pedersen, había anunciado hace unas semanas los planes destinados a la isla, que incluyen el derribo de algunos escenarios de la matanza, así como su idea de volver a organizar en el futuro el campamento anual, aunque no se celebrará más un 22 de julio, aniversario de la masacre.

«Si derriban la cafetería y la caseta de bombeo como está planeado, derribarán una parte de la historia. El 22 de julio ocurrió. Es una parte de nuestra historia, pero también de la de Noruega», declaró Vanessa Svebakk, una de las firmantes y cuya hija fue una de las víctimas del ultraderechista Anders Behring Breivik.

Durante la presentación de los nuevos planes, la cúpula de las AUF se había mostrado comprensiva con quienes critican la reforma de Utøya, pero defendió a la vez el apoyo mayoritario a la idea de reconstruirla y de honrar a las víctimas usando la isla.

«Recuperar la isla» fue un lema lanzado por Pedersen horas después de la matanza y al que se sumaron también muchos supervivientes, mientras otros mostraban su oposición.

«Utøya es para nosotros Auschwitz. Para algunos afectados, la cafetería es nuestra cámara de gas. No puedes celebrar conciertos en un lugar donde 69 personas fueron asesinadas», dijo Svebakk.

Breivik hizo estallar una furgoneta bomba el 22 de julio de 2011 en el complejo gubernamental de Oslo, lo que causó 8 muertos; y justo después se fue en coche a Utøya, al oeste de la capital, y cometió allí una matanza en la que murieron 69 personas.

El tribunal de Oslo le condenó el pasado 24 de agosto a la pena máxima de 21 años de custodia, que se pueden prorrogar de forma indefinida, al considerar que no es un enfermo mental y que es penalmente responsable de sus actos.